Elon Musk y su conocida compañía Tesla, Inc –antes Tesla Motors– presentaron en Los Ángeles un nuevo camión semirremolque eléctrico que pretende lidiar con uno de los problemas ambientales más importantes del mundo: cómo reducir la emisión de gases de efecto invernadero. Tesla no fue ingenua al presentar un camión de este estilo: los camiones pesados y semipesados están segundos en el ranking de vehículos que contaminan con ese tipo de gases en Estados Unidos, por detrás de los autos –cuya cantidad de emisiones es muchísimo mayor –y por delante de los aviones.
En cuanto uno pone el video de la presentación en Youtube se siente en el futuro: es el efecto Tesla, que siempre parece mostrar cómo será la tecnología en los años venideros. Sin embargo, hay serias dudas sobre el éxito comercial de su emprendimiento. El problema más importante es una ausencia: se habló de todas las ventajas, pero del precio ni noticia. Esto es crucial, por más que el ahorro de combustible sea un argumento válido de ventas –se habla de 1,26 dólares por milla frente al 1,51 del diésel–, la autonomía del vehículo es de 800 kilómetros, cuando su competencia más tradicional es capaz de duplicar esta cifra. Incluso más allá de la autonomía, sin el precio es imposible calcular cuántos años hay que tener a ese monstruo futurístico en la ruta para amortizar los costos. Puede que la mayoría de los empresarios de la industria necesiten más información para invertir, pero otros ya están haciendo fila para tener su flota eléctrica.
Uno de ellos es Walmart, la cadena de supermercados: fueron de los primeros en levantar la mano cuando Musk se preguntaba quién quería una flota. La empresa ha dicho que quiere 15 camiones Tesla Semi –como se les denomina–, que repartirá en dos países: diez para Estados Unidos y los cinco restantes para Canadá. Esto representa un porcentaje minúsculo teniendo en cuenta los casi 6.000 camiones que tiene la cadena sólo en tierras estadounidenses. No obstante, puede servir de señal para que el emprendimiento de Tesla encuentre éxito en el mercado.
Por otro lado, Loblaw, una cadena de locales dedicada a los alimentos y los productos farmacéuticos, también anunció su interés en transformar toda su flota a vehículos eléctricos, a modo de llegar al objetivo de reducir las emisiones de gases para 2030. La empresa canadiense proyecta que para esa fecha tendrá operando en las rutas 350 vehículos que no afecten de ninguna forma la atmósfera.
Los camiones del futuro
Los nuevos Tesla Semi no son sólo estéticamente futuristas: a su diseño exterior lo acompaña una cabina con un notorio espacio para el conductor, donde el volante y el asiento se encuentran en el centro. Esto no es menor a nivel de diseño, teniendo en cuenta que el conductor siempre se sienta a un lado del vehículo. A su vez, a los lados de la cabina hay dos pantallas táctiles de un considerable tamaño que sirven de paneles multifunción, en los que uno puede desde elegir la música a tener los controles de la cabina.
Estos semirremolques presumen de alcanzar 100 kilómetros por hora en cinco segundos, aunque si se les aplican el máximo quilaje permitido en Estados Unidos (36.300 kilos) demorarían, en realidad, 20. Con respecto al quilaje, no se ha comunicado el peso de cuatro baterías colocadas a la altura de las ruedas traseras, lo que también puede comprometer el éxito comercial de los camiones Tesla. Desde el precio de cada camión hasta su dudosa autonomía, el futuro ambiental parecería estar comprometido si no hay una relación costo-beneficio entre lo que se larga a la atmósfera y lo que entra en el bolsillo.