“La idea viene de romper un poco con la estructura del mundo del vino: esa solemnidad, esos rituales rígidos de la copa sobredimensionada y los aromas a frutas raras y cosas extrañas que, a nuestro entender, alejan un poco al consumidor de probar, porque de cierta forma siente que no conoce lo suficiente como para pagar un vino más caro. Algunos encuentran una barrera en esa falta de conocimiento que parecería ser un requisito para disfrutar”, fundamenta Mariano Mazzolla.

“El Vinito Club nació para todo lo contrario. Acá está todo bien. Por eso nos gusta mucho la analogía del vaso de Requesón. O sea, no todos tenemos en nuestra casa unas copas de cristal de Bohemia fantásticas para cada tipo de vino. Muchos tomamos el vino en vaso, en la copa que tenemos de vidrio, en una de esas un tinto lo ponemos en la heladera o le agregamos un hielo... Son rituales propios que tenemos, para disfrutar como queremos. Se despega un poco, de vuelta, de ese protocolo, de esa solemnidad. Si bien hay algunos intentos de descontracturar el vino, siempre está el que dice qué estás haciendo si estás tomando en vaso. Dejame en paz”, agrega.

De ese modo, Mazzolla armó un club en el que todos los meses se puede aprender y conocer sobre vino en términos de todos los días. El pack lanzamiento presenta, a $ 1.500, cuatro tintos de cepas insignia (Uruguay con el tannat, Argentina con el malbec, Chile con el carmenere y Portugal con el touriga), un posabotellas. Además, incluye un librillo que funciona como introducción al vino; en posteriores ediciones prometen ir tocando otros temas, como la degustación y los maridajes, pero siempre con un lenguaje coloquial y “partiendo de la base de que no tenés por qué saber de vinos”.

Dice Mazzolla: “Es un lugar donde vamos a aprender pero vamos a crear rituales propios, donde vamos a compartir distintos tipos de vino, obviamente no lo primero que encontremos sino una selección con curaduría, que tiene un sentido”.

En la misma lógica que manejaba Underground Beer Club, en el que estuvo involucrado, este club no exige membresía o compra obligatoria. Mazzolla dice que prefiere “el camino difícil” de tener que seducir al bebedor cada vez que saca una caja mensual. Ya lleva unas 60 colocadas en este mes debut y calcula que serán a lo sumo un centenar cada vez. Trabajan con bodegas locales e importadores para conseguir etiquetas que no se consiguen fácilmente en el mercado: esto incluye excedentes de exportación, como el tannat reserva que la bodega Juanicó envió a Reino Unido, el malbec nada menos que de Familia Zuccardi, un carmenere muy representativo del Valle del Maipo, o el touriga que les llegó de una barrica discontinuada y envasaron especialmente para este Volumen I.

“Si bien no estamos buscando vinos raros y difíciles, estamos tratando de mostrar cosas nuevas, no lo habitual que hay en el supermercado”, aclara el exsocio de Bizarra, una fábrica de cervezas artesanales que también elabora vinos naturales y que de aquí a fin de año seguramente aparezcan en alguna caja mensual. “De a poco queremos armar una legión de gente que disfruta el vino sin requisitos, como nos nace”.

The Vinito Club se contacta a través de vinito.uy y por Instagram, @thevinitoclub.


Para la huerta del fondo

El Jardín Botánico de Montevideo retoma la entrega de semillas de huerta, que es únicamente de forma presencial en la Casona del Museo (19 de Abril 1181), de lunes a sábados de 9.00 a 13.00. Cada persona puede solicitar hasta tres paquetes de semillas, y aclaran que no disponen de stock suficiente para brindar grandes cantidades a instituciones, ni se realizan envíos.

¿Qué semillas hay disponibles? Hinojo, puerro, perejil crespo, remolacha, espinaca, acelga blanca y rabanito.

Fogatas extendidas

Este sábado desde las 11.00 hasta las 18.00 continúan las celebraciones de San Juan en Ciudad Vieja, ya que los restaurantes de la calle Pérez Castellano organizan una nueva edición de Distrito. Prometen una variada propuesta gastronómica y musical, arte y diseño.