Este domingo y apenas un día después de haber dicho que no le daba “pelota” al hecho de que otros países del mundo y de América Latina hayan comenzado sus procesos de vacunación y Brasil no, el presidente Jair Bolsonaro expresó que el gobierno sí está interesado en tener cuanto antes una vacuna a disposición.
“Tenemos prisa en conseguir una vacuna segura, eficaz y de calidad, elaborada por laboratorios debidamente certificados. Pero la cuestión sobre la responsabilidad por las reacciones adversas es un tema de gran impacto que debe ser bien clarificado”, escribió el mandatario ultraderechista en sus redes sociales, según consignó el diario Folha de São Paulo.
Además, y negando un rumor que se ha escuchado mucho en Brasil durante las últimas semanas, expresó que no está interfiriendo en el proceso de certificación de vacunas que debe llevar a cabo la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa) y aseguró que ni bien la entidad dé su autorización, el inmunizante será ofrecido a la población de manera inmediata.
“El presidente de la República, si ejerce presión por la vacuna, sería acusado de injerencia e irresponsabilidad. Ni bien un laboratorio presente su solicitud de uso de emergencia, o registro en Anvisa, y esta última proceda a su análisis completo y la acepte, la vacuna será ofrecida a todos y de forma gratuita y no obligatoria”, escribió.
Estas expresiones del mandatario contrastan con sus declaraciones del sábado durante una recorrida por las calles de Brasilia, en la que visitó algunos comercios, rodeado de personal de seguridad, simpatizantes y periodistas. Cuando algunos de estos últimos le preguntaron si su gobierno se sentía presionado por el hecho de que otros países ya empezaron sus planes de vacunación contra el coronavirus, Bolsonaro respondió: “Nadie me presiona para nada, yo no le doy pelota a eso”. Y agregó: “Siendo responsable con el pueblo, no se le puede aplicar cualquier cosa”.
Mientras en países de América Latina como México, Chile y Costa Rica la campaña de vacunación contra el nuevo patógeno comenzó la semana pasada y en Argentina se pondrá en marcha este lunes, en Brasil todavía no hay un plan definido sobre qué vacuna y en qué fecha se comenzará a aplicar.
De acuerdo a lo que informaron medios brasileños, la previsión del Ministerio de Salud que encabeza el general Eduardo Pazuello es tener a su disposición al menos 150 millones de dosis durante el primer semestre del año que viene, sumando las vacunas de Pfizer, las de AstraZeneca y las que se están produciendo en el Instituto Butantan de San Pablo, que son las Coronavac, elaboradas originalmente por el laboratorio chino Sinovac. Entre estas vacunas, la única que ya obtuvo una autorización de emergencia en otros países fue la de Pfizer y BioNTech, pero el gobierno brasileño todavía no cerró el contrato para su adquisición.
En su mensaje publicado este domingo, Bolsonaro destacó que cuatro laboratorios están desarrollando estudios clínicos de vacunas en Brasil –uno de los países más golpeados por la pandemia–, pero dijo que ninguno de ellos presentó hasta el momento un pedido de registro o de uso de emergencia. “La Anvisa es una dependencia del Estado, no del gobierno. Su desempeño es independiente y reconocido en todo el mundo por la excelencia de las tareas que realizan sus funcionarios”, agregó el presidente.
Sobre Bolsonaro también pesan acusaciones de estar boicoteando la autorización de la Coronavac –como ya se dijo, de origen chino– porque el uso de esta vacuna significaría un enorme triunfo político del gobernador del estado de San Pablo, el centroderechista João Doria, quien anunció que pretende comenzar con el plan de vacunación en su estado en enero, de forma independiente a lo que decida el gobierno federal. Doria en este momento es uno de los más acérrimos enemigos políticos de Bolsonaro, quien lo ve como un claro competidor para las elecciones presidenciales que se realizarán en 2022, en las que el actual mandatario pretende ser reelecto.