El emprendimiento base se llama Gemitus: así le puso Susana Azambuya cuando se enteró de que se podía traducir como “dulces suspiros” y que estaba en latín. “Me gustó porque me dedico a lo dulce”, cuenta en el local que inauguró con ayuda de su hijo, Bruno Santos, el martes en el Cabildo de Montevideo.

Hace alrededor de 15 años se volcó a la pastelería y aunque vive en Ciudad de la Costa, ya había tenido un local en Ciudad Vieja (una experiencia corta, debido a la pandemia) dentro de Casa Camino Verde.

Susana acumuló experiencia de trabajo en casas de té y grandes salones (Lavender, Hipódromo de Maroñas) y luego de manera independiente, pero los tiempos de coronavirus la dejaron sin lugar para elaborar. Al acceder, como proyecto incubado dentro del programa Vivero de Empresas del Centro de Desarrollo Económico Local (Cedel), ubicado en el parque Rivera, en mayo logró tener una cocina habilitada y el asesoramiento para armar el plan de negocios.

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Una convocatoria a llevar adelante Juramento, que es el nombre de la cafetería ubicada en el Cabildo, terminó de devolverla a las canchas. La iniciativa se enmarcó en las acciones de la Intendencia de Montevideo por la XXVII Cumbre de Mercociudades, que culminó el jueves, aunque seguirá funcionando más allá del encuentro. La selección del emprendimiento se hizo a través de un llamado a unidades productivas desde los Cedel, en el marco del Sistema Departamental de Cocinas Comunitarias. La apertura de la cafetería estuvo acompañada por una serie de acciones para reacondicionar el espacio: volvió a funcionar la fuente, inaugurada como bebedero en 1867 en la Plaza de la Constitución y trasladada en 1971 al patio del Cabildo.

Un pizarrón en la puerta del edificio anuncia las novedades. En el fresco establecimiento se puede ahora desayunar o merendar, pero también almorzar, ya que hay tartas (las venden enteras entre $ 160 y $ 220, o la mitad, acompañada de ensalada). Los gustos irán cambiando: caprese, de jamón, queso y aceituna, de espinaca. Apoyándose en otros dos proyectos del Cedel, ofrecen además coxinhas, los típicos bocados brasileños de pechuga de pollo deshilachada, que se sirven en porciones de cuatro unidades con un mix de verdes y tomatitos cherry en bandejas comestibles (hechas con masa, del emprendimiento Cereal Pack), y cuestan $ 200.

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Para toda hora están los sándwiches calientes a $ 240 y de pan de nuez, de jamón y queso o de bondiola y rúcula (son tipo copetín y salen de a dos por $ 60), tienen scones de lavanda, medialunas de manteca rellenas y una variedad de tortas que van desde carrot cake y cheesecake hasta chocolate, almendras y naranja, peras y almendras, crumble de manzana, de limón, hay cookies de cereza y chocolate, avena y pasas, vainilla y chispas. Tratan de no usar azúcar refinada, prefieren el mascabo o el rubio. La tarta de manzana es vegana. Usan packaging biodegradable. Utilizan café Jurado, de origen español, también para el cortado o el capuchino, y aparte hay té, jugos y licuados.

Juramento funciona en el patio de la fuente del Museo Histórico Cabildo (Juan Carlos Gómez 1362) de lunes a sábado de 10.00 a 18.00. Hasta que les habiliten el sistema de débito, aceptan transferencia o efectivo.