El viceministro de Economía y Finanzas, Martín Vallcorba, destacó en entrevista con la diaria que el gobierno cierra “un buen año económico”, con un crecimiento superior a lo que fue el promedio de los últimos diez años y una estabilidad “que no se observaba desde hace muchísimas décadas”, lo que refuerza la confianza de los mercados y alienta la posibilidad de volcar recursos para atender las políticas sociales que esta administración se puso como prioridades.

En cuanto al debate por la aplicación de un impuesto al 1% más rico de la población que impulsa el PIT-CNT, Vallcorba reiteró que el gobierno no tiene previsto hacer modificaciones tributarias para aumentar la recaudación; “si hay cambios, será para generar un clima de negocios más adecuado”. Además, aseguró que “el paquete de modificaciones tributarias que se introdujo en el presupuesto es la transformación del sistema tributario más profunda de los últimos 18 años”, observó.

Aseguró que el desafío central del gobierno es “que la economía retome una senda de crecimiento más acelerada”, y con relación a la posibilidad de firmar el acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea, dijo que tras la postergación a enero “no es tan claro que se pueda concretar”.

¿Qué evaluación hace de este primer año de gobierno?

Uno podría hacer una evaluación en dos dimensiones, por un lado, en lo que es el cierre económico del año, y por otro lado, en lo que hace a la aprobación de la ley de presupuesto, que fue un gran hito.

Yendo a la evaluación económica de 2025, entendemos que cierra un buen año, con un crecimiento superior a lo que fue el desempeño promedio de los últimos diez años.

Es cierto que con una desaceleración en el segundo semestre, una instancia que estaba prevista en lo que fueron las proyecciones que el equipo económico presentó en el presupuesto. La desaceleración fue levemente mayor producto de fenómenos puntuales y extraordinarios, básicamente, el problema de la boya petrolera que determinó el cierre de la refinería, y también la parada técnica de algunas fábricas de empresas que tienen un peso significativo en la actividad económica.

Por otra parte, tenemos un nivel de crecimiento superior al que veníamos observando. Tenemos un mercado de trabajo que está mostrando muy buenas cifras, con la creación de, aproximadamente, unos 15.000 puestos a lo largo del año, con una tasa de empleo que los últimos datos la ubican en los mayores niveles de los últimos diez años, tasas de desempleo también reducidas desde una perspectiva histórica. Una exportación que está mostrando un crecimiento del orden del 4%, que alcanzará, seguramente, en el cierre de este año cifras récord. Además, un nivel de inflación de los menores de las últimas décadas.

Por tanto, cuando uno hace una evaluación global, de la estabilidad de precios, del mercado de trabajo, de los resultados de la negociación salarial, cerramos, desde nuestra perspectiva, un buen año económico, lo cual no quita que estemos trabajando para mejorar las perspectivas para 2026, y para ello tenemos una serie de áreas y lineamientos de trabajo.

El segundo gran elemento de evaluación de 2025 tiene que ver con la aprobación del presupuesto, cuya discusión se enmarcó en dos restricciones que condicionaban toda su elaboración: la situación fiscal y la restricción política.

El gobierno asumió el 1° de marzo con los mayores niveles de déficit fiscal de los últimos 35 años como punto de partida. Este resultado es producto de un conjunto de compromisos que fueron asumidos en 2024 por la administración anterior. Para poner un ejemplo, en la Rendición de Cuentas del año pasado, que presentó el anterior equipo económico, se preveía que este año el déficit fiscal se iba a ubicar en 2,8% del PIB. La realidad muestra que vamos a estar cerrando el año con un déficit del orden del 4,1. No por decisiones de este gobierno, sino por gestionar medidas que quedaron pendientes de la administración anterior. Estamos hablando de 1,3 puntos del PIB de diferencia, que son más de 1.000 millones de dólares. Esa es la restricción fiscal en la cual se enmarca el comienzo de la discusión presupuestaria.

Y la restricción política que es carecer de mayorías parlamentarias. Por primera vez después del retorno a la democracia, es el primer presupuesto que un gobierno tiene que procesar sin contar con mayorías parlamentarias propias, lo cual generaba un desafío adicional. Por tanto, es un año que para el equipo económico y para el gobierno ha sido muy bueno. Y desde el punto de vista de los resultados económicos también, lo cual no quita que estemos conformes, porque, reiteramos, el desafío central es que la economía retome una senda de crecimiento más acelerada, y ese es el gran reto que tenemos de cara a los próximos cuatro años que quedan de la administración.

Los sindicatos de la educación han criticado los recursos que se destinaron en el presupuesto. ¿Ustedes creen que lo establecido va a alcanzar o analizan dar más recursos?

Se hizo un esfuerzo muy grande por asignar a la enseñanza la mayor cantidad de recursos posibles, dada la situación fiscal. El presupuesto de la enseñanza va a aumentar en estos años de acuerdo a lo aprobado en el presupuesto. Para adelante, la discusión de nuevas asignaciones presupuestales en las próximas rendiciones de cuentas va a depender de la evolución de la economía.

Con respecto a la pobreza infantil, que es uno de los objetivos del gobierno, ¿qué medidas concretas se están analizando impulsar?

El presupuesto incluye un conjunto de medidas que van en la dirección de atacar la pobreza infantil. Tenemos el nuevo bono escolar de 2.500 pesos, el aumento del Bono Crianza para hogares vulnerables, las becas para educación media, la extensión del tiempo pedagógico. Son todos aspectos que apuntan a atacar la problemática de la infancia y la adolescencia, y que va en la dirección de atacar las situaciones de mayor vulnerabilidad y pobreza.

No tenemos que olvidarnos también de que, en paralelo, estamos procesando la discusión en el diálogo social, que, como fue definido por el Poder Ejecutivo, no sólo aborda la discusión de los aspectos previsionales, sino que hay una preocupación muy importante en la redefinición del conjunto de políticas que apunten a atacar la pobreza y atender a los hogares en situación de vulnerabilidad, buscando fortalecer la matriz de protección social.

En cuanto al impuesto al 1% que ha estado en agenda, ¿está completamente cerrada la posibilidad de tratar el tema?

Para lo que resta de esta administración, el gobierno no está previendo nuevas modificaciones tributarias que apunten a aumentar la recaudación. Eventualmente, estamos trabajando en cómo mejoramos el clima de negocios para promover la inversión, mejorar la innovación, la competitividad. Puede haber modificaciones tributarias que apunten a simplificar el sistema tributario, a facilitar, por ejemplo, el régimen para las pequeñas empresas.

Pero el gobierno, durante estos cuatro años que restan de la administración, no tiene previsto innovar en modificaciones tributarias para incrementar la recaudación. El paquete de modificaciones tributarias que introdujimos en el presupuesto representan la transformación más profunda de los últimos 18 años en nuestro sistema tributario.

Estamos introduciendo un impuesto a multinacionales instaladas en el país que tengan un nivel de facturación mayor a los 750 millones de euros a nivel global. Estamos introduciendo un gravamen a todas las ganancias de capital por inversiones financieras en el exterior.

Vamos a gravar la distribución de utilidades que empresas uruguayas realizan a no residentes y estamos mejorando la eficiencia recaudatoria, combatiendo el peor impuesto, que es el que no se paga, el que se evade.

Cuando uno analiza todo ese paquete, que implica un aumento de la recaudación del orden de los 1.200 millones de dólares, realmente tenemos que tomar conciencia de que estamos haciendo modificaciones tributarias muy profundas, y que a los efectos del clima de negocios no es bueno para el país, desde la responsabilidad que como gobernantes tenemos, estar discutiendo sistemáticamente durante todos los años de la administración cambios tributarios. La incertidumbre tributaria es la principal enemiga del clima de negocios y, por lo tanto, de la inversión.

A veces no se toma conciencia de que es esencial generar condiciones para que aumente la inversión, para poder crecer más y obtener los recursos necesarios para implementar las políticas públicas para combatir la pobreza infantil.

Más aún cuando tenemos que tener en cuenta que esta propuesta que está incluida en el presupuesto, que grava a los agentes con mayor capacidad contributiva, que avanza en equidad en el sistema, en efectos redistributivos, es la propuesta más eficiente que hoy podemos hacer para gravar, precisamente, a los actores con mayor capacidad contributiva.

¿Por qué dice eso?

Porque estamos yendo a impuestos que operan a nivel de todos los países y, por lo tanto, minimiza el riesgo que cualquier impuesto que grava la riqueza tiene, que es la evasión y la movilidad asociada al capital financiero. El grueso de las riquezas en el país no pertenecen en su amplísima mayoría a uruguayos, sino que son agentes que tienen la residencia fiscal.

Si gravamos el patrimonio de activos financieros, de agentes que no viven en Uruguay, hay muchísimos países europeos que ofrecerían esa posibilidad, no sólo nos perdemos la oportunidad de recaudar por ese impuesto, sino que también nos perdemos la recaudación que obtendríamos de los cambios tributarios que están en el presupuesto, con lo cual el efecto sería doblemente perjudicial.

Martín Vallcorba.

Martín Vallcorba.

Foto: Rodrigo Viera Amaral

Es de sentido común que frente a la imposición de un gravamen que implica pagar diez, 20, 30 millones de dólares por año, y teniendo alternativas para trasladar la residencia fiscal a un lugar que no lo cobran, la eficiencia recaudatoria del impuesto se vería bastante cuestionada.

Todos estos cambios es importante que se den en el marco de una coordinación global, que es lo que permitió el impuesto mínimo global. Cuando un impuesto lo tengo que pagar en cualquier otro país, la posibilidad de movilidad se reduce.

Por lo tanto, creo que está bien que la academia discuta el tema. Tenemos oportunidades de mejorar la tributación a la riqueza. Pero ¿Uruguay tiene capacidad de hacerlo de manera aislada? Entendemos que no. Y lo mejor que podemos hacer es, en nuestra opinión, lo que está hecho en el presupuesto. Por lo tanto, creemos que seguir como gobierno discutiendo estos temas no es la mejor estrategia.

La discusión no es de objetivos, es instrumental: cuál es la mejor manera de avanzar en esa dirección. Y si hay algo que la experiencia regional ha dejado en claro es que cuando empezamos a discutir las cuestiones instrumentales, en general, los atajos suelen ser malos compañeros de ruta, porque nos terminan alejando del objetivo que queremos concretar.

Ese es el foco, la discusión bienvenida en la academia, entre las fuerzas políticas, pero el gobierno tiene que estar concentrado en avanzar en materia de inversión y crecimiento.

Hay algunos sectores del Frente Amplio que toman esta propuesta del 1% como una señal que podría dar el gobierno en clave de izquierda. ¿Qué piensa al respecto?

El gobierno ha dado señales claras de una política económica absolutamente comprometida con la visión y los principios de la izquierda, tanto en materia tributaria, estamos gravando a las multinacionales, a los activos financieros en el exterior, la distribución de utilidades a no residentes, a los agentes que tienen mayor capacidad contributiva y lo estamos haciendo de una manera eficiente.

Las señales son claras respecto de que lo que estamos implementando es una política económica de izquierda del lado tributario, sino también en cuanto a las prioridades del gasto, porque no nos tenemos que olvidar tampoco de que la mayor potencia redistributiva de la política económica está del lado del gasto más que de los impuestos.

Los impuestos sin duda contribuyen, pero donde la política económica tiene mayor capacidad de lograr resultados redistributivos es en el gasto; y vaya si el presupuesto dio señales claras respecto de cuáles son las prioridades, que son absolutamente consistentes con los compromisos de gobierno asumidos por Yamandú Orsi y por los acompañamientos programáticos que están establecidos en el programa del Frente. No me cabe la más mínima duda de que estamos siendo muy consistentes con las definiciones y la orientación de izquierda en la política económica.

Frente al avance del proteccionismo y la utilización de aranceles, ¿cómo se está parando Uruguay? ¿Cómo observa la situación a nivel internacional?

Estamos en un mundo muy desafiante, porque de la mano de las tensiones geopolíticas, la política comercial ha pasado a ser también parte de ese conjunto de tensiones y, por lo tanto, Uruguay tiene que poner foco en mejorar el relacionamiento comercial internacional con todos los países y bloques. Y en este mundo eso es un desafío importante, porque hay una tendencia a la polarización y es lo que Uruguay debe evitar.

¿Ve viable un acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea?

La respuesta a esa pregunta ha ido cambiando con el tiempo. Hace nueve meses atrás hubiera dicho que no lo veía viable en absoluto. Un mes atrás hubiera dicho que sí, que me parecía que lo más viable era que se aprobara el acuerdo. Y hoy, con el resultado reciente de las conversaciones entre la Unión Europea y el Mercosur, que postergó la definición para el mes de enero, estoy en una situación de menor optimismo, lo cual no quita que tengamos que seguir trabajando a enero para generar las condiciones que nos permitan firmar el acuerdo. Hoy no es tan claro como hace un par de semanas que se pueda concretar, hoy parece algo más difícil, pero tenemos que trabajar para que se pueda lograr y hacer los máximos esfuerzos en esa dirección.

¿Y de cara al próximo año qué perspectivas tiene el gobierno?

Hay un conjunto de proyectos de inversión, grandes proyectos de inversión que están todavía en la etapa preliminar de evaluación, por los cuales el ministerio ha estado reunido con las empresas. En materia de puertos hay un conjunto de iniciativas que creemos que es probable que comiencen a concretarse a la brevedad. En materia de data center, además de la inversión prevista que está actualmente en curso de Google, hay varias empresas que están también con proyectos bastante avanzados de evaluación de nuevas inversiones.

Tenemos también un conjunto de proyectos vinculados al hidrógeno verde que habrá que ver cuánto maduran, pero que también dan cuenta de una agenda de inversiones que está siendo intensa y potente, que también lo vemos a nivel de la Comap [Comisión de Aplicación de la Ley de Inversiones]. El monto de los proyectos que se han aprobado por la Comap este año ha sido muy importante, mayor al de los años previos, y eso también es una señal de que hay un conjunto de decisiones que los agentes económicos privados están tomando que nos permiten ser optimistas respecto de las perspectivas para el próximo año.

El contacto que tenemos con los agentes que participan en el financiamiento de los proyectos, tanto a nivel del sistema bancario como de organismos multilaterales, también son muy alentadores. Por lo tanto, creo que tenemos todas las condiciones para tener un empuje importante en materia de inversión, y eso se va a sumar a los efectos de las medidas que estamos trabajando y vamos a anunciar.

Por último, creo que hay que destacar los avances que Uruguay ha tenido en materia de inflación, que contribuyen a generar un entorno mucho más propicio para la inversión y para la estabilidad de las decisiones, no sólo de inversión, sino todas las decisiones, incluso la que tomamos como ciudadanos, día a día, en materia de consumo, ingresos, ahorros, porque la predecibilidad y la estabilidad que hoy tiene la economía uruguaya realmente no la observamos desde hace muchísimas décadas. Que hoy estemos con una inflación en el eje del 4% es un dato importante. La inflación seguramente converja y cierre el año algo por debajo del 4%. Estamos con un sobrecumplimiento de la meta.

Ese es un elemento que nos da mucha tranquilidad en el manejo y la consistencia de la política económica. Me parece que es una fortaleza importante que tiene el equipo económico ampliado, cuando uno considera no sólo al Ministerio de Economía, la Oficina de Planeamiento y Presupuesto, sino que incorpora también al Banco Central, con un nivel de coordinación en términos de la consistencia de las políticas que creo que es importante destacar.

Esa coordinación hizo que se hiciera la mejor emisión de deuda este año. Uruguay logró colocar en los mercados internacionales deuda en pesos a diez años al 8%, algo inédito. Y no sólo eso, sino que unas semanas después de haber hecho la mejor emisión en pesos nominales en los mercados internacionales en la historia de Uruguay, hoy esos bonos cotizan en el mercado con un rendimiento del 7,5%, aproximadamente. O sea que en un bono a diez años, la tasa de interés que los inversores internacionales le cobran a Uruguay hoy es del 7,5%.

Eso es un avance muy relevante y de hecho hoy los mercados financieros internacionales, los agentes que invierten su dinero y, por lo tanto, asumen el riesgo de financiar a nuestro país, le están asignando una evaluación de riesgo a Uruguay que es mejor incluso que la propia calificación de riesgo y que lo ubicaría razonablemente como un país con calificación A de su deuda pública.

Uno de los objetivos que también nos hemos trazado como equipo económico es seguir mejorando la calificación de riesgo de la deuda, y eso tiene que ver también con los cambios que en la ley de presupuesto se incluyeron en materia de institucionalidad fiscal, mejorando sustancialmente el diseño de la regla fiscal, elementos que los mercados valoran y los resultados de esta última emisión de alguna manera confirman respecto de la confianza que existe en los mercados financieros sobre la estabilidad económica de Uruguay y las perspectivas económicas que el país presenta. Lo cual reafirma, desde la mirada de afuera de quien pone la plata y financia a Uruguay, que el rumbo que está siguiendo el gobierno y las prioridades que ha definido están bien encaminadas.

Porque un país que tiene una mejor calificación de riesgo, un país que paga una tasa de interés más baja, un país que gasta menos recursos en intereses, puede utilizar más recursos en atender las prioridades sociales.

Por eso es que también cuando uno mira la globalidad, estos elementos refuerzan esa orientación con foco en las políticas sociales, en la atención a la infancia, a la adolescencia, a la pobreza y, por lo tanto, la perspectiva progresista y de izquierda del gobierno.