Organizaciones sociales estadounidenses anunciaron que lucharán contra la ley aprobada por el Congreso de Texas que entró en vigencia esta semana y que prácticamente prohíbe el aborto en ese estado. A su vez, las prestadoras de servicios de salud transmitieron la angustia que enfrentan las pacientes, en particular las que no pueden trasladarse a otro estado para interrumpir su embarazo. La nueva ley prohíbe la interrupción del embarazo una vez que se puedan detectar latidos en el embrión, algo que ocurre a las seis semanas de gestación, cuando el embarazo todavía puede pasar desapercibido. No contempla excepciones ni siquiera en caso de violación, y habilita a los particulares a demandar a cualquiera que colabore con un aborto.
Esta legislación, promovida por la mayoría conservadora republicana en el Congreso de Texas, “viola flagrantemente la sentencia Roe vs Wade”, afirmó Nancy Northup, presidenta del Centro por los Derechos Reproductivos, que representa a esos centros sanitarios ante la Justicia. Con la sentencia del caso Roe vs Wade, de 1973, la Suprema Corte legalizó el aborto hasta los seis meses de gestación en Estados Unidos. La actual Suprema Corte estadounidense, con mayoría conservadora, dio un viraje en esa postura.
Los centros de salud habían solicitado a ese tribunal que frenara la entrada en vigencia de la ley, pero ese tribunal no sólo dejó que comenzara a regir, sino que horas después votó al respecto y se impuso por mayoría de cinco integrantes a cuatro la opción de no bloquearla.