La detención del exgobernante regional de Cataluña Carles Puigdemont, el jueves, en la isla italiana de Cerdeña, reavivó los reclamos de los independentistas catalanes en momentos en que el gobierno de España, liderado por Pedro Sánchez, intentaba establecer un diálogo. La Justicia de España reclama a Puigdemont para juzgarlo por delitos vinculados al proceso independentista que se impulsó durante su gobierno, en 2017. Pero el dirigente dejó el país en esa crisis y desde entonces reside en Bélgica.

El viernes Puigdemont quedó en libertad, y su abogado en Italia, Agostinangelo Marras, dijo que no tiene restringida la movilidad y puede dejar el país. Aclaró que en su momento la Justicia italiana “tendrá que decidir si existen las razones para que el presidente Puigdemont sea entregado o no” a los tribunales españoles. En parte, la disputa legal se relaciona con si tiene o no fueros por haber sido elegido diputado del Parlamento Europeo. Pero en España la disputa tiene un fuerte trasfondo político.

Cuando Puigdemont fue detenido, el vicepresidente catalán, Jordi Puigneró, dijo que esa situación ponía en riesgo el diálogo que intenta llevar adelante el gobierno de Sánchez con los independentistas, y organizaciones catalanas convocaron una manifestación para el domingo para reclamar la libertad del dirigente. A su vez, el presidente del gobierno español insistió en que “hoy más que nunca es importante reivindicar el diálogo, porque el diálogo es la única vía para poder reencontrarse”.