Dos libros que desde distintas perspectivas abordan el juego, de la mano de Silvia Soler y Luisa Sabatini, y de Ruth Kaufman y Diego Bianki. Para los que se queden con las ganas de seguir en tema, una buena opción puede ser visitar el Museo del Juguetero, en 25 de Mayo 530.
Personaje del Cerro
La escritora y editora Silvia Soler (responsable de la colección de divulgación científica para la infancia Más Cerca, que incluye títulos como El viaje que cambió la ciencia. Las aventuras de Charles Darwin en el Río de la Plata, con Anita Aisenberg, Marcelo Casacuberta y Pantana, entre varios otros) y la ilustradora Luisa Sabatini (Caracúlico, con Lorena Hugo, Bolacero, con Mariano González) conforman una dupla creativa que ya ha publicado varios libros y que ha acumulado una experiencia que muestra cada vez más aceitado el trabajo conjunto y la imbricación de los aportes de cada una. Desde la apuesta arriesgada de Un libro infinito, pasando por ¿Y si jugamos a que había un fantasma?, el camino recorrido siempre estuvo signado por la factura de productos lúdicos que son más que un libro.
Son de las escasas propuestas que están experimentando –y en cada libro se nota el crecimiento en ese sentido– con el pop-up y otras técnicas de ensamblado del libro en su sentido matérico, más allá del paginado convencional. Cada publicación es una sorpresa y es concebida por las autoras como un objeto global en el que la presentación es fundamental y que, además de un libro, es una invitación a jugar. Se caracterizan, además, por entregar libros conceptuales, que exceden la intención de contar una historia –que vaya si la hay– y conforman significante complejo y redondo.
En este caso, el rescate de Abelardo Caballero, un señor que vivía en el Cerro y que se paseaba en una bicicleta rodado 20 cubierta de molinetes, con una valija llena de juguetes, es la excusa para viajar junto con el personaje desde que se abre la valija de 20 x 20 centímetros que contiene el libro. Como el personaje, las autoras invitan a jugar: “Además de un cuento, encontrarás un libro con páginas que dan sorpresas, ideas voladoras y un juego para probar tu memoria”, anuncian en la contratapa, y no defraudan.
El texto de Soler, evocativo, preciso, cuidado, se juega por entero a una mirada poética del mundo, llevada de la mano de Abelardo. Aunque el rescate del personaje trae consigo cierta inevitable nostalgia por un pasado representado en los juegos y juguetes de otras generaciones, la autora consigue que no sea ese sentimiento el que domine la escena, sino más bien la sorpresa y un goce presente, palpable, en la posibilidad real de jugar y de mirar alrededor con el filtro de la poesía y la imaginación. Ese efecto, por supuesto, surge de la lectura, pero también de la ilustración que la acompaña con el recorrido de un día del personaje, de la mañana a la noche, y de la maravillosa “segunda parte” del libro que se abre cuando el texto termina, con páginas que se despliegan, abren valijas y se hacen enormes para presentar el mapa de la ciudad de Abelardo.
Personaje identificado y recordado de uno de los barrios con una identidad más fuerte de Montevideo, Abelardo fue también inspiración de la señera compañía cerrense Títeres Cachiporra, que le dedicaron una obra: Abelardo, el hombre que jugaba. Aunque ni Soler ni Sabatini conocían la obra de títeres, la huella de la memoria de Abelardo estaba ahí para conmoverlas e inspirar este libro lúdico y hermosamente infantil, lleno de detalles tanto en la ilustración colorida que, infinita, se despliega en sus páginas como en el universo de lecturas que abre el texto.
Padre e hija
En Un fantasma contra el aburrimiento el juego es introducido por una incomodidad: “Papá, me aburro”, dice Mariel, una de las dos protagonistas de la historia. El enunciado –tan universal como consabido– desencadena una pequeña escena cotidiana e íntima entre padre e hija, con un detalle peculiar: el padre confiesa que también se aburre. A partir de ese primer diálogo inicial que coloca a ambos personajes en igualdad de condiciones, seguirá la búsqueda de una manera de superar el aburrimiento.
La narración que propone Kaufman (Las onomatobellas) es dinámica y, al mismo tiempo, rica en imágenes y comparaciones que abren el juego de lectura. Los diálogos, de líneas breves, instauran un contrapunto entre los personajes y un desafío de la niña al adulto, que lo pica con una afirmación al responderle “a vos” a la pregunta “¿a quién le gusta el aburrimiento?”. Esto detona una respuesta que es una declaración de principios: “Yo estoy en contra del aburrimiento”, y, de inmediato, la búsqueda de un antídoto.
El núcleo de la historia es un juego de espejos –y un diálogo– entre fantasmas y, a través de ellos, entre padre e hija, que se dejan llevar por el juego y por lo que el otro propone. Recrea una escena fresca, de complicidad y mutuo desafío, en la que los roles de asustador y asustado se intercambian y entreveran, que no es otra cosa que lo que hacen los niños al jugar: imaginar, ser otro, crear un mundo que dura un rato. En este caso, una historia de fantasmas que ocurre en el mismísimo dormitorio, vehiculizada por los elementos que Mariel y su padre tienen a mano. Y si hay fantasmas, hay oscuridad y sombras, que Bianki (Cuentos cansados, de Mario Levrero, Reír es cosa seria) juega en la ilustración para dar cuenta de lo cotidiano desde una perspectiva diferente, que trastoca elementos que se agigantan y pueden resultar aterradores.
Pero el libro no termina donde termina la historia. Al final ofrece un poema que remite a aquella con versos pareados y rimados, y la recrea de otra forma. Como no podía ser de otro modo, también invita a jugar y por eso viene con instrucciones para construir un fantasma de papel que combata el aburrimiento cuando se presente.
La extraña valija de un señor en bicicleta, de Silvia Soler y Luisa Sabatini. 16 Páginas. Más Cerca, 2024. $ 690. Un fantasma contra el aburrimiento, de Ruth Kaufman y Diego Bianki. 32 páginas. Loqueleo, 2024. $ 560.
Origen en el MAPI
El jueves se inauguró la exposición Origen, de Nat Cardozo. Una mirada sobre los pueblos indígenas y la naturaleza que habitan y los habitan en el Museo de Arte Precolombino e Indígena (25 de Mayo 279). Todos los originales de las ilustraciones de Nat Cardozo podrán verse hasta mediados de octubre en el museo de Ciudad Vieja. Es una oportunidad de conocer de cerca las tablas de pirograbado que realizó la autora para el trabajo publicado en Libros del Zorro Rojo tras haber sido seleccionado como proyecto para la Feria de Bologna en 2022. Recientemente, además, fue galardonado por el prestigioso Banco del Libro de Venezuela como mejor libro informativo original.
La autora, que en 2022 ganó junto con Karina Macadar el premio Bartolomé Hidalgo en la categoría infantil y juvenil por Alboroto animal y repitió junto con Cameron en 2023 por Margaret y la flor de la luna, compone en Origen un panorama de diversas culturas que habitan en los cinco continentes, que combina una exhaustiva investigación y una ilustración de calidad superlativa que mediante el detalle y la condensación muestra y expresa la diversidad.