El movimiento del punk rock surgió como reacción al establishment. La izquierda latinoamericana también. Y al querer ser establishment: ¿dejó de ser punk?
Para empaparnos más de este histórico y tan particular género, conversamos con uno de los líderes más importantes de la izquierda latinoamericana, Ernesto León.
–¿Y todo lo que nos robaron ellos?
–Pero si aún no le he preguntado nada.
–Yo ya sé por dónde viene la entrevista. Vos le estás haciendo el juego a la derecha. ¿Quién te escribe las preguntas?
–Si todavía no le he hecho ninguna.
–Y querés que te responda sin hacerme preguntas. ¿A qué no le pedís eso a un Chicago boy?
Hay izquierdas latinoamericanas que terminan cayendo en las mismas prácticas que denunciaban hace décadas. Y punk rocks que también.
Todas las manos, todas
Cuando desperté a la vida moderna empecé a visualizar mi mano derecha. La descubrí colgando de mi brazo homónimo. Y le entré a dar uso. Era larga y poderosa. Con ella señalaba sin piedad, defendía mi territorio. Me imponía. Reclamaba respeto. Pero me sentía desbalanceado. Empecé a necesitar una mano izquierda. Y la descubrí colgando de mi brazo homónimo. Vi que con la izquierda podía hacer lo mismo que con la derecha, sólo que más lento, más sutil, más torpemente también. Y con formas más sencillas, más humildes, más “de pueblo”. Por momentos también me servía para golpear. ¡Si habré golpeado! Pero era con un buen fin: el de demostrar que todo lo que había hecho con la derecha, también podía hacerlo con la zurda. Me sirvió para no ser tan injusto, y tener mayor equilibrio y equidad. Aunque por momentos me daban casi las mismas ganas de ir a la guerra. De tener mi propio canal de televisión. De vivir en barrios privados. De usar corbata. De ganarme a las minitas más lindas. De tener una calle con mi nombre.
Desde unos años a esta parte he empezado a sentir un dolor acá, y otro allá. Me ha venido fiebre, diabetes, tendinitis, náuseas, neurosis, cáncer de pulmón y de garganta.
De a poco, y dolorosamente, me voy dando cuenta de que también tengo un cuerpo.