Desde ayer y hasta el domingo se desarrollará en forma virtual la primera cumbre de la organización denominada Internacional Progresista, presentada formalmente en mayo, y que tiene como objetivo, de acuerdo con su carta fundacional, “fomentar la unión, coordinación y movilización de activistas, asociaciones, sindicatos, movimientos sociales ante el avance del autoritarismo”. Esta cumbre originalmente se iba a se iba realizar en forma presencial en Reikiavik, la capital de Islandia, pero debido a la pandemia de covid-19 se organizó de manera virtual.

La Internacional Progresista tuvo como impulsores al Movimiento Democracia en Europa 2025, cuyo principal referente es el ex ministro de Economía griego Yannis Varoufakis, y el Instituto Sanders, creado en 2017 por Jane Sanders, la esposa del senador ex precandidato presidencial por el Partido Demócrata estadounidense. “Después de la crisis financiera, los únicos que se unieron fueron los banqueros y los fascistas. Los únicos que no lo hicieron fueron los progresistas”, reflexionó Varoufakis en el momento de la firma de la creación del organismo internacional.

Precisamente, el político y economista fue uno de los oradores en la jornada inaugural de ayer, convocada bajo el lema “Internacionalismo o extinción”. En su intervención, convocó a los progresistas del mundo a que identifiquen a “las empresas multinacionales que abusan de los trabajadores a nivel local” y las denuncien a nivel mundial. Para Varoufakis, la Internacional Progresista debe ser una herramienta que tenga la capacidad de movilizar la solidaridad a través de las fronteras para desafiar el juego sucio de las grandes empresas multinacionales.

Como ejemplo de estas situaciones, el dirigente griego se refirió al caso del empleado de Amazon, Chris Smalls, que en el mes de mayo organizó una huelga en las instalaciones de la empresa, en la ciudad de Nueva York, en protesta por las condiciones laborales en que los trabajadores debían realizar sus tareas durante la pandemia. Debido a esta protesta, Smalls fue despedido por la corporación que es propiedad de Jeff Bezos, una de las personas más ricas del mundo.

Varoufakis dijo que “el liberalismo tiene una agenda, un programa y una línea clara que es reaccionaria” y “no es compatible con la supervivencia humana”. Ante esto, señaló, se debe elaborar “una agenda común para salvar el planeta”, que respete la agenda del medioambiente.

En una línea similar se expresó el historiador y periodista indio, Vijay Prashad, quien también participó en la charla junto a Varoufakis. Prashad, criticó el autoritarismo y el populismo que caracterizan a la actual derecha global, cuyo mascarón de proa es el presidente estadounidense Donald Trump. Dijo que “pensar el futuro no es imposible”, y mencionó la agenda verde que había sido sugerida por Varoufakis. “El pacto medioambiental es fundamental para un escenario en el que podamos pensar en un pasaje” hacia una sociedad más justa, que no esté “controlada por las corporaciones” ni dilapide sus finanzas en gastos militares, expresó Vashad.

Dijo también que no era optimista acerca de estos cambios a corto plazo, porque en su opinión, la izquierda en todo el mundo está en problemas debido a que no tiene una agenda clara, algo que está siendo capitalizado por los liberales y la extrema derecha. También hablaron durante la jornada la periodista y activista canadiense Naomi Klein y el lingüista estadounidense Noam Chomsky.

También integran el consejo de la Internacional Progresista, entre otros, el turco Ertugrul Kürkçü, presidente honorario del Partido Democrático de los Pueblos, el filósofo croata Srećko Horvat y la primera ministra de Islandia, Katrín Jakobsdóttir. A ellos se suman numerosos dirigentes latinoamericanos. Son parte de esta organización el ex candidato presidencial brasileño por el Partido de los Trabajadores Fernando Haddad, el ex presidente ecuatoriano Rafael Correa, el ex vicepresidente boliviano Álvaro García Linera, el ex canciller brasileño Celso Amorim, el político y activista chileno Giorgio Jackson, la actual ministra de las Mujeres, Géneros y Diversidad de Argentina, Elizabeth Gómez Alcorta, y la diplomática argentina Alicia Castro.

Ayer, Castro participó en el marco de la cumbre en un debate llamado “Lawfare y la lucha por la democracia en América Latina”, junto al dirigente colombiano Gustavo Petro, el candidato presidencial boliviano Luis Arce, del Movimiento al Socialismo, y el candidato ecuatoriano Andrés Arauz, del Frente Unión por la Esperanza, que integra a los movimientos Revolución Ciudadana y Centro Democrático.

Poco antes de participar en el encuentro, Castro dijo al diario argentino Página 12 que “es imprescindible debatir a nivel global un repertorio de alternativas posibles, reunir la fuerza para presentarlas y exigir soluciones políticas. La pregunta es: ¿quién paga la cuenta de la pandemia? La única respuesta posible es que paguen más los que más tienen; es un imperativo ético”.

Esta dirigente, que fue embajadora argentina en Venezuela y Reino Unido y fue recientemente designada por el presidente argentino Alberto Fernández para ser la embajadora del país en Rusia, expresó que la cumbre de la Internacional Progresista brindará una oportunidad de generar una gran conversación global sobre temas relevantes.

“Estamos viviendo en medio de una tercera guerra mundial, donde proliferan el caos y la violencia. En este contexto ha florecido un gran debate entre pensadores, filósofos y cientistas políticos, pero este debate tiene que permear y orientar a la política”, dijo Castro. “Podemos distinguir dos grandes tendencias, que se pueden resumir en las posiciones del filósofo esloveno [Slavoj] Zizek, que augura que la pandemia le dará un golpe ‘a lo Kill Bill’ al capitalismo y habrá una reinvención del comunismo basado en la confianza, la solidaridad y la ciencia; y la del surcoreano Byung-Chul Han, que advierte que tras la pandemia el capitalismo continuará con más pujanza porque el virus nos aísla y no genera sentimientos colectivos, y traerá aparejado un mayor control de los estados y restricciones a las libertades individuales”, afirmó.

La diplomática tiene un largo historial de militancia sindical desde los tiempos en que trabajó en Aerolíneas Argentinas, y llegó a ser Secretaria General de la Asociación Argentina de Aeronavegantes. Desembarcó en el mundo de la política cuando fue electa diputada en 1997 por la entonces opositora Alianza.

Acerca de la realidad regional marcada por el coronavirus, Castro expresó que América Latina “es la región más desigual del mundo”, y recordó el dato de que “durante la pandemia ha surgido un nuevo milmillonario ‒en mil millones de dólares‒ cada dos semanas, mientras millones de personas que eran de clase media caen en la pobreza y los más pobres, en la miseria”.

Ante esta realidad la política argentina planteó que “es imprescindible poner un impuesto permanente y progresivo a las grandes fortunas; hay que recuperar una idea de tiempos de guerra, un impuesto a las ganancias extraordinarias por efecto de la pandemia en sectores como el comercio virtual, el sector tecnológico y el sector farmacéutico. Hay que pensar un impuesto a la actividad digital, que ya ocupa 40% del Producto Interno Bruto regional; hay que acabar con los paraísos fiscales, y los paquetes de rescate público tienen que estar condicionados” y no se deben “dar a empresas que operen en paraísos fiscales, tengan deudas impositivas o repartan beneficios entre sus accionistas”. Por último, Castro dijo que “la pandemia ha descorrido el velo y nos muestra con toda crudeza dos cuestiones: el fracaso del actual sistema económico y la violencia de la desigualdad”.