“La verdad es que el emprendimiento nació de rebote”, admite Florencia Hernández, diseñadora gráfica de profesión. Trabajaba en su casa y se dedicaba a la crianza de su hija, hasta que en enero de 2020 fue madre por segunda vez, pero entonces, a los tres meses, a la niña le diagnosticaron alergia a la proteína de leche de vaca y al huevo. De esa encrucijada, que la obligó a ella misma a cambiar su alimentación, nació Comodines, una línea de productos congelados.

“Sinceramente, nunca en mi vida lo había escuchado. Estábamos recién encerrados, en pandemia, era todo pánico, y me lo dijeron por teléfono: ‘Tiene esto, cortá todo lo que tenga lácteos’. Y ahí me ahogué, porque es muy difícil. Después entendí que si bien el vegano no usa ningún tipo de proteína, puede estar contaminado y tampoco es muy seguro que lo puedas consumir. Me empecé a informar, y hay gente a la que la alergia le pega para el lado gastrointestinal, que es el que tuvo mi hija; hay gente que la tiene a nivel cutáneo y hay una que es muy grave, que causa asfixia. Me llevó un tiempo entender hasta dónde mi hija toleraba o no toleraba”, explica.

“Yo me había aferrado a una lactancia exclusiva, entonces empecé a aprender, porque la dieta la hice yo para poder darle a ella. Ahí me volví loca, porque soy una persona a la que realmente le gusta comer, que disfruta mucho lo que es sentarnos a una mesa. Nunca cociné; en mi casa siempre cocinó mi marido y me empecé a dar la cabeza contra la pared, porque no daba crédito a que me tuviera que conformar con opciones como una galleta de arroz”. Hernández reclama sobre la falta de información. “Además, descubrí que no existe la ley de etiquetados de alergenos en Uruguay”. Obligada, dice que aprendió a leer etiquetas, y que la ayudó empezar a seguir cuentas sobre alimentación saludable en redes sociales. “Se hizo un poco la luz en cuanto a alimentación saludable, no por la alergia, pero sí por ver otras maneras de alimentarme, que sinceramente nunca me interesó. Yo como porque me gusta”.

Foto: Difusión.

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Así fue como, por primera vez, empezó a armarse sus recetas, para tener la libertad de ir a cualquier lado munida de provisiones. “Cuando mi hija creció, empecé a buscarle la vuelta para ella, porque todavía seguía con la intolerancia; empezó a ir a un jardín y yo quería que su vida fuera lo más adaptada y normal posible. Ahí me empecé a pelar las pestañas para que tuviera una alimentación acorde. Vi que la repercusión era buena, a todo el mundo le gustaba, y ya me lo tomé como un juego”, recuerda. Reconoce que siempre tuvo un espíritu emprendedor, aunque algún intento anterior “fracasó en la orilla”, pero esta vez, “con mucho apoyo, manija y toda esa oleada familiar y de amigos”, se lanzó a armar Comodines. Arrancó en su casa, encargándose de todo.

A medida que fue creciendo la respuesta de la gente, se dio cuenta de que necesitaba pegar un salto a una planta de producción. Por suerte, una clienta la ayudó a seguir y terminó siendo su socia. En febrero se instalaron con un local en la calle Libertad y en breve, aliadas con una nutricionista, comenzarán a organizar talleres, por ejemplo, sobre alimentación complementaria en primera infancia. Es la misma profesional que certifica que utilizan la materia prima adecuada, lo que garantiza que no exista contaminación. “Hay gente que llega desesperada, como yo en aquel momento, entonces le tengo que explicar qué materia prima consumo, porque está eso, que no hay una etiqueta. Nos tomamos la molestia de llamar a cada industria y bueno, hay que confiar en lo que me está transmitiendo”.

Desde el día uno, el proyecto se trató de productos congelados, prontos para consumir y fraccionados, ya que Hernández necesitaba solucionar rápidamente, y al mismo tiempo, como dice, no se iba a comer una torta sola en dos días. Además, no usa ningún tipo de conservante. En cada paquete hay varias porciones, de modo de abrir la bolsa y poder sacar lo que se necesita. Puede durar de cuatro o cinco meses en el freezer o el tiempo normal que aguanta la comida pronta en la heladera, alrededor de cinco días.

Foto: Difusión.

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En stock tienen actualmente una docena de productos dulces y salados, sin lácteos ni huevos ni sal ni azúcar agregados. ¿Cuáles son los ingredientes sustitutos? Endulzan la mayor parte con pasta de dátiles, salvo uno de ellos, que lleva jarabe de agave, y los de chocolate, que sí tienen azúcar en su composición. “A mí la bandera que más me importa es la no contaminación de la leche y el azúcar agregado”, dice Hernández. “De hecho, mis primeros Comodines tenían azúcar mascabo. Lo que pasa es que en el momento en que entrás en una rosca de alimentación saludable siempre buscás un poquito más y un poquito más, y bueno, le puedo sacar el azúcar y el producto está buenísimo”.

En lugar de sal utilizan condimentos, y en algunos casos, como las exitosas bombitas de garbanzo, llevan rawmesan, que semeja un parmesano pero elaborado a base de semillas. Los lácteos se cambian por leches vegetales, y quizás lo más difícil de sustituir, el huevo, que suele funcionar como un aglutinante en las recetas, en su caso se suple con una emulsión de chia y agua, que genera una suerte de gelatina.

Con esas estrategias logra hacer alfajores de pasta de porotos, brownies, galletitas raw (sin cocción), barritas, escones, muffins, pancakes, pan de calabaza, una especie de pizza/fainá... Nueve de los productos que comercializan son aptos para bebés a partir de los seis meses. “Y si esa familia decide que va a llevar una alimentación BLW, que es cuando el niño consume por sus propios medios, con su mano (lo que no es papilla), el trozo o la forma del comodín, su textura, su tamaño, es apto para que lo agarre ese bebé”, detalla.

Foto: Difusión.

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Apto para adultos

La buena noticia es que su hija menor ya superó la alergia; sin embargo, sigue sin gustarle demasiado la leche, y es fanática del huevo. “Cuando viene una madre con el tema de la alergia, yo le doy la receta de todo, porque la pasé tan mal que quiero ayudarla”, asegura Florencia. Pero no siempre sus clientas son madres desesperadas. “Es verdad que se acercan, en general, por una alimentación de bebés. Las alergias están desarrollándose como uno de los principales temas de salud a nivel de escala, pero más del 70% de los consumidores de Comodines no tienen ningún problema de alergia. Es gente que tiene un interés en una alimentación saludable, y lo que pasa cuando realmente lo prueba es que es rico. Por otro lado, son productos que no tienen harina ni azúcar, y hay todo un mercado para eso. Entonces, hay un público adulto al que le interesa y lo consume”.

Comodines. En Libertad 2613. Pedidos por Whatsapp: 098 150 516. También en locales de La Molienda y en Remarket.


En Charco

Este sábado, a partir del mediodía, en Club Cultural Charco (Maldonado 1477) celebran el día del amigo con una arepada a la parrilla. Cocina y musicaliza un amigo de la casa, Eduardo Arellán. La entrada es libre y no es necesario reservar.

Arte en azúcar

También este sábado es la última jornada de Días de ArtesUY, que se desarrolla con entrada libre en el Radisson Montevideo Victoria Plaza Hotel. Aparte de talleres, seminarios, demostraciones, exposición y venta, se podrá apreciar arte decorativo, arte urbano, artes plásticas, y tendrá lugar la primera edición del Concurso de Arte en Azúcar. Se compite en dos categorías: gala e infantiles.