Por estos días llegó a la cartelera cinematográfica de Uruguay la película Nop!, dirigida por Jordan Peele. Se trata de la tercera cinta del neoyorquino de 43 años, que debutó como director en 2017 con la comentadísima ¡Huye!, que logró cuatro nominaciones al Oscar y tres que lo tenían como protagonista: Mejor Película, Mejor Director y Mejor Guion Original. Volvió a su hogar con esta última estatuilla. En 2019 había escrito y dirigido Nosotros, protagonizada por Lupita Nyong’o.

Esta parte de su historia es bastante conocida por estas latitudes; sin embargo, son menos las personas que conocen lo que hizo entre 2012 y 2015, cuando fue uno de los dos protagonistas de un programa de sketches muy popular en Estados Unidos. De hecho, varias de sus piezas se viralizaron y seguramente se habrán cruzado con alguna de sus actuaciones humorísticas sin saber que ese rostro que estaba detrás de la cámara buscaba transmitirles miedo (entre otras sensaciones).

La serie mencionada se llama Key & Peele, debido a que su cocreador e intérprete es Keegan-Michael Key. Y si vieron Toy Story 4 en su idioma original, disfrutaron de estos dos actores poniendo las voces a la pareja de premios de feria llamada Bunny y Ducky. Pero no me quiero ir por las ramas. Estamos hablando de Key & Peele y de la posibilidad de disfrutar de los primeros episodios de esta serie gracias a la plataforma Paramount+ (de manera independiente o dentro de sistemas de cable como Nuevo Siglo).

Por el momento están disponibles las dos primeras temporadas, totalizando 18 episodios de 22 minutos, pero no es la primera vez que Paramount+ dosifica la llegada de sus series (como hizo con South Park, que actualmente se encuentra completa), así que es de esperar que más adelante llegue el resto de esta recomendable comedia de sketches.

El formato es sencillo: (Keegan-Michael) Key y (Jordan) Peele se presentan ante un auditorio en vivo, bromean sobre sus vidas o sobre algún elemento presente en la microficción que verán a continuación, y luego la presentan. Los segmentos no suele tener más de cinco minutos, así que cada episodio trae un puñado de situaciones muy variadas.

Como toda comedia antológica, la calidad de las humoradas variará, así como el disfrute del público. Pero el promedio es alto, sobre todo porque los dos escritores e intérpretes parten de premisas sencillas de explicar y no se quedan más tiempo del necesario. Eso, en épocas de humor que busca la risa justamente por quedarse demasiado tiempo. como en las dos maravillosas temporadas de I Think You Should Leave, es un respiro. Por algo hay clásicos que nunca fallan.

Pese a la variedad de recursos y de situaciones presentadas, hay una que vuelve una y otra vez, y que es parte fundamental de Key & Peele: la experiencia negra en Estados Unidos. Los personajes que representan sufren en carne propia el racismo y el tratamiento diferenciado del afroestadounidense promedio, o muestra en forma absurda (o directamente a la inversa) algunas de las situaciones más comunes. Hay sketches ambientados en una subasta de esclavos, sobre los neonazis de la prisión o sobre las frases más recordadas de Martin Luther King.

Al mismo tiempo, a veces el humor solamente está en los juicios confusos en un reality de cocina, los sentimientos que despierta un perrito tierno o una pareja homosexual que se enfrenta a la legalización del matrimonio, pero solamente uno de ellos quiere dar ese paso. En muchas de las piezas se respira el optimismo de la “era Obama”, y de hecho el sketch más famoso era el “traductor de ira” de Barack Obama, un hombre llamado Luther que se paraba a su lado y decía lo que el presidente realmente pensaba pero no decía, ya que de hacerlo nadie se lo perdonaría, debido a su color de piel.

Fue tan popular el personaje, que Luther acompañó al verdadero Obama durante una de las tradicionales cenas de los Corresponsales de la Casa Blanca, evento que permite que los comediantes se burlen, en su cara, de la clase política estadounidense.

Key y Peele se encargan de la mayoría de los personajes principales, pero cuentan con un abanico de invitados que incluyen algunas caras conocidas de la comedia estadounidense, ya sea en stand up o en la televisión, como Paul F Tompkins, Rob Delaney o Kevin Sorbo (el intérprete de Hércules que luego se volvería ultraconservador).

Si algo hay que criticarle al formato, pero no es suficiente como para dejar de recomendarlo, son algunos segmentos en vivo. En ocasiones Key aparece demasiado tentado por las ocurrencias de su compañero, que no son improvisadas. Y no son pocas las veces que sus ocurrencias, aunque graciosas, adelantan la vuelta de tuerca que tendrá el segmento siguiente.

La era de la viralización de videos le dio vida eterna a esta serie, pero más allá de los momentos filmados frente al público merece ser vista en la manera en que fue creada. Con toda su variedad, su crítica y también toda la nostalgia de parte de un país que celebraba al primer presidente negro sin soñar con lo que luego de su mandato (y criticando menos lo que estaba ocurriendo, vamos a decirlo todo).

Key & Peele. Episodios de 20 minutos. Dos temporadas. En Paramount+.