“Alinear la política productiva con la política ambiental es uno de los grandes desafíos que el Uruguay tiene en estrategias de mediano y largo plazo”, manifestó el ministro de Ambiente, Adrián Peña. Fue este viernes durante la presentación del trabajo “Agroecología y transiciones agropecuarias sostenibles: compras públicas, certificación y sector exportador”, impulsado por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

La apertura virtual del evento estuvo a cargo de Steffan Liller, representante residente del PNUD, Peña y Carlos María Uriarte, ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP). Otros invitados fueron: Ana Posas, oficial de Agricultura de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO); Natalia Bajsa, integrante del Instituto de Investigaciones Biológicas Clemente Estable; y German Bremermann, gerente comercial de la Barraca Erro. También participó Federico Bizzozero, autor del trabajo y coordinador del Programa de Agroecología del Centro Uruguayo de Tecnologías Aplicadas, quien realizó una presentación de los resultados.

“Las decisiones sobre los sistemas agroalimentarios no se implementan con medidas aisladas, sino que deben considerar una integralidad”, apuntó Bizzozero. Entiende que las políticas públicas son necesarias para incorporar “cambios estructurales” a las instituciones.

Política productiva y política ambiental

Peña sostuvo que es un “gran desafío” incluir a la mayor parte de actores posibles en la elaboración de planes. Sin embargo, ve el “componente científico” como una ayuda para “eliminar del radar” determinados conflictos y “poner objetividad sobre las políticas públicas en el mediano y largo plazo”.

“Acá se trata de construir, de salirnos un poco del discurso, de las enunciaciones y de comenzar a tratar de bajar a tierra en acciones concretas”, expresó Peña. Si bien afirmó que no es una “tarea sencilla”, están en la “búsqueda de avanzar”. Señaló que desde el ministerio han tenido “alguna dificultad” en los últimos meses para construir un “camino en conjunto”, pero espera que se “allane” y así poder avanzar.

Anunció una serie de proyectos que están planificando en conjunto el ministerio que encabeza y el MGAP. Habrá un equipo técnico que comenzará a medir la huella ambiental de la ganadería y se mejorará el “control de agroquímicos” en su registro y evaluación de riesgo ambiental. También contó que están próximos a firmar un acuerdo para “profundizar” y crear un “plan concreto” que apueste a “mejoras” de la actividad productiva en la Cuenca del Río Santa Lucía.

Uriarte señaló cuatro estrategias dirigidas en esta línea: la adaptación al cambio climático, buscar formas para que las medidas trasciendan el período gobierno actual, el bienestar animal y “concebir” la agroecología en todos los escenarios de la “vida agropecuaria”.

“Se están dando las condiciones para repensar y actualizar un nuevo plan para la agroecología en Uruguay”, indicó Uriarte. “Creemos que el momento llegó para ajustarnos a la realidad, a lo que el país necesita, y es por eso que pensamos impulsar este nuevo plan”, agregó.

Escuchar nuevas voces

“La agroecología forma parte de un sistema que no solamente responde a los productores y a un mercado. Responde a toda una cadena de servicios y de regulaciones que requieren un nivel de articulación no sólo urgente, sino sistémico”, explicó Ana Posas. La oficial de Agricultura de la FAO hizo hincapié en que dentro de la lógica de “no dejar a nadie atrás”, las instituciones deben poder identificar a otros actores que “vale la pena escuchar” y quizá estaban “fuera del mapa”.

Desde su visión, el sistema productivo no debería enfocarse en “vender un producto con certificación”, sino que tendría que tratar de “vender la idea” de que el producto está relacionado con unos principios de “mejor producción”, “de un cuidado del ambiente” y, sobre todo, de “una vida mejor”.

“¿Cómo tener la capacidad de vincular la agroecología con elementos agrícolas y no agrícolas? Hay que pensar que forma parte de un paisaje productivo. ¿Cómo ver más allá del sistema agroalimentario?”, se preguntó Posas. Entiende que el cambio es lo único “constante” y por esta razón es importante actualizar las herramientas de la política, y observa como una parte fundamental del proceso escuchar y valorar el rol de mujeres y jóvenes.