Hasta la primera mitad del año, analistas y aficionados podrían haber previsto cómo iba a transcurrir la actividad política durante el resto de 2022. En marzo se había realizado el referéndum contra 135 artículos de la ley de urgente consideración y el escaso margen por el que se impuso la postura del gobierno entusiasmó a la oposición. De a poco, el oficialismo recuperó el aliento y anunció que se jugaría a la reforma de los sistemas educativo y previsional. Los principales conflictos y negociaciones, cabía esperar, iban a girar en torno a esas dos iniciativas.

También era posible pensar que tendríamos muchos titulares a partir de las derivaciones judiciales de temas no resueltos por la vía parlamentaria, como los relacionados con la concesión del puerto de Montevideo o las presuntas irregularidades en la gestión del Ministerio de Turismo.

En agosto, sin embargo, todo cambió cuando se señaló al narcotraficante uruguayo Sebastián Marset como autor intelectual del asesinato del fiscal paraguayo Marcelo Pecci, perpetrado en Colombia. Cobraron nuevo interés los pedidos de informes, que la oposición había realizado en marzo, acerca de la entrega de un pasaporte uruguayo a Marset cuando estaba detenido en Dubái, en noviembre de 2021. El escándalo atraviesa desde entonces al Ministerio del Interior y al de Relaciones Exteriores, cuya subsecretaria debió renunciar hace pocos días.

El otro asunto político que se volvió ineludible desde octubre es el que involucra al exjefe de la seguridad presidencial Alejandro Astesiano, detenido inicialmente por una maniobra de falsificación de documentos. La cantidad y la gravedad de los delitos que surgen a partir de la investigación de sus comunicaciones por Whatsapp dejan claro que el tema está lejos de cerrarse y que tiene derivaciones y alcances sobre los que sólo se puede seguir trabajando.

En este sentido, y aunque sea autorreferente, porque la diaria ha tenido un lugar destacado, hay que resaltar el papel que en el “caso Astesiano” está jugando el periodismo. Es innegable que todo sería muy distinto sin el esfuerzo de trabajadores de distintos medios de comunicación por esclarecer el accionar del excustodio y explicar sus implicancias. Lo que les ofrecemos en esta última diaria del año es un resumen de lo averiguado tras meses de obtención, estudio y verificación de información cruda (los famosos chats). Es una versión reducida del “Especial caso Astesiano”, e incluye otros artículos, una guía para saber “quién es quién” y una cronología.

Esta anuaria contiene, por supuesto, miradas a otros temas que han sido importantes durante 2022. Hay una puesta a punto de las precandidaturas que asoman para 2024 y también una entrevista con Robert Silva, principal impulsor de la antes mencionada reforma educativa. Además, un informe sobre violencia vicaria, especialmente relevante en un año en el que hubo ocho asesinatos de niñas y niños en contextos de violencia de género, y en momentos en que avanza el trámite parlamentario de un polémico proyecto sobre tenencia compartida. Dos coberturas culturales en sentido amplio (un relevamiento de la actividad pospandemia y una encuesta sobre hábitos de lectura), un mapa de hallazgos paleontológicos y una entrevista sobre el proyecto de las selecciones de fútbol completan el panorama de asuntos nacionales. Del lado global, la asunción de Lula en un contexto de regreso de los progresismos regionales y la guerra en Ucrania.

Esperemos que disfruten de esta lectura. Feliz 2023.