En este momento particular del FA, ¿qué tipo de liderazgo se precisa en la conducción?

Los liderazgos que tuvimos obedecieron a coyunturas particulares. Evidentemente, la conducción tanto de Mónica [Xavier] como de Javier [Miranda] no tienen que ver con el líder instalándose en la conducción, sino con un consenso, un acuerdo, un resultado electoral, que hace que se disponga que esa responsabilidad de la presidencia sea ocupada por aquel o por otro, pero no quiere decir que se imponga o que ocupen ese lugar líderes naturales, sino que se eligió otro camino, y yo creo que es el camino que tenemos que seguir ahora. Me imagino, y creo, que en este momento particular del FA una conducción colectiva sería lo más adecuado.

¿Una conducción colectiva hasta la elección de un nuevo presidente o presidenta?

A partir de que Javier deje la presidencia, el mes que viene, lo mejor sería eso. Y después de las elecciones, es de pensarse que junto al presidente o presidenta haya un equipo fuerte, que le dé fortaleza a ese presidente o presidenta, porque al no ser un líder natural, va a precisar ese respaldo. ¿Qué quiero decir con esto? Que de repente Tabaré Vázquez o Liber Seregni podían darse el lujo, como todo líder, de mandarse el libretazo. Que es natural, tiene que pasar. Tabaré me contó anécdotas donde él tuvo que, a veces, decidir a pesar de la fuerza política. En este caso, y en esta coyuntura, eso no es posible. El respaldo de los colectivos frenteamplistas es vital. En la cotidiana, ante la inexistencia de un líder indiscutido, se va a necesitar una cosa bastante más firme, y jamás nos podemos permitir que el presidente o presidenta dé señales de soledad.

En un momento se pensó que las vicepresidencias del FA podían cumplir ese rol de acompañamiento, ¿eso no funcionó?

No, no fue suficiente, porque creo que se intentó resolver en clave de cuota, y yo creo que la presidencia del FA, del presidente para abajo, necesita mucho de frenteamplismo. Yo soy y sigo siendo partidario de una figura como Marcos Carámbula, porque tiene eso que todo frenteamplista tiene que tener, y en este momento precisamos una dosis de frenteamplismo hasta excesiva, si se quiere. Esto se salva con frenteamplismo y con mucho vínculo con la base, vínculo empático. De repente conseguimos el mejor conductor, porque tiene que ser un zurcidor, un tejedor, pero si no tiene esa llegada a la base, que es la que al final de la historia es el cimiento que te sostiene, va a ser difícil. También es cierto que los problemas de conducción no empezaron ahora, vienen de antes. No nos olvidemos de que cuando el FA asumió el gobierno [por primera vez] decidimos poner a la cabeza de la fuerza política a un ministro. Ahí le erramos y no nos dimos cuenta. No le podíamos pedir a [Jorge] Brovetto que se hiciera cargo bien de las dos cosas. Creo que ahí fue el comienzo de una desatención del tema de la conducción.

Respecto de este organismo colectivo que se instalaría hasta las elecciones, ¿sería deseable que estuviera integrado por las principales figuras del FA en la gestión ‒Carolina Cosse, Yamandú Orsi, André Lima‒, aunque sea en un rol de apoyo o soporte?

El involucramiento siempre es bueno, pero no podemos sustituir lo insustituible. Me acuerdo de que allá en 2005, cuando éramos ocho intendencias frenteamplistas, los intendentes en la estructura política no teníamos espacio. Nunca lo pensamos en su momento. El plenario no tiene un espacio para personalidades, no existe eso, y yo creo que eso no está bien. Creo que tiene que haber un compromiso por parte de aquellos que tenemos responsabilidades nada menos que como intendentes, que es estar involucrado en nuestra fuerza política más allá de nuestros tiempos y de nuestras ganas. Tiene que haber, sí, un espacio de ida y vuelta, y generar ese vínculo tan necesario. Lo que no me parece es que, para los tiempos que vienen, quien conduzca la fuerza política o quien tenga ese rol tenga al mismo tiempo responsabilidades institucionales, por un tema de tiempos y de compromiso. La tarea que se viene para quien conduzca la fuerza política es full time. Y, por otro lado, jamás podemos confundir gestión con política partidaria. Si bien hay puntos de contacto, no está bueno, y la fuerza política debe tener un grado de autonomía tal que le permita navegar más allá de la gestión. No se le puede pedir a la gestión que haga lo que tiene que hacer la fuerza política, o al revés. Entonces, yo no me imagino y no creo conveniente que quienes tenemos responsabilidades de gestión tan importantes asumamos responsabilidades también tan importantes en la fuerza política, porque se confunde.

Pero sí te parecería bien conformar una especie de ámbito de apoyo o asesor donde estén presentes los intendentes, que pueda ayudar también a acercar la fuerza política al interior.

Claro. Al interior no, a la gestión. Analicemos el período anterior: una de las cosas que nos pasó es que el gobierno iba por un lado, la fuerza política iba por otro, pero al final nos confundíamos y pensábamos que la fuerza política estaba en el gobierno, y nos olvidamos de la calle Colonia. No es que la balanza se incline para un lado o para el otro, tiene que haber un equilibrio necesario, que tantas veces lo discutimos y tan pocas veces lo instrumentamos. Entonces, nosotros [los intendentes] deberíamos ser no como un ámbito de apoyo al presidente, sino como un ámbito de referencia de la conducción del FA. No podemos sustituir el análisis político típico de una fuerza política con gestión de las intendencias, pero tampoco podemos estar tan descolgados.

¿Cómo evaluaste la decisión de que Rafael Michelini se apartara de la secretaría política del FA?

Yo creo que fue más que acertado el proceso. Se le puso la tapa al tema, que ya se había instalado como el “gran escándalo”; no era tan así, pero hay que entender que hoy el tema de la comunicación es parte esencial en el proceso político. Hubo mucha madurez por parte de Rafael al decir: “Bueno, si la fuerza política piensa distinto a lo que yo planteé, tengo que dar un paso al costado”. Así pasó, y se terminó el tema ahí. Ahora, a Rafael lo quiero siempre en mi equipo, y estoy seguro de que va a tener otras responsabilidades a futuro. Y el presidente Javier [Miranda] hizo lo que tenía que hacer, y creo que a más de uno le debe haber movido las estanterías, porque la forma en que lo resolvió el FA no lo hacen otros partidos. Acá se dio un paso importante en aquello en que nosotros solemos muy seguido errar, que es el timing de la comunicación. No fue un hecho tan grave, fue una especie de accidente de comunicación, como dijo Pepe [Mujica], pero se desenchufó rápido.