“Un acuerdo así no genera nada para festejar sino muchos motivos para preocuparnos”, tuiteó ayer Alberto Fernández, candidato a la presidencia del Frente Todos. “No queda claro cuáles serían los beneficios concretos” para Argentina, y sí “cuáles serían los perjuicios para la industria y el trabajo”, consignó.

Las críticas al acuerdo anunciado por ambos bloques regionales llegaron desde la oposición argentina y se multiplicaron a lo largo del día. Axel Kicillof, ex ministro de Economía de Cristina Fernández y candidato a gobernador de la provincia de Buenos Aires, también recurrió a Twitter para calificar el acuerdo de “tragedia” y compartir una publicación en la que se le hacen duras críticas:

Basándose en un estudio hecho en 2013 sobre los impactos productivos y comerciales que tendría el acuerdo, en la publicación se asegura que Argentina tiene “todo para perder, muy poco para ganar”. El texto, elaborado por dos economistas vinculados a la izquierda argentina y publicado en la revista digital Cenital, señala que habrá una caída de las exportaciones a la UE, un aumento de las importaciones de ese origen e incluso la posibilidad de que la UE pueda incidir indirectamente en la legislación argentina con las disposiciones previstas en el acuerdo.

La falta de información sobre los aspectos concretos del acuerdo, que ha marcado todo el proceso, está incluida entre las críticas. Hasta ahora lo que se ha conocido de los borradores del documento ha llegado desde Europa y no desde los gobiernos de la región, y tampoco se sabe todavía cuáles de esos aspectos sobreviven en el acuerdo firmado ayer.

Esa falta de información no impidió que desde la oposición argentina se asegure que esto implicará una entrega de los productos que más importa la UE, los de la agricultura y la carne, particularmente. Uno de los que también hizo críticas a través de Twitter fue Pino Solanas, senador de Proyecto Sur y parte del Frente Todos:

En esta línea fue también el pronunciamiento de algunas gremiales, como la Corporación Vitivinícola Argentina o la Federación Olivícola Argentina. Esta última señaló que el acuerdo “propicia una apertura” pero debe ser acompañado por otras medidas que conviertan a la argentina en una “economía estable, previsible” para competir en igualdad de condiciones con el sector de la olivicultura europea, que es “el que cuenta con el mayor porcentaje de subsidios en el Viejo Continente”.

Por su parte, la consultora Abeceb, que era dirigida por el ministro de Producción, Dante Sica, emitió un informe en el que deja claro que el impacto del acuerdo será el de reafirmar la situación actual de cada sector en la industria del país. “Los sectores que más chances tienen de aprovechar el acuerdo son aquellos en los que Argentina se muestra competitiva actualmente”, mientras aquellos menos favorecidos, como los industriales, serán los que enfrenten los desafíos más grandes.

Otros críticos fueron la ex diputada y referente kirchnerista Juliana Di Tullio y el precandidato a vicepresidente del Nuevo MAS, de la izquierda argentina, Eduardo Mulhall:

Las críticas fueron tales que el ministro de Relaciones Exteriores de Argentina, Jorge Faurie, tuvo que salir a responder. “No se prepara ninguna invasión. Esto hay que mirarlo con racionalidad: no podemos quedarnos solamente con el mercado argentino”, dijo en una entrevista con el canal Todo Noticias, en la que también aseguró que el contenido del acuerdo se conocerá “en los próximos días”.