Alberto Fernández anunció, al asumir la presidencia de Argentina, que dispondría la intervención de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), una tarea a cargo de la cual puso a la ex fiscal Cristina Caamaño. Las sospechas de irregularidades en la AFI no son nuevas, pero se intensificaron cuando la muerte del fiscal Alberto Nisman, en enero de 2015, después de la cual, ya en el gobierno de Mauricio Macri, el órgano pasó a un segundo plano. Hoy se sabe que eso sucedió sólo en el debate público, porque tras bambalinas se seguía encargando de investigar y hasta de espiar a políticos, sindicalistas, empresarios, jueces, periodistas y artistas.

Caamaño ha presentado varias denuncias en este sentido ante la Justicia. En la primera de ellas detalló que fueron espiados los correos electrónicos de al menos 100 personas y unos días después fue imputado el ex presidente Macri, que habría ordenado o estado al tanto de estas maniobras. Unos días después el conductor de televisión Marcelo Tinelli aseguró en Twitter que durante la gestión de Macri “te escuchaban los teléfonos, te leían los mails, te apretaban con la AFIP”, la entidad recaudadora de impuestos.

Esas acusaciones fueron respondidas en la misma red social por la ex titular de la Oficina Anticorrupción, quien dijo que Tinelli debería estar agradecido por el trato que recibió durante el gobierno anterior, sin aclarar a qué se refería.

Caamaño presentó otra denuncia el viernes. En ella da cuenta de las investigaciones de la AFI antes de habilitar las acreditaciones de los periodistas para acceder a dos cumbres que se hicieron en Buenos Aires y a las que Macri les dio mucha importancia simbólica: la del G20 y la de la Organización Mundial del Comercio (OMC). El organismo hizo una ficha para cada periodista, en la cual figuraba su recorrido profesional, pero también apuntes sobre sus opiniones políticas de acuerdo a sus manifestaciones en redes sociales e incluso de acuerdo a los antecedentes familiares. Así, se señala que la periodista de Clarín Marina Gilbert Aizen es hija de un periodista que fue “corresponsal de la agencia TASS, órgano oficial de la ex URSS y miembro del Partido Comunista”; que el fotógrafo de Ámbito Financiero Ignacio Petunchi “comparte permanentemente posteos en contra del gobierno”; que la periodista Estefanía Pozzo es “una activa feminista”, y que el periodista Román Lejtman “maneja una línea de pensamiento muy alineada con la del gobierno”, informó el diario Página 12, que accedió a las fichas de los periodistas encontradas en la AFI que serán entregadas este lunes a la Justicia.

Entre los hallazgos también hay un informe de una actividad interna del Partido de los Trabajadores Socialistas, que propuso una agenda alternativa durante la cumbre de la OMC. La información trata de lo ocurrido en un encuentro, y se desconoce si se obtuvo por medio de uno de los participantes y si el partido fue infiltrado por un agente de la AFI, indicó Página 12.

Esta es parte de la información que estará en las carpetas que entregará Caamaño este lunes para respaldar la denuncia que presentó el viernes por “producción de inteligencia ilegal” en perjuicio de casi 500 personas. En su escrito señaló que toda esta información fue recabada sin autorización judicial, sólo a partir de la iniciativa de la AFI y el Ministerio de Seguridad, que en ese entonces dirigía Patricia Bullrich. Caamaño apunta, además, que el trabajo de espionaje de la AFI viola la Ley de Inteligencia Nacional, que establece que los organismos de inteligencia no van a “obtener información, producir inteligencia o almacenar datos sobre personas, por el solo hecho de su raza, fe religiosa, acciones privadas u opinión política, o de adhesión o pertenencia a organizaciones partidarias, sociales, sindicales, comunitarias, cooperativas, asistenciales, culturales o laborales, así como por la actividad lícita que desarrollen en cualquier esfera de acción”.