La situación en Afganistán sigue siendo tensa e incierta, porque los talibanes aún no decidieron quiénes formarán parte del nuevo gobierno que se instaurará en el país, luego de que la organización fundamentalista islámica derrotara ya hace más de una semana a las fuerzas gubernamentales.

“Nuestros funcionarios políticos se reunieron con líderes aquí en Kabul, sus puntos de vista son importantes, las discusiones avanzan y esperamos que pronto haya un anuncio sobre el gobierno”, dijo Zabihullah Mujahid, un vocero talibán, de acuerdo a lo que informó la cadena privada afgana TOLO News.

Por otra parte, el movimiento radical comunicó este domingo que envió combatientes a Panjshir para tomar el control de esta provincia afgana, que es la única del país que se niega a reconocer el triunfo talibán. Según un tuit publicado en la cuenta del Emirato Islámico de Afganistán, cientos de sus combatientes fueron enviados a esta provincia situada en el noreste del país porque las autoridades locales se niegan a entregar el control de la región de forma pacífica.

En esa zona del país la etnia predominante es la tayik, a diferencia de en los talibanes, que en su mayoría son pastunes, el grupo predominante en Afganistán. Una de las principales figuras que aún lideran la oposición afgana a la toma del país por los talibanes, Ahmad Massoud, advirtió que una nueva guerra civil es inevitable en caso de que no se realice una negociación real para la formación del nuevo gobierno.

Massoud, hijo de Ahmad Shah Massoud, quien se opuso a los talibanes en la década de 1990 y fue asesinado en un atentado suicida dos días antes del 11 de setiembre de 2001, dijo en una entrevista con la cadena panárabe Al Arabiya, con sede en Dubái, que una nueva guerra es “inevitable” si los talibanes se niegan al diálogo.

“Enfrentamos a la Unión Soviética y podremos enfrentarnos a los talibanes”, dijo Massoud, líder del Frente de Resistencia Nacional de Afganistán, desde su base en el valle de Panjshir, a casi 200 kilómetros de la capital, donde también se encuentra el exvicepresidente Amrullah Saleh.

Mientras tanto, en Kabul prosigue la caótica evacuación de extranjeros y de ciudadanos afganos que trabajaron junto a las delegaciones durante su larga ocupación del país. Se informó de varios muertos en las últimas horas en los alrededores del aeropuerto, donde miles de personas esperan para poder ingresar. Del lado de afuera de la terminal aérea la seguridad la prestan los talibanes, en tanto que dentro el control sigue estando, no sin dificultades, en manos del Ejército estadounidense.

La fecha límite acordada para la evacuación de las tropas y el personal de las naciones occidentales ocupantes fue fijada para el 31 de agosto, y si bien este plazo podría extenderse unos días más, se está trabajando intensamente para poder cumplir la tarea.

En este marco y rodeado de críticas por su gestión en esta retirada, el presidente estadounidense Joe Biden ordenó a las aerolíneas comerciales poner a sus aviones a disposición para sacar lo más rápido posible a su gente de Afganistán.

Según informaron medios estadounidenses, el Pentágono comunicó que la administración de Biden activó la Flota Aérea de Reserva Civil para asistir en el traslado de personas que llegan a las bases estadounidenses en Medio Oriente.

Según se informó, 18 aviones civiles pertenecientes a las compañías American Airlines, Atlas, Delta, Omni, Hawaiian y United ayudarán a los aproximadamente 150 aviones militares de carga que participan en la evacuación. En vez de entrar y salir de Kabul, los aviones transportarán a las personas desde las bases estadounidenses en Catar, Bahréin y Emiratos Árabes Unidos hasta países europeos y, en muchos casos, hasta Estados Unidos.

Se estima que aún hay 15.000 estadounidenses que deben ser retirados de Afganistán, pero además el gobierno de Biden pretende sacar del país al menos a 50.000 aliados afganos y sus familiares.

Pero la situación de millones de afganos sigue siendo grave, porque su supervivencia depende en buena medida de la colaboración externa.

En este sentido, este domingo Unicef y la Organización Mundial de la Salud pidieron a la comunidad internacional el establecimiento de un puente aéreo a Kabul, para cubrir las necesidades humanitarias que se están multiplicando en la ciudad. Según informó el portal Europa Press, incluso antes de los hechos de las últimas semanas, Afganistán representaba la tercera operación humanitaria más grande del mundo, con más de 18 millones de personas que necesitaban ayuda, señalaron las entidades mencionadas.