Aunque no resultó exactamente inesperado, el miércoles la Corte Electoral confirmó que había certificado la cantidad de firmas necesarias para que los 135 artículos de la LUC cuestionados por varias organizaciones sociales sean sometidos a referéndum. Lo que sí resultó novedoso fue la fecha en que se realizará la consulta, el domingo 27 de marzo.

Y también fue noticia la elección de las papeletas por el Sí y el No, ya que la Comisión Prorreferédum considera que el uso del color celeste, asociado a la identidad nacional vía la selección de futbol, favorece a los partidarios de mantener la ley. El viernes se anunció que el padre del actual presidente de la República, el expresidente Luis Alberto Lacalle Herrera, será uno de los coordinadores de esa campaña que, por ahora, es “celeste”.

El jueves, una multitud se congregó para dejar claro lo regresivo del proyecto de Cabildo Abierto (CA) para otorgarle el beneficio de la prisión domiciliaria a todos los violadores de los derechos humanos en dictadura que están presos, sobre el que el resto del gobierno tiene una actitud poco clara aún.

Sobre otros proyectos regresivos, en cambio, los integrantes de la coalición gobernante -específicamente, sectores del Partido Colorado- se hallan claramente en desacuerdo. Es el caso de la inicativa de tenencia compartida, que el grupo Ciudadanos sigue analizando, para molestia de los socios más conservadores que la impulsan (el Partido Nacional y CA).

El sector colorado Ciudadanos fue también el que, recogiendo la tradición laicista del batlismo, se expresó claramente en contra de que el director de la Administración de los Servicios de Salud del Estado, el nacionalista Leonardo Cipriani, exhiba símbolos religiosos en su despacho. La separación de la Iglesia y el Estado parece un proceso saldado hace más de un siglo; pocas semanas atrás, el ex presidente Sanguinetti y el cardenal Sturla debatieron sobre la polémica que mantuvo José Enrique Rodó con Pedro Díaz cuando -¡en 1906!- se dispuso retirar los crucifijos de los hospitales públicos. Sin embargo, la combinación de religiosidad y antiestatismo sigue buscando huecos.

En cambio, otro integrante de Ciudadanos -un grupo que, recordemos, tras la salida de Ernesto Talvi sigue procurando un líder que lo cohesione- terminó por alinearse con el núcleo duro gubernista: Alejandro Stepanicic, presidente de Ancap y antiguo funcionario de la empresa, se sumó a quienes pregonan las bondades de la importación de combustibles refinados. Lo hizo en el marco del paro de los trabajadores de Ancap que incluyó la suspensión de la actividad en la refinería de La Teja.

Stepanicic y el ministro Omar Paganini también anunciaron que la detención parcial de la refinería causó un desperfecto en una de sus áreas, por lo que no descartan un “sobrecosto” -la palabra remite a la polémica por el precio de los combustibles- en la operativa. Los trabajadores de Ancap, por su parte, relativizaron la importancia de la falla y responsabilizaron a las autoridades por no aceptar el tipo de guardia gremial que propusieron realizar durante el paro.

El jueves, Ciudadanos volvió a marcar su perfil, cuando el plenario de la cámara baja votó finalmente el pasaje a la justicia de lo actuado por la comisión investigadora sobre las irregularidades en el Ministerio de Turismo. Nueve de los 13 legisladores colorados, incluyendo todos los de Ciudadanos, pidieron licencia y evitaron tener que defender a Germán Cardoso, quien después de todo debió dejar de ser ministro por una denuncia de un correligionario, Martín Pérez Banchero, perteneciente a ese sector.