“Nos cuesta relacionarnos con el Frente Amplio [FA] porque es muy difícil saber qué es el Frente Amplio y quién es el Frente Amplio”. La frase que dijo el presidente Luis Lacalle Pou al diario argentino La Nación el 7 de abril generó indignación en la fuerza política opositora, y fue condenada de forma unánime por toda la coalición de izquierda. Pero la última afirmación del mandatario deja entrever una realidad interna: mientras que los liderazgos en el Frente Amplio están en pleno proceso de renovación, las actuales autoridades partidarias están en proceso de retirada.

El mandato del presidente del FA, Javier Miranda, termina el 31 de mayo, y en la interna de la fuerza política todavía no está resuelto si seguirá hasta que haya elecciones o si será sustituido por una conducción colectiva hasta las próximas elecciones internas. Todo esto a la par del alejamiento de que quien fuera su figura más cercana en la conducción, el exsenador Rafael Michelini, quien renunció tras asegurar que iba a haber aglomeraciones en los barrios para la junta de firmas en contra de la ley de urgente consideración si es que no se aplazaba la recolección. Miranda no respaldó sus dichos, aunque su capacidad de conducción fue criticada por varios sectores y delegados de base de la fuerza política, que consideraron que la decisión debió tomarse de forma colectiva.

Además de estar de salida, Miranda no tiene la mejor relación con Lacalle Pou, según reveló esta semana el intendente de Salto, el también frenteamplista Andrés Lima. El jerarca aseguró en una entrevista con la radio M24 que en el encuentro de esta semana de los intendentes de la coalición de izquierda con el presidente, este confesó que no se reunía con el FA orgánicamente porque su relación con Miranda no era buena. El único encuentro entre ambos fue el 20 de marzo de 2020. Luego Lacalle Pou se reunió con otros dirigentes frenteamplistas, como el expresidente de ASSE Marcos Carámbula, o, en varias oportunidades, con los intendentes Yamandú Orsi, Carolina Cosse y Lima, pero nunca volvió a recibir al FA ni a sus autoridades.

Para el senador frenteamplista Mario Bergara, la relación personal del presidente con las autoridades del FA de turno no debería ser un obstáculo. “Si se quiere hablar con el FA, hay que hablar con sus autoridades. Y en las relaciones políticas esas cosas van más allá de que alguien le caiga mejor o peor”, dijo el legislador. De paso, dejó en claro que no le gustó el comentario que hizo Lima: “Me parece desafortunado que un compañero haga público esos comentarios. Me gustaría saber cuál fue la respuesta que se le dio cuando el presidente dijo eso”.

También Orsi consideró que la reunión con el FA debe pasar por Miranda. “El FA tiene sus autoridades, tiene un presidente y tiene un equipo que lo acompaña”. Según dijo, “no es de recibo” la excusa de que hay una mala relación entre ambos. En tanto, Cosse calificó como un “exabrupto” la afirmación de Lacalle Pou y dijo que espera que lo corrija. Por otro lado, opinó que “para hablar con el FA se puede hablar con cualquiera, porque después nos hablamos entre nosotros”.

La senadora y exvicepresidenta Lucía Topolansky valoró que la representación del FA está supeditada al tipo de reunión. “Puede ser una mesa de líderes o una mesa de partidos, pero serían dos cosas distintas. En una mesa de partidos, el partido manda a quien cree que lo va a representar, pero si es una mesa de líderes la cosa es más complicada: en el FA hay más de un liderazgo y entonces se complica”, analizó.

Esta situación, agregó, no es exclusiva del FA, que, al igual que la mayoría de los partidos, está en una situación de “transición”: “El PN [Partido Nacional] no ha resuelto su siguiente liderazgo; los colorados nombraron a Sanguinetti de secretario general, que fue una infeliz idea de [Ernesto] Talvi, y está limitado por la edad que tiene; Cabildo Abierto tiene un líder firme pero es un partido de poco tiempo; y luego el Partido Independiente ha tenido una disminución terrible del electorado y tiene un solo diputado, como el Partido de la Gente y el Partido Ecológico Radical Intransigente. La situación de Uruguay es una situación de transición”.

En el caso del FA se suma, dice Orsi, la derrota en las elecciones de 2019, la muerte del expresidente Tabaré Vázquez y la “retirada” paulatina, por su edad, de “los otros veteranos”, también acelerada por la pandemia. “Esto hace que los liderazgos dentro del FA hayan entrado en un período muy particular, de sustitución y reconsideración”.

Liderazgo y presidencia del FA

Con un inminente recambio de la presidencia del FA en los próximos meses, en la interna de la fuerza política ya visualizan posibles cambios tanto en el estilo de conducción como en la forma de elegir esta figura.

Orsi y Topolansky, ambos del Movimiento de Participación Popular, entienden que es necesaria una conducción más colectiva del FA. Según el intendente de Canelones, esto debería darse tanto si Miranda deja el cargo a fines de mayo como luego de que sea elegido el futuro presidente. “Es de pensarse que junto al presidente o presidenta haya un equipo fuerte, que le dé fortaleza a ese presidente o presidenta”, al no haber un líder natural, consideró. Según Orsi, “de repente Tabaré Vázquez o Liber Seregni podían darse el lujo, como todo líder, de mandarse el libretazo, algo que es natural y tiene que pasar. Pero en este caso y en esta coyuntura, eso no es posible”.

¿Esto implica necesariamente que el futuro presidente del FA no será un líder? Para Bergara, al menos es “deseable” que “quien ocupe esa posición tan relevante tenga también dotes de liderazgo”, pero “no necesariamente implica un tema de popularidad o de candidaturas”. “Podría no ser un líder y cumplir un buen rol en la gestión política del FA”, sostuvo.

Por otra parte, Topolansky observó que desde que la presidencia del FA fue ejercida por Seregni o Vázquez no se ven líderes de peso en ese lugar. Quienes les siguieron, Jorge Brovetto, Mónica Xavier y Miranda, tuvieron un margen de maniobra más limitado, y más teniendo en cuenta que en buena parte de ese tiempo la fuerza política fue gobierno.

¿Qué tipo de presidencia se precisa entonces? El senador comunista Óscar Andrade responde que quien ocupe ese lugar deberá tener “muchísimo respaldo”. “No me parece que, a priori, sea alguien que gane con un cuarto de los votos de la interna del FA”, dice, sin mencionarlos pero en una clara referencia a los procesos electorales por los que fueron electos Xavier y Miranda. Para el exsindicalista, debe haber un “amplísimo consenso” tanto sobre el presidente como sobre toda la conducción. “Difícilmente el mejor compañero sin respaldo pueda avanzar”.

Orsi fue aún más lejos y le puso nombre a esa persona: “Soy y sigo siendo partidario de una figura como Marcos Carámbula, porque tiene eso que todo frenteamplista tiene que tener, y en este momento precisamos una dosis de frenteamplismo hasta excesiva si se quiere”.

Cosse aclara que no tiene una “opinión firme” al respecto, pero confiesa que en un momento pensó que el presidente o presidenta del FA debería ser “alguien muy muy joven”, de “veintitantos” años.

El nuevo escenario de liderazgos en el FA

Con los líderes históricos del FA fuera de competencia de cara a 2024 y sin que el liderazgo sea un requisito excluyente para ocupar la presidencia del FA, los potenciales candidatos y figuras clave para la próxima elección empiezan a exhibirse.

Andrade sostiene que si se supera la “fragmentación actual” de sectores, hay “tres grandes espacios”, aunque existe “una cultura frenteamplista superior”, y el desafío pasa por “reagrupar” esos bloques. El primer espacio que visualiza es “una pata muy grande que fue la de [Danilo] Astori y el Frente Liber Seregni”, que a su juicio actualmente “debería articularse mucho más”. “A quien veo con mejores condiciones para eso es Mario [Bergara], pero eso no lo defino yo”, dice.

Luego, sostiene que hay una “pata muy potente” que es “todo lo que tuvo en su entorno Mujica”, ya que “Pepe está dando señales de pasar el testigo”. A su juicio, dos personas podrían tomar ese lugar de liderazgo: Orsi y el senador Alejandro Sánchez.

Por último, Andrade identifica una “tercera sensibilidad” que “es la que se articuló en torno a la candidatura de Carolina [Cosse]”, pero que “debe madurar mucho y crecer”. Ese espacio puede ser conducido por “todos los compañeros que estuvimos en la vuelta”, dice, haciendo referencia tanto a él mismo como a otras figuras como la propia Cosse, el secretario general del Partido Socialista, Gonzalo Civila, o la exsenadora Constanza Moreira.

No obstante, Andrade invita a darle lugar a lo imprevisto y “dejar sorprenderse un poco”. “En el 85 nadie imaginaba que el candidato a la intendencia del 89 iba a ser Tabaré”, ejemplifica.

Bergara cree que es inminente una nueva “estructura” de liderazgos en el FA, pero considera que todavía se está en un proceso de transición y que también hay que ver cómo se van a conformar los nuevos sectores políticos. “Hoy tenemos mucha atomización, pero seguramente vamos a ir a un nuevo dibujo de sectores relevantes, y eso va a ir condicionando los liderazgos”, dijo. El senador agregó que es consciente de que es protagonista de esta nueva etapa: “Hay un conjunto de cuatro o cinco compañeros que hemos sido los que salimos a la arena electoral, porque si bien los liderazgos pueden tener ciertas características personales, en última instancia se legitiman en las contiendas electorales. De los nombres de Carolina, Yamandú, el Boca [Andrade] y quien habla hay que ver cómo evolucionan los procesos de conformación sectorial y las gestiones propias de cada uno en su actividad en el gobierno departamental o a nivel del Senado”. A su juicio, en este momento el FA “necesita un proceso para consolidar una nueva estructura de liderazgos y más adelante ver los temas electorales”.

Topolansky, por su parte, visualiza que hay “tres o cuatro compañeros en las gateras”. Menciona, por ejemplo, a Bergara y Andrade, que “se pusieron en camino en la interna anterior y tengo entendido que van a seguir”, pero advierte que los actuales intendentes, Cosse, Orsi y Lima, pueden tener un problema: “Tienen mucho peso en su departamento, y esto ocurre más en el interior que en Montevideo, pero después les cuesta trascender como figuras nacionales, como le pasó a Carámbula o a Jorge Larrañaga”.

La senadora advierte, sin embargo, que la actual coyuntura va a cambiar muchas cosas. “Hay figuras que destacan, pero faltan cuatro años, y hoy el número de muertos es intolerable. Esto ya no va a ser un escenario tradicional de elecciones, ni en Uruguay ni en el mundo. Va a influir muchísimo una cantidad de cosas y no tenemos que apurarnos sino dejar que transcurra la cosa para verle las patas a la sota. Capaz que tras las elecciones del FA, el escenario se perfila mejor”.

Plenario del FA discute situación sanitaria y estrategia por la LUC

De forma virtual, un Plenario del FA abordará la situación económica, política y sanitaria del país, y los cambios de estrategia que deberá tomar la Comisión Prorreferéndum contra la ley de urgente consideración (LUC) tras la negativa de los partidos de la coalición de gobierno a dejar sin efecto el plazo para presentar las firmas. Los representantes de la fuerza política intercambiarán una readecuación de la estrategia de recolección de adhesiones, teniendo en cuenta que deben alcanzarse casi 700.000 firmas para el 10 de julio. Según dijeron integrantes del plenario, el FA adherirá a la jornada de recolección de firmas que planea llevar adelante el PIT-CNT el 1° de mayo, y buscará fortalecer la campaña de “cercanías” y apoyar publicidad en radio y televisión para aumentar las adhesiones. Si bien el orden del día del Plenario tiene siete puntos e incluye un variopinto abanico de temas, como los documentos de autocrítica, la fecha exacta de convocatoria de elecciones, el ingreso de nuevos sectores al FA, el reglamento del Congreso y los dictámenes del tribunal de conducta política, se espera que el Plenario pase a un cuarto intermedio hasta fines de mayo para tratar el resto de los puntos. Asimismo, la fuerza política emitirá una declaración sobre la actual situación política y sanitaria que vive el país al término del encuentro.