Parece un producto importado, por la expectativa que generan un envase elegante y cierta clase de ingredientes: nueces pecán, chocolate belga, especias. Para colmo, el nombre, Britannia. Pero las nueces vienen de la Sierra de las Ánimas, indica el mismo paquete que lleva un ícono de reciclable. Juan Patricio Enright, un argentino que se mudó a Uruguay con su familia en 2001, es la cara visible de ese campo de nogales en la zona de Gregorio Aznárez, detrás de la sierra.
El bisabuelo de Enright había llegado al Río de la Plata a fines del siglo XIX, primero a “Buenos Aires y después se fue a Rojas, porque uno de los hermanos había hecho punta de lanza en provincia”. Allá en Londres trabajaban en el ferrocarril, pero “se vinieron a probar suerte a América del Sur, empezaron en Argentina y ahí hicieron distintas cosas; algunos fueron posteros, otros mayordomos de estancia. Tuvieron distintos roles, y en algún momento, como era mucho más fácil, pudieron tener una porción de tierra”.
Pasadas las generaciones, en aquel lugar no se hacía más que agricultura tradicional, las rotaciones típicas: soja, trigo, maíz. “Como ocuparme a la distancia era imposible”, explica el bisnieto de aquel inmigrante, “la idea fue vender allá y comprar acá. Y como el predio no es muy grande, buscamos proyectos intensivos. En su momento evaluamos el tema del olivo como una posibilidad, y cuando me metí en el mundo de los pecanes quedé fascinado con todas las características nutricionales, las bondades que tiene la nuez pecán, que no se conoce mucho en estas latitudes”.
En general sigue siendo un poco más cara que la nuez de Castilla, admite, que es a la que estamos acostumbrados a llamar mariposa. Juan Patricio Enright señala que de la pecán, originaria de América del Norte, acá hay algunas plantaciones, “como la de Henderson, el ex dueño de Tienda Inglesa, en San José, que tiene más de 40 años. El abuelo del vivero La Ardillita, de apellido Hoffmann, fue el primero que empezó con el tema del pecán en Uruguay. Nosotros compramos todas las plantas en el país. Hay gente que ha importado, pero también hay mucha planta desarrollada acá. Desde hace un tiempo se empezó a ampliar”.
Se multiplicaron los frutos y se nucleó la gente del rubro, que hace dos años armó la Asociación de Productores del Pecán del Uruguay. Aspiran a desarrollar el mercado interno mientras buscan “trabajar con Uruguay XXI y con el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca para ir viendo protocolos fitosanitarios de distintos países”, esto es, estudiar los mejores canales para colocarlas fuera de fronteras. “Calculamos que en Uruguay debe haber plantadas más o menos unas 500 hectáreas sólo de pecán”, sigue Enright. “Lo que hace que sea cara es sobre todo el proceso. Entonces, una nuez pelada la vemos en general a un precio alto en el que tiene mucha incidencia el estacionamiento, el cuidado, el secado y el pelado”, detalla.
Es una planta que se da bien en climas templados. Hay distintas variedades de nogal pecán, “muchas tienen nombres de tribus de Estados Unidos, porque son oriundas de las costas del Misisipi. Algunas están mejor adaptadas a estas zonas y, según cómo uno plantee el negocio, hay variedades que empiezan a producir antes, hay distintos tamaños de nuez, distintas formas, algunas más resistentes a determinadas pestes, por ejemplo, la sarna. En función de esos factores uno trata de elegir y arma una plantación. Yo tengo 1.000 árboles, tres variedades, pero 70% es de la que se llama shoshoni”.
El grueso de la cosecha arranca en abril y se extiende hasta junio. En el hemisferio norte las plantaciones grandes pueden permitirse tener todo mecanizado, utilizando un shaker, es decir, un vibrador que sacude el árbol y hace caer las nueces, distinto a los procedimientos locales, generalmente manuales, en los que cuando las nueces no caen naturalmente se acelera agitándolas con una caña, por ejemplo.
Un árbol de pecán entra en producción aproximadamente a los diez años. Una vez que lo hacen, estos nogales tienen lo que se llama un año on y uno off, pero hay algunas técnicas de manejo para tratar de regular esa alternancia. Como Enright plantó los primeros árboles en 2007, el año pasado se unió a dos socios para la elaboración de productos basados en nueces pecán, tratando de posicionarlas por sus atributos.
“Conocí a nuestra asesora técnica, Lita Abal, que tiene conocimientos de gastronomía y conduce una fundación para mujeres en situación de riesgo, FISE, y nos ayudó en el diseño y armado”. Britannia tiene dos presentaciones –45 y 100 gramos– de sus cinco tipos de productos: pecanas tostadas, cinco especias, caramelizadas, mendiants (medallitas de tres tipos de chocolate) y nueces con hilos de chocolate. Enright dice que la marca está construida alrededor de un ingrediente saludable, “que tiene un tostado y no tiene sodio”.
La planta de elaboración está ubicada en la misma fundación, en pleno Centro de Montevideo. En octubre de 2018 salieron al mercado de forma bastante auspiciosa, ya que están en cerca de 40 puntos de venta y aunque el precio al público varía según la carga que decida el comercio, para tener una idea aproximada las cajas de 100 gramos de las pecanas tostadas (el más económico) cuesta unos $ 100, y $ 155 los mendiants (el más caro).
Entre la pequeña tentación dulce y el snack, todos los productos están funcionando bien pero se sorprendieron con la aceptación que tuvieron los medallones: “Es el que más se ha vendido, pero por ahí hubo un elemento estacional, porque a fin de año de repente los llevamos a un comercio y nos lo pedían para regalos empresariales o canastas”. Como sea, están por sacar un sexto producto, un pecán mix, compuesto por 40% de pecanas, 30% de almendras y 30% de pasas de uva.