Un atentado en Kabul, en Afganistán, causó al menos 30 muertos y cerca de 80 heridos, tras la explosión de una bomba en la entrada de una escuela secundaria femenina. La detonación fue en el área de Dast-e-Barchi, en el oeste de la ciudad, en el momento en que las jóvenes dejaban la escuela.
Según Efe, el Ministerio del Interior informó que el número de muertos había llegado a 30 y los heridos a 80, aunque según la agencia Reuters ya eran 40 las muertes por el atentado. Entre los muertos y heridos “un gran número” son niños, según informaron desde el Ministerio de Salud Pública afgano.
Unicef condenó el ataque este mismo sábado: “Unicef condena con fuerza el horrible ataque ocurrido hoy cerca de la escuela secundaria Sayed-ul-Shuhada”, dijo en un comunicado su directora ejecutiva, Henrietta Fore. “El ataque se ha cobrado las vidas de docenas de escolares, la mayoría niñas, y ha herido de gravedad a muchos más”, agregó. “La violencia en las escuelas o cerca de ellas nunca es aceptable. Las escuelas deben ser refugios de paz donde los niños pueden jugar, aprender y socializar con seguridad”, declaró Fore, quien aseguró que los niños “nunca deben ser los objetivos de la violencia”.
Mientras, la delegación de la Unión Europea en Afganistán consideró que el atentado es “un despreciable acto de terrorismo. Atentar contra estudiantes en una escuela lo convierte en un ataque contra el futuro de Afganistán”, según afirmaron en su cuenta de Twitter.
El barrio de Kabul donde se produjo el atentado es habitado en su mayoría por la minoría chiita hazara, objetivo habitual de ataques islamistas, como el que sucedió el pasado octubre en ese barrio contra otro centro educativo, que dejó 24 muertos y 57 heridos. Aquella vez fue “un atacante suicida a pie” que detonó los explosivos que portaba al serle negado el paso.
Un año atrás, también en ese mismo barrio, fue atacada una maternidad en la que murieron 16 personas, entre ellos dos recién nacidos, madres de recién nacidos y matronas, a las que dispararon.
El atentado de este sábado no fue reivindicado todavía, pero todo parece apuntar al grupo yihadista Estado Islámico (EI), que suele reclamar este tipo de ataques contra los hazaras.
Los talibanes, que se distanciaron del atentado en un comunicado, condenaron el ataque contra civiles, y culparon a “siniestros círculos que, en nombre de EI, operan bajo las alas y la cobertura de los servicios de inteligencia de la administración de Kabul”.
Pero el presidente afgano, Ashraf Ghani, culpó directamente en otro comunicado a los talibanes, que “al intensificar su guerra ilegítima demostraron una vez más que no solo no están dispuestos a poner fin a la crisis actual por medios pacíficos, sino que complican la situación saboteando la actual oportunidad de paz”.
El presidente calificó esta acción como “un crimen contra la humanidad y los principios islámicos”, y dijo que los talibanes, incluso en este mes sagrado de Ramadán, no evitan la matanza de civiles, “atacando sin piedad lugares públicos y escuelas de niñas”.
Ante lo sucedido, Ghani ordenó a las fuerzas de seguridad que “respondan” de manera contundente a esta acción de los talibanes.
Aumento de la violencia en Afganistán
El atentado del sábado se produce cuando los niveles de violencia han ido en aumento en el país, sobre todo durante la última semana, después de que se cumpliera el 1º de mayo la fecha límite que habían acordado en febrero de 2020 los talibanes con Estados Unidos para que las tropas extranjeras abandonaran Afganistán.
Sin embargo, Estados Unidos retrasó la fecha de retirada hasta el próximo 11 de setiembre, cuando se cumplirán dos décadas de los ataques yihadistas que desencadenaron poco después la invasión estadounidense de Afganistán que derrocó a los talibanes.
En las últimas 24 horas, según Efe, al menos 250 talibanes murieron y 106 resultaron heridos en combates con las tropas afganas en nueve de las 34 provincias del país, informó el Ministerio de Defensa.
Este es el mayor número de bajas insurgentes en 24 horas desde hace dos años en Afganistán, lo que muestra cómo se ha ido intensificando el conflicto en el país a pesar de los sucesivos intentos de avanzar en las conversaciones de paz.
Además, durante la última semana, “cerca de mil combatientes talibanes murieron y resultaron heridos, entre ellos algunos comandantes clave del grupo”, aseguró en una rueda de prensa en Kabul el ministro de Defensa en funciones, Yasin Zia.
El ministro aseguró que se trata de “contraataques” para tratar de recuperar las áreas que habían perdido en los últimos días a manos de los talibanes, aunque el avance de las fuerzas de seguridad afganas es lento, dijo, porque los insurgentes están refugiándose en viviendas y utilizando a civiles como escudos humanos.