Pese a la pandemia de coronavirus, sesionó este viernes la Asamblea Nacional Popular de China, el órgano legislativo con casi 3.000 delegados que se reúnen anualmente en el Gran Salón del Pueblo de Pekín. El primer tema que se trató fue una ley de seguridad que tiende a aumentar la presión sobre Hong Kong, territorio autónomo pero que legalmente depende del gobierno central chino. Tras su devolución a China, en julio de 1997, la ex colonia británica goza de autonomía por lo menos durante 50 años, de acuerdo con el principio de “un país, dos sistemas”.
La asamblea suele sesionar en marzo, pero en esta ocasión fue postergada debido al brote de covid-19. En una jugada política que tiene señales hacia la interna, pero también hacia al exterior, desafiando principalmente a Estados Unidos, el gobierno del presidente Xi Jinping propuso un paquete de medidas para reforzar su control sobre el territorio de Hong Kong mediante la legislación de seguridad nacional. El gobierno chino argumentó que en Hong Kong operan extranjeros que pretenden deshacer la cohesión del territorio chino.
En respuesta a las medidas que se estaban tratando en la asamblea, en Hong Kong comenzaron a realizarse protestas contrarias al gobierno de China. Los manifestantes acusan al gobierno de Pekín de dejar de lado el estatus legal distintivo de Hong Kong y adoptar una política intervencionista.
Durante la apertura de la multitudinaria sesión parlamentaria, los líderes expresaron su confianza en que China había logrado superar la crisis generada por la pandemia más rápido y con mayor eficiencia que prácticamente todos los demás países del mundo. El primer ministro Li Keqiang, en su discurso anual ante la Asamblea, expresó: “A través del arduo trabajo y el sacrificio de toda nuestra nación, hemos logrado importantes logros estratégicos en nuestra respuesta a la covid-19”.