La pasión por el cuadro de la infancia y de la vida, las alegrías y las tristezas y estos cinco años de gloria deportiva para el Club Atlético Central se retratan en las dos imágenes de esta página.

Central es el decano del departamento de San José. Hace una semana daba su tercera vuelta olímpica en el campeonato de clubes del interior que organiza la Organización del Fútbol del Interior. Casi 500 hinchas se fueron hasta Melo para ver a su equipo campeón. Muchísimos kilómetros recorridos en bondis y autos en busca de la más linda: la gloria. Algunos iban confiados, otros no tanto; el viaje de vuelta de los maragatos a su tierra, con paradas en todas las estaciones de servicio posibles –pasando por Treinta y Tres, Varela y Minas– para recargar energías, comer algo y seguir dándole a la cerveza festiva tenía como destino llegar a casa para saludar a los campeones, que también volvían de fiesta.

La primera foto data de 2013. El hombre, con su mirada perdida a cuestas, sufría la derrota de sus colores. Los colores del corazón, del barrio, del pueblo: el fiel reflejo del amateurismo y del juego por el juego.

La segunda foto es de hace unos días, del sábado pasado. Ese mismo hombre, el de la mirada perdida, cambiaba sus ojos tristes por el llanto explosivo y emocionado. En el Ubilla de Melo, Central acababa de empatar el partido que le daba la tercera Copa Nacional de Clubes, y ahí estaba él, como hace cuatro años. Como toda la vida.

El fotoperiodista Fernando Morán –del equipo fundador de la diaria– también estaba. Como siempre. “Lo reconocí después de que le hice la foto. Pasé por el costado de la cancha y lo vi, había que fotografiarlo. No entablé una conversación con el tipo, en los festejos lo vi y me acordé de la historia después de que hice la foto”. El Mono pone su ojo pero también se deja llevar por la situación: “Uno en ese momento también está emocionado, la energía que corre es emocionante, por más que no seas hincha del club”.

“Sentís que ahí hay algo, disparás con la cámara. Estás en esa búsqueda”, dice Fernado. Eso también es la pasión.