Abundan los derrapes, los errores, las coincidencias y los antojos en la historia de la gastronomía. Desde la tarta tatin, armada al revés, con la masa de hojaldre colocada como último paso, para salvar el olvido de las hermanas francesas con unas manzanas sobrecocinadas, hasta Ups, se me cayó la tarta de limón, postre icónico del chef italiano Massimo Bottura que surgió de un accidente al tratar de emplatar la última porción.
En 2022, Sarah Hamouda estaba embarazada y tuvo una necesidad impostergable de combinar knafeh (“cabello de ángel” crujiente) y pistacho, sin saber que desataría una obsesión global. La fundadora británico-egipcia de FIX Dessert Chocolatier inventó así, con ayuda del chef y asesor pastelero Nouel Catis Omamalin, el chocolate Dubái, una receta trabajosa y cara, con ingredientes muy específicos y técnicas demandantes, que fue cobrando diferentes caras a medida que la intentaban replicar. La tableta que comenzó todo sólo se vende en Emiratos Árabes y a través de la plataforma Deliveroo. Pero, de acuerdo al diario británico The Guardian, se decomisaron partidas falsas y, en algunos casos, tóxicas en diferentes mercados.
El boom lo desató Maria Vehera, una influencer de Tik Tok, cuando se puso a comer la mentada barra de chocolate, rellena de una pastosa crema de pistachos, en diciembre de 2023, adentro de su auto. En entrevista con The New York Times, Hamouda declaró que su compañía recibió 30.000 encargos después de que Vehera subió el video.
La golosidad fue escalando en las redes sociales, al punto de tensar la demanda de pistachos, al igual que las avotoast –las tostadas del desayuno repetido hasta el hartazgo desde hace años en imágenes de Instagram– puso en jaque las plantaciones de palta.
En enero las crónicas daban cuenta de que el chocolate Dubái “triunfaba” en el Festival del Chocolate de Viena. La afamada marca alemana Lindt se rindió ante la evidencia y sacó una línea Dubai Style, que aparte de barras cuenta con pralinés y snacks de la famosa amalgama dulce.
“Inspirado en los sabores del Medio Oriente, Dubái en casa”, reza la publicidad de confitería Carrera, uno de los negocios que a nivel local decidieron sumarse a esta tendencia viral. El tradicional emprendimiento lo ofrece en tabletas de chocolate blanco, rellenas con una mezcla de pistachos, kadayif (hilos de masa crocante) y pasta de sésamo.
También se puede conseguir este antojo en la cadena de heladerías Freddo en Uruguay, que lo tiene entre sus gustos, y la marca Havanna está anunciando el lanzamiento en Argentina de un alfajor Dubái.
Más allá de la industria, hay pasteleros, como Lucas Fuente, de La Obrería (Ciudad Vieja), que dieron talleres de galletas Dubái, entre otras variantes.
La pastelera uruguaya Mariana López Brito, conocida como Marian la que cocina, tuvo una experiencia intensa con el producto. Cuenta que se propuso elaborar chocolate Dubái de calidad y, como “primero que nada lo más importante es usar chocolate puro”, recurrió a una experta, la sommelier de chocolate Lu Benvenuto, de Te Como.
El equipo se repartió tareas: Benvenuto obviamente encaraba el chocolate, usando Belcolade, mientras que López Brito preparaba el relleno. “El original es con chocolate con leche, pero decidimos usar semiamargo, porque es bastante dulce el relleno. Entonces, estaba bueno el contraste; personalmente, me gustaba más”, dice la pastelera.
Foto: difusión.
Como las proporciones de la receta que generó todo son secretas y el kataif, es decir, el elemento crocante, no se consigue en plaza, cortó masa filo en tiritas y la tostó muy lentamente en una sartén con manteca. “Quedan bien doraditos y crocantes. Eso es lo más importante. Obviamente, no es lo mismo, pero quedó bueno igual. Entonces, lo dejé enfriar y después lo que hicimos fue una mezcla de chocolate blanco, que también tiene que ser puro, con pasta de pistacho (hoy en día hay muchas que no son puras), me refiero a pistacho procesado, hasta conseguir una crema; no otras industriales que venden, que les ponen glucosa, colorante, esencia de pistacho. También lleva un poquito de tahini (pasta de sésamo), que le da una profundidad al sabor, y un poquito de sal”, detalla. “Ese relleno es para comérselo a cucharadas, una locura”, asegura. Luego templaron el chocolate, lo rellenaron y lo envolvieron.
“Lo que me pasó es que lo publiqué, y a los 15 minutos tenía vendidos como 500 chocolates, que no era lo que habíamos hecho, porque además dan mucho trabajo de rellenar. La gente lo vino a buscar, pero tuve que bajar la publicación, porque no daba abasto con la producción”, recuerda. “Era una prueba a ver qué pasaba, y la gente enloqueció. Hoy en día se ven por todos lados diferentes versiones. Lamentablemente, algunas bastante diferentes a la original: le ponen desde símil chocolate hasta fideos de arroz, como vienen del paquete; claro, son crocantes, pero porque están crudos”.
“No sé si a todo el mundo le gusta o lo come porque es viral, pero a mí me fascina”, admite López Brito. “Me encantaría algún día llegar a Dubái y poder comer el propio chocolate de Dubái. Por ahora he probado sólo copias”.
Licores caseros
Del Limón es un emprendimiento familiar de licores cítricos –limoncello, arancello, mandarina y pomelo– elaborados con frutas orgánicas, sin conservantes, en un equilibrio entre acidez y dulzura donde resaltan los sabores naturales. Comenzó unos años atrás, probando recetas hasta conseguir una que consiguiera imitar el aperitivo italiano. Incentivados por amigos y clientes, empezaron a agrandar la producción y a agregar gustos. Las botellas de 500 cc cuestan $ 650 y las de 750 cc, $ 850; pero, además, para este día del padre lanzaron una partida de crema de limoncello: la botella de 500 cc cuesta $ 950. El costo de envío en Montevideo es $ 150, o gratis a partir de compras de $ 1.200.
Ya que utilizan únicamente las cáscaras para las bebidas, tenían excedentes de pulpa, así que empezaron a hacer mermeladas artesanales: de naranjas, limón y naranja, mandarinas, y limón, naranja y pomelo, en presentación de 230 g a $ 280 y 450 g a $ 350.
Para encargarles: @limoncello.dellimon en Instagram, y en el local Pitanga, en el Jardín Botánico.
Cartas y copas
El lunes, a partir de las 19.00, se desarrollará la primera edición del campeonato Truco & Vino en City Winery (Joaquín Requena 1094). Será una noche de juegos que combinará gastronomía y premios: 24 botellas de vino de grandes bodegas uruguayas.
La inscripción, de $ 4.800 por pareja, incluye como entradas cuatro empanaditas de vegetales y hongos y cuatro croquetas de jamón crudo, cazuela del envido como principal y tiramisú de postre, más una botella de Pizzorno tannat reserva. Por más detalles, comunicarse al 098 756 802.
Café ejecutivo
La aplicación local Wonk se transforma, pasando de ser un mapa de cafés a una plataforma con modelo de suscripción y funcionalidades nuevas. Pasa a tener una suscripción mensual de cinco dólares que permitirá acceder a descuentos y beneficios en cafeterías aptas para teletrabajo. Sus responsables argumentan la conveniencia en que “sale 40 veces menos que un coworking tradicional, y si vas más de una o dos veces por semana, ya se paga sola”.
Desde su inicio hasta ahora acumularon más de 2.000 usuarios y ya hay más de 700 calificaciones de cafés. Además, sumaron la posibilidad de ver horarios más y menos concurridos y la franja específica de coworking, y permite dejar comentarios (aparte de calificar). La contraparte, es decir, las cafeterías, también puede iniciar sesión, subir su menú, gestionar sus datos y fotos.
Cafetería nocturna
Vuelve el Turno Noche a Seis Montes (Rivera 2208) en la previa del feriado. El jueves 17 de julio, de 19.00 a 22.00, la barra se enciende con los tragos de @catapintada y @emironca para acompañar el mole de taquería La Milpa, amenizado por Federico Brea en vinilos.