Con la consigna “¡Películas hasta quedar patas para arriba!”, comienza la 28ª edición del Festival Internacional de Cine para Niños y Jóvenes de Uruguay Divercine, que como cada año incluye una selección de unos 90 films provenientes de 25 países de alrededor del mundo.

El acontecimiento incluye una muestra con una programación especial de cortometrajes, que se presentará hoy a las 15.00 en el Centro Cultural de España (CCE; Rincón 629); del 29 de julio al 2 de agosto en el Movie de Nuevocentro Shopping (Luis Alberto de Herrera 3365); el 24 y el 31 de julio en doble horario, a las 10.00 y a las 14.00, en la sala Zitarrosa; hasta el 10 de agosto a las 14.00 en la sala Espacio Idea del Ministerio de Educación y Cultura (San José 1116), y en varias bibliotecas que forman parte del circuito gestionado por la Intendencia de Montevideo (horarios y lugares a confirmar). El festival tendrá lugar desde el 29 de julio hasta el 2 de agosto, de 13.30 a 16.30, en las salas Héctor Tosar y B del auditorio Nelly Goitiño (18 de Julio 930).

“Desafiamos a los adultos a que concurran a Divercine, se sienten en la sala y contemplen la atención con que los niños disfrutan de la programación. Es una experiencia que recomendamos a todos: van a comprender que los niños son algo más que seres bajitos”, invitan los organizadores.

Ricardo Casas, director programador de Divercine, comenta: “La expectativa es que vayan muchos chicos de escuela. Hace algunos años cambiamos para que se haga fuera de las vacaciones de invierno, que es una época en la que hay millones de ofertas y la gente no sabe ni para dónde agarrar. Van grupos de escolares de todas las edades, de centros del INAU [Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay], de guarderías, etcétera. En general, se llenan las salas, y esa es la idea. Es con entrada gratuita para que no haya limitación y que los niños puedan acceder a un material que en otro lado no van a ver”.

“Esa es la razón de ser de Divercine: programar un material de calidad que es muy diverso, que viene de todo el mundo, y que los chicos puedan ver esas cosas que no se ven ni en las películas de los shoppings ni en la televisión ni en Netflix”, define Casas.

Con respecto a la programación del festival dice que “significa una apertura a distintas propuestas culturales y artísticas, porque hay directores de todo el mundo, en todos los géneros: ficción, documental, animación, programas de televisión, obras hechas por niños, obras hechas en escuelas de cine. La propuesta es variada, incluso dentro de cada programación, que es por edad: más temprano es para los más chicos y se va aumentando la edad”.

Un poco de historia

La idea del festival surgió en el ámbito de Cinemateca Uruguaya, que albergó, en la sala La Linterna Mágica, las primeras ediciones. Cuando se les solicitó una muestra de cine para niños, se dieron cuenta de que las películas que tenían eran pocas y viejas. Salieron, pues, en busca de material nuevo, diverso y de calidad.

De esa manera surgió la primera edición del festival, que se realizó en 1992 y al que Eloy Yerle, entonces directivo y responsable del curso de cine para niños de Cinemateca, bautizó “Divercine” porque reunía dos características: era divertido y diverso. “Cuando en Cinemateca nos pidieron películas para niños, no había y descubrimos que había una producción maravillosa que no llegaba a América Latina. Una vez quería programar La princesa Mononoke, de Hayao Miyazaki, y no estaba y al final terminé llamando a Miramax, a Hollywood y me respondieron que esa película no venía a América del Sur. Y embromate”, recuerda Casas.

Presente y futuro

En sus casi tres décadas de historia, el festival ha debido adaptarse a cambios varios. “Al principio teníamos la sala de La Linterna Mágica, pero cerró en 2005 y quedamos a la intemperie. Hubo que buscar salas aptas, algo que no resultó fácil, hasta que encontramos el auditorio Nelly Goitiño, una sala céntrica, con buena proyección, buen sonido y buena capacidad: es funcional a la propuesta de Divercine”, cuenta Casas.

Pero también fue necesario adaptar la programación a las características del público y la manera de mirar: “No estamos trayendo largometrajes porque al trabajar con escuelas el horario se ha reducido: a las cuatro y media los chicos se tienen que ir porque a las cinco los padres los van a estar esperando en la puerta de la escuela. De todas maneras, todo indica que los chicos disfrutan más los cortos porque no están habituados a ver películas de una hora y media. Incluso si vas a las salas de los shoppings hay chicos que no aguantan un largometraje; por más que tengan mucha música, mucho color, mucha acción, llega un momento en que no quieren más. Uno se va adaptando a las épocas, no en vano Divercine cumple 28 años”.

En ese sentido, Casas adelanta que se encuentran en una transición en la que el desafío es hacer proyecciones online, aunque por ahora las posibilidades parecen lejanas. No obstante, señaló: “Estamos viendo cómo funciona esto y si podemos aggiornarnos también en ese sentido. Los chicos con las ceibalitas, las tablets y los teléfonos ven mucho material online, acceden a streaming desde chiquitos. También hay que buscar por ese lado, ver a qué públicos podés llegar. Es todo un trámite que apunta hacia el futuro”.

Visitas

Además de la muestra y del festival, Divercine incluye otras actividades. El 26 de julio a las 19.30 en la sala Zitarrosa tendrá lugar el Seminario de Educación Audiovisual, en el que, junto con Cristina Hernández (ex directora de los Institutos Normales), Carla Lima (directora de Plan Deni) y Cecilia Etcheverry (directora de Cineduca), participará María de los Ángeles Chiqui González la ministra de Cultura de Santa Fe, Argentina, quien dará una charla sobre educación audiovisual, a quien Casas califica de “una persona extraordinaria a quien hace mucho que queríamos traer”. “Es importante para enfocar el tema desde una perspectiva histórica, ya que Uruguay es un país pionero en la educación audiovisual, a pesar de que todavía no logramos que se incluya en la currícula. Pero aun así hemos tenido pioneros, y es importante que la gente joven conozca esta historia”, sostiene.

Además, destacó que llega el italiano Vittorio Pilone, que reside en Canadá y va a hacer un cortometraje con niños de un barrio carenciado. Da talleres de comunicación audiovisual dirigidos a niños y jóvenes en situación de vulnerabilidad social y ha participado en diversas producciones de video de producción comunitaria en distintos lugares de América Latina. “Va a ser una experiencia linda y estamos muy entusiasmados”, expresa Casas.

Agregó, además, que en estos días es el cierre de la convocatoria del concurso de Atlantidoc, que data de hace seis años, cuando se creó la Mesa de Cine y Educación. Está dirigido a estudiantes de secundaria de todo el país, que presentan ideas para un documental de diez minutos. Se seleccionan cuatro, que se desarrollan en los próximos cuatro meses con el argentino Christian Pauls, quien supervisa el trabajo de los grupos seleccionados en la confección del guion, el rodaje y la edición. “A fin de año, los cuatro documentales se exhiben en Atlantidoc como forma de cerrar el proceso de producción. Salen documentales de muy buena calidad, y es una experiencia única para los chicos, invalorable porque es un trabajo que en ningún centro de enseñanza se ha podido desarrollar hasta ahora”, destaca Casas.