Mortandad de animales acuáticos, olor fétido y agua espesa de color gris son algunas de las situaciones que denuncian vecinos de la zona de Caraguatá, departamento de Tacuarembó. En la noche del 16 de enero llovió 70 milímetros luego de un período de seca; la situación tuvo como consecuencia que las piscinas de decantación –lugar donde se depositan los desechos de animales– del establecimiento de encierro de ganado para engorde de la empresa Agronegocios del Plata (ADP) se desbordaran. Los restos llegaron a una cañada que desemboca en el arroyo Caraguatá, a partir de la cual las familias crean pozos surgentes para extraer agua, donde se practica pesca artesanal y que es utilizada por animales.
Tres vecinos de la zona realizaron denuncias individuales en la Dirección Nacional de Medio Ambiente (Dinama). Gonzalo Carrera es uno de ellos, y no es la primera vez que lo hace. En febrero de 2020, antes de que la empresa se instalara, ya había alertado sobre incumplimientos de la Guía de buenas prácticas ambientales y sanitarias de establecimientos de engorde de bovinos a corral elaborada por el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca, la Dinama, el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) y la Asociación Uruguaya de Carne Intensiva Natural.
“Explicamos que era una zona inundable, que allí nacía una cañada que desemboca en un arroyo importante, que se encontraba próximo a zonas pobladas”, dijo Carrera. Destacó que la escuela 115 se encuentra a aproximadamente tres kilómetros del establecimiento. “Se informa que no hay normativa que regule la distancia de la empresa respecto del centro poblado más cercano, no hay restricciones para la instalación del encierre de ganado en el padrón clasificado de categoría rural” fue la respuesta que le otorgó la Dinama en 2020. También se especificó que el emprendimiento “no se encontraba en zona inundable”.
Carrera afirmó que los vecinos están articulados con las denuncias y que no están “en contra de que se generen emprendimientos en la zona que generen empleo”, pero “no a costa de que hagan lo que quieran con el agua”. Relató que, si bien la mortandad de peces es una problemática que no habían visto anteriormente, el olor desagradable sí es frecuente, incluso en Las Toscas, una pequeña localidad ubicada a siete kilómetros del establecimiento. Cuenta que cuando los vecinos ponen la ropa a secar al aire libre queda con el olor impregnado. “El caso de Caraguatá es muy especial porque a veces la gente no se da cuenta, pero verlo desde este lado es algo degradante”, manifestó, y añadió: “Que yo te someta a vos a lo putrefacto, a que respires eso una tardecita, una noche, y sabés que durante el año te va a tocar cuando te toque, que va a volver, es degradante para tu persona y no lo están viendo”.
El semanario Búsqueda informó el jueves que los resultados de las muestras de agua de la cañada elaborados por el laboratorio de la Dirección de Bromatología de la Intendencia de Tacuarembó dieron cuenta de niveles altos de coliformes generales y fecales. El límite aceptable es de 1.500 unidades formadoras de colonias (UFC) por cada 100 mililitros de agua; en la cañada se halló 3.500 UFC en la misma medida de agua.
Solís Echeverría, técnico en gestión agropecuaria, excandidato a intendente de Tacuarembó por Cabildo Abierto y actual director de Medio Ambiente de la Intendencia del departamento, elaboró un expediente con fotos y material a partir de la denuncia de los vecinos y lo presentó en la Dinama. “Quiero pensar que es parte del proceso, que lleva su tiempo entre notificaciones, descargos y demás; no quiero pensar que haya otros intereses en el medio”, expresó. Desde su perspectiva, “no hay que esperar a que haya otra lluvia abundante para actuar” porque “se puede exigir, supervisar y hacer que se cumpla el tratamiento de todos esos líquidos”. “Lo lógico, más allá de lo que uno pueda haber visto en el lugar, de que los vecinos comenten y las conclusiones que uno pueda tener a título personal, es esperar a que la Dinama se expida y vea realmente cuál es el origen del problema y tome las medidas”, finalizó.
El establecimiento se encuentra en la intersección de las rutas nacionales 6 y 26, y cuenta con 30 corrales que permiten tener aproximadamente 5.000 animales. La empresa ADP tiene una alianza comercial con el escritorio rural José A Valdez y Cía., de 103 años de antigüedad. Según informó su director, Pablo Valdez, ellos se encargan de “proveer vacunos” de sus clientes. El escritorio donó 1% de la recaudación de sus ferias y remates virtuales al Fondo Coronavirus.
¿Calor o contaminación?
“Fueron unos peces muertos que aparecieron en una cañadita, pero lejos de los corrales. Yo he andado por todo el país. Históricamente en verano hay muerte de peces en las cañaditas cuando hace mucho calor, por la temperatura mueren los peces”, declaró Juan Domenech, veterinario y gerente de producción ganadera de ADP. “Es insólito que en un pueblo como Caraguatá haya una empresa que llegó a dinamizar, que está haciendo todas las cosas bien para no contaminar y es increíble que haya gente que no comparta”, opinó.
Domenech contó que a raíz de la circulación en las redes sociales de las fotografías donde se observan peces y tortugas muertas dirigiendo la “culpa al corral”, se llevó un equipo de biólogos de la empresa a la instalación. Días más tarde también se presentaron técnicos de la Dirección Nacional de Aguas (Dinagua), pero no encontraron animales para tomar muestras.
“El corral cuenta con la aprobación de la Dinama y con un tratamiento de efluentes. ¿Cuándo puede contaminar este tipo de corral? Cuando llueve mucho y si los efluentes no tienen tratamiento. Pero el emprendimiento cumple con todo lo que la Dinama dictamina”, manifestó. Además, están “considerando la posibilidad de ampliar las piletas de decantación, calculando la mayor lluvia histórica de 30 años, para que no se filtre una gota de agua y para que nadie pueda decir nada de nada”. Dijo que “ningún corral lo tiene”, pero ellos lo están considerando.
El veterinario fue consultado sobre si la instalación cumplía correctamente con las pautas establecidas en la Guía de buenas prácticas ambientales y sanitarias de establecimientos de engorde de bovinos a corral. “Son recomendaciones, pero obviamente hay corrales en todo el país mucho más cerca de ciudades más grandes” manifestó. “Los pueblos que están a menos de cinco kilómetros no son padrones urbanos, entonces la Dinama nos habilitó, y la Dinama te habilita igual, más allá de que estés más cerca, porque es una recomendación, no es una ley”, sostuvo Domenech. La guía recomienda una distancia de al menos cinco kilómetros desde los establecimientos hasta los centros poblados; estos últimos abarcan a “los centros urbanos consolidados en una trama urbana, hasta caseríos y agrupaciones de viviendas en localidades aisladas”.
“El olor sí, no te voy a mentir, cuando el viento está del lado este hacia el oeste, después de una lluvia, podés sentir un olorcito”, aseguró el gerente de producción ganadera de ADP, y agregó: “Nosotros plantamos árboles y a medida que crezcan no van a dejar que pase la corriente más grande de viento”. Sostuvo que “habían calculado” que debido a la existencia de una cortina de eucaliptus cercana no “debería llegar”, pero que “obviamente se puede llegar a sentir”.
La empresa ADP envió un comunicado a la diaria, en el que expresa que tras la visita de la Dinama, “la dirección concluyó que no existen elementos que determinen vinculación con el funcionamiento del corral de engorde que la empresa ADP - Agronegocios del Plata tiene en la zona”. También se detalla que “incluso cabe la hipótesis [de] que las escasas precipitaciones hagan que la citada cañada funcione como un curso intermitente con una situación de bajo o nulo caudal, determinando condiciones de anoxia que llevarían, entre otras cosas, a la mortandad de peces registrada”. Según la visión de ADP, por esta razón se “deslinda de responsabilidad a la empresa”.
“Cuando la empresa se quiso instalar hubo denuncias de los vecinos, y como la Dinama no tenía potestades para que no se instalara le exigimos toda la información posible que le podíamos pedir”, expresó Eduardo Andrés, director de la Dinama. Explicó que el desborde en las piscinas de decantación del 16 de enero “generó una disminución del oxígeno, con la posible mortandad de algunos peces que habitaban en esta fauna”. Argumentó que en la zona de Tacuarembó hay una dependencia de la Dinagua y se le pidió a un técnico que se presentara “y constatara algunos hechos como la mortandad de peces, presencia de olor y desborde de las piletas”. A partir de este punto actuaron según la “legislación existente” y que pueden aplicar.
“Con respecto a ese tipo de actividad, encierro para engorde, tenemos un decreto que la regula solamente en la cuenca del río Santa Lucía. Para el resto del territorio nacional estamos elaborando una resolución ministerial, para poder tener control sobre todo el territorio y sobre este tipo de establecimientos”, expresó Andrés. Espera que una vez que el Poder Ejecutivo la firme, se va a “actuar con un poco más de firmeza en el tema”.
Sin embargo, explicó que de acuerdo al Código de Aguas, pueden pedirle a cualquier empresa la solicitud de autorización de desagüe (SAD). “Tienen que darnos respuestas sobre qué vertido y condiciones tienen, eso quiere decir que nos den informe sobre cuáles son las características del sistema, cómo funciona, y parámetros que puedan confirmar que la emisión que tienen está de acuerdo a las exigencias”, agregó.
Sobre el caso particular de Caraguatá, Andrés comentó que se le solicitó a la empresa que diera un informe de la situación y a partir de allí se elaboró un informe “para que se le realizara una notificación y una sanción”. “Según el procedimiento, cuando se notifica una sanción, la empresa previamente tiene el derecho de emitir un informe justificando o presentando información que pueda rebatir nuestros argumentos; si no es así, aplicamos la multa”, anunció. Según el director de la Dinama, la empresa todavía no lo ha hecho, pero está dentro del plazo para presentarlo, que son diez días hábiles.
De intereses económicos y políticos
Rafael Menéndez, diputado de Cabildo Abierto por Tacuarembó, solicitó un pedido de informes al Ministerio de Ambiente a raíz de la denuncia de los vecinos. Se detallan varias solicitudes: si ha concurrido personal del ministerio al lugar afectado con el fin de constatar lo expresado en las denuncias; si se determinó cuál es la fuente de contaminación y, en caso afirmativo, si ha habido multas o sanciones; si han existido episodios previos similares con mortandad de animales en la zona; si se georreferenció la zona potencialmente afectada; y de haberse constatado daño, si se ha realizado el estudio del impacto ambiental ocasionado y su magnitud, entre otros.
Menéndez fue consultado sobre si considera que se prioriza el interés económico sobre el ambiental. “Cuando suceden estas cosas y no se toman medidas, sí. Lo que nosotros esperamos es que se tomen medidas por parte del Ministerio de Ambiente y del Ministerio de Ganadería, que serían los dos involucrados. En caso de este tipo de accidentes, si bien pueden suceder, deben existir acciones para corregir y eventualmente sancionar”, respondió.
Sobre el pedido de informes, Juan Domenech declaró que “lo de los peces muertos, la verdad que el diputado Menéndez se ve que no tiene mucha cosa que hacer, pero me sorprende que tome en cuenta unos peces muertos en un charquito, como se mueren en todo el país, en cualquier charco del país que se estanca el agua y se calienta el agua en verano”.
“Lo que elevo es la preocupación de vecinos que han visto problemas, y justamente el pedido de informe es para ver si existen responsables. [Acerca de] la consideración de que, si tengo o no tengo nada que hacer, me parece que es parte del trabajo de los legisladores porque nuestro patrón es la gente. Yo entiendo que cada uno tenga que reportarse a alguien, y nosotros debemos respondernos a la gente”, respondió Menéndez.