Un bombardeo en la provincia de Idlib mató a 33 soldados turcos el jueves de noche. En respuesta, Turquía pidió ayer ayuda a la OTAN y lanzó una advertencia a Europa. “Como resultado del ataque los [refugiados] que están en Turquía se dirigen hacia Europa, y los que se encuentran en territorio sirio se dirigen a Turquía”, dijo un portavoz del partido gobernante Justicia y Desarrollo, Ömer Çelik. Finalmente, el gobierno ratificó que no cambiará su política de fronteras, pero la advertencia quedó planteada para los europeos. También generó expectativas en los refugiados sirios, que se acercaron a la frontera con Grecia con la esperanza de poder cruzarla, informó la agencia de noticias Efe.

La muerte de los soldados generó también tensiones entre Turquía y Rusia. El gobierno de Recep Tayyip Erdogan responsabilizó por el bombardeo a Siria y a sus aliados, entre ellos Moscú. El Ministerio de Defensa ruso negó haber participado en los bombardeos, pero criticó a Turquía por no haber informado que tenía soldados en la zona, y dijo que estos combatían junto a grupos terroristas.

En la sede de la Organización de las Naciones Unidas, en Nueva York, Turquía afirmó que mantendrá sus tropas en Idlib y que responderá ante cualquier ataque.