Hace un par de semanas volvió a marcar presencia en las sesiones del Parlamento. Nadie sabe cuánto tiempo se quedará ni cuándo se volverá a ir. La presencia de Juan Sartori en la Cámara de Senadores ha sido intermitente, y la coordinación con los diputados de su sector es nula.
La última sesión a la que asistió el año pasado fue el 9 de diciembre. Volvió al Palacio Legislativo para la comparecencia del presidente Luis Lacalle Pou el 2 de marzo y participó en algunas sesiones durante ese mes. En lo que va de este año, concurrió a seis sesiones y no fue citado por licencia en ocho oportunidades.
También preside la Comisión de Industria, que sesionó en marzo y el miércoles pasado. “Tarde de puesta a punto en la Comisión de Industria del Senado, con la presencia de Omar Paganini”, escribió en su cuenta de Twitter durante una reunión virtual con el ministro de Industria, Energía y Minería, y compartió una foto. Según dijeron fuentes nacionalistas, el senador va “picoteando” y aparece en algunas sesiones, pero “no está inmerso en los temas”; por ejemplo, no ha participado en reuniones de los nacionalistas con el ministro para analizar el tema de los combustibles.
A fines de febrero presentó su primer proyecto de ley, que retomaba una iniciativa presentada por ediles de su sector en Rivera para transparentar el proceso de administración de las vacunas contra el coronavirus. También ha opinado sobre las medidas del gobierno en torno a la emergencia sanitaria en su cuenta de Twitter. En enero, por ejemplo, dijo que se había apostado por la “libertad responsable”, pero “no alcanzó”. “Actividades con riesgos deben ser canceladas e industrias afectadas deben ser apoyadas por subsidios, exoneraciones y todo lo necesario”, apuntó.
El comentario despertó críticas entre sus correligionarios, quienes cuestionaron su ausencia en el marco de la emergencia sanitaria. “Quizás cuando retornes de tus vacaciones en Marbella le puedes contar a la bancada de senadores en qué consisten concretamente [tus propuestas]. Todos estamos muy preocupados”, escribió en su cuenta de Twitter el senador Jorge Gandini. “Juan, la distancia en la mirada te distorsiona la realidad. Esto no es Londres”, sostuvo en la misma red social Sebastián da Silva.
Sartori tampoco ha generado una coordinación legislativa con los integrantes de su sector. De hecho, ante la falta de un intercambio cotidiano, los diputados nacionalistas Pablo Viana y Álvaro Dastugue trabajan de forma autónoma en la Cámara de Diputados.
Caminos independientes
Al ser consultado por la diaria, Dastugue se limitó a decir que no participa en las coordinaciones del sector de Sartori. El diputado adelantó que está trabajando para crear un grupo independiente, que ya tiene presencia en el directorio del partido y tiene carácter nacional. “Estamos afinando una agrupación nacional. Tenemos asamblea dos veces por mes a través de Zoom con todos los dirigentes del país que nos acompañaron en el proceso electoral pasado y estamos fortaleciéndonos. De hecho, estamos haciendo un curso de capacitación política todos los viernes a todos nuestros dirigentes del país, con docentes internacionales”, sostuvo.
La novel agrupación se llama Plan País. El grupo está integrado por quienes adherían al sector Esperanza Nacional, liderado por la exsenadora Verónica Alonso. “Esta es la agrupación que sacó 39.000 votos en la elección interna del período pasado. Trabajábamos y estábamos juntos con Verónica Alonso, hoy ya no estamos con ella, ya no nos llamamos más Esperanza Nacional, nuestra agrupación se denomina Plan País y somos prácticamente los mismos con algunos nuevos compañeros que se sumaron luego de la interna, ya rumbo a las elecciones departamentales”, detalló.
En tanto, Viana, el otro diputado electo por el “sartorismo”, remarcó que es “autónomo, totalmente”. El legislador destacó que tiene un “vínculo personal” desde hace años con Sartori y que le tiene mucha estima y admiración. Fue su jefe de campaña y trabajó en el armado del plan de gobierno cuando el empresario presentó su precandidatura presidencial. “Desde el punto de vista político, en este espacio que la prensa ha denominado ‘sartorismo’ la realidad es que no hay acuerdo de cuáles son los lineamientos programáticos que hay que seguir”, explicó a la diaria.
“En la medida en que yo iba avanzando en algunos proyectos ha habido algunos desacuerdos o visiones encontradas por la oportunidad o temática que manejaba. Yo me siento muy representado por la libertad y es un poco el apostolado político que hago en redes o con la gente que me rodea, y hay gente que quizás, como algunas ideas pueden ser políticamente incorrectas, prefiere no armar tanto lío y quedarse en una posición de statu quo”, afirmó Viana. Por ejemplo, sostuvo, que “incomodó” en el sector que presentara el proyecto para establecer la obligatoriedad de la personería jurídica de los sindicatos en la Comisión de Legislación de Trabajo.
Hace un par de semanas, Viana conversó con Sartori sobre sus iniciativas y el estado de situación del sector. “Nos sinceramos sobre este tema y le planteé que no me sentía del todo cómodo porque entiendo que los demás no están copados con que yo promueva las ideas que promuevo. Juan está muy de acuerdo con esas ideas pero entiende que no es el momento político para hacerlo. Entonces, si bien estamos dentro de un mismo sector, se pactó tener cierta autonomía al momento de hacer los planteos y de los temas de agenda”, explicó.
Si bien puntualizó que Sartori ha hecho “algún tipo de aporte” en el Senado en distintas áreas, reconoció que “no hay una coordinación temática del sector, esa es la realidad”. En ese sentido, explicó que el sartorismo no existe como “espacio de intercambio”. “Quizás los comentaristas de política entienden que somos parte de la bancada que fue electa por el sartorismo, eso es así y es real, pero la realidad es que desde el punto de vista del funcionamiento, funcionamos de manera autónoma y no hay una coordinación”, subrayó.
Un futuro incierto
Viana dijo que es “difícil” pensar en el futuro del sector. El diputado estima que recién en 2023 analizarán si pueden organizarse en un “mismo espacio o cada uno tendrá que dar un apoyo donde se sienta más representativo”. “No es que yo tenga malestar, pero uno dentro de un mismo espacio lo que al menos espera es intentar tener una coordinación en las ideas e iniciativas, y eso se ha visto debilitado en este último tiempo”, afirmó.
En tanto, destacó que el grupo Avanza Uruguay ha generado una estructura en el interior muy “interesante”, aunque explicó que todavía “no hay una definición macro” de qué van a hacer a futuro. En las elecciones internas, de cara a las elecciones de octubre, el sector se dividió en tres áreas: “Todo por el Pueblo, que estaba representado por Alem [García], fue la estructura jurídica que nos permitió presentarnos a las elecciones; después estaba la alianza con Verónica Alonso y Esperanza Nacional; y yo armé Avanza Uruguay con gente de mi mismo perfil y con jóvenes”.
Según dijo, mantuvo esa identidad y en las elecciones departamentales compitió con el sector en el interior e incluso en algunos casos, como en Río Negro y Treinta y Tres, se presentó separado de Todo por el Pueblo. “Es decir, tenemos ediles y algunas autoridades en el interior que están bajo Avanza Uruguay”, detalló.
“En los próximos meses o en un año nos sentaremos de nuevo en la mesa con Juan para decir: ‘¿Qué vamos a hacer? ¿Vamos a tener un esquema programático común de defensa de ciertos principios, o cada uno prefiere enfocarse en distintas áreas?’ Por ahí van esas grandes definiciones, que son más bien ideológicas y de bajada de política pública”, agregó.