Sociedad
Después de estar en el lugar, aunque sea un rato, perdura en la memoria el paisaje paradisíaco: el sonido del mar, su azul intenso mezclado con el amarillo-beige de las dunas, el verde del pasto del poblado que forma una pareja alfombra debajo de casas pequeñas cada vez más prolijas y coloridas. A la riqueza paisajística se le suma la interacción de pobladores locales, trabajadores y turistas, todo en constante movimiento, a la vez que avanza un plan de manejo del área protegida, donde se siente la pulseada por las distintas opiniones.