La escritora y productora Molly Smith Metzler es conocida por su habilidad para explorar temas emocionales profundos, complejos escenarios sociales y la frontera entre el drama y el humor negro. Fue la creadora de Orange is the New Black (2013) y Dead to Me (2019-2022), y su punto alto fue la brillante Las cosas por limpiar (2021), aquella serie que relata la historia de una mujer desesperada salida de una relación abusiva y que ofrece una mirada cruda sobre la resiliencia materna.
Si algo sabe hacer bien Smith Metzler es desmenuzar las diferencias entre clases y sus especiales sinergias. Lo vuelve a demostrar en la miniserie Sirenas, basada en su obra de teatro Elemeno Pea. Protagonizada por la enorme Julianne Moore, una de las pocas actrices ganadora de los cuatro grandes premios de la industria (Oscar, Globo de Oro, BAFTA y SAG), Meghann Fahy (The White Lotus), Milly Alcock (House of the Dragon) y Kevin Bacon, es un drama satírico y de misterio que mezcla con elegancia traumas familiares, abuso de poder y un asesinato sin resolver.
La historia tiene como eje central a la potente dinámica de tres personajes femeninos antagónicos: dos hermanas provenientes de un hogar disfuncional en Buffalo, distanciadas por sus diferentes maneras de procesar el duelo de una madre ausente y de un padre enfermo, y Michaela (Moore), una extraña y manipuladora abogada millonaria, criadora de aves rapaces y casi una coach de wellness. Simone es la asistente y “amiga” (o eso cree) de Michaela, y está obnubilada por una vida de lujos que siempre le fue negada y por la personalidad, dominante y persuasiva, de su jefa. Como las sirenas mitológicas, que representaban los peligros del abismo marítimo, personifica la lujuria y la tentación.
Devon, de clase trabajadora y alcohólica, cuida a su padre Bruce (Bill Camp, Día Cero), diagnosticado con demencia, cuando siente que algo está mal y debe ir al rescate de Simone, que no parece querer ser rescatada. Al llegar a la paradisíaca isla de Cape Cod en busca de su hermana, el mundo es tan radicalmente diferente a lo que Devon conoce que no puede evitar verla como víctima de una secta. En la isla, todo es de un saturado color pastel, abundan las mansiones y Michaela es la líder espiritual del lugar. Cuando ella dice "hey, hey" todos lo repiten como un mantra, llama “Kiki” a sus subordinados y todos le obedecen.
Divertida y excéntrica, Michaela, dueña de un magnetismo que va más allá de la riqueza, controla por completo a Simone, quien huye de sus problemas, siente vergüenza de sus orígenes y se sumerge en un vínculo sofocante y codependiente con su jefa. Hay además una extraña tensión sexual que contrasta con la frialdad de Peter (Bacon), el desconectado esposo de Michaela.
El núcleo de la historia es la lucha entre Devon y Michaela por el alma de Simone. Devon llega a dinamitar la relación y quebrar su lógica. Así, se infiltra como discípula de Michaela para vigilar a Simone y descubre que, en medio de este impoluto mundo, hay un trasfondo turbio.
Así como en Parásitos, The Perfect Couple o Big Little Lies, aquí hay una mirada fina a la lucha de clases. Simone quiere pertenecer a un mundo que le es ajeno y Michaela hace de la apariencia y la hipocresía su modo de vida. Lo que al inicio es una trama de misterio, gracias a un guion irónico e inteligente, gira hacia otros lugares y desnuda cuestiones más profundas: un grave conflicto entre hermanas, el trauma de un pasado atravesado por ausencias, la violencia pasivo agresiva del abuso de poder, el control emocional disfrazado de amabilidad y ayuda, la necesidad de validación, el peso de la mirada ajena, el miedo a la pérdida y la frustración de no ser quien soñábamos.
Sirenas es una miniserie diferente, una sátira sobre la farsa de las vidas perfectas y la oscuridad que ellas encierran; un agudo estudio acerca de los desclasados, las luchas de poder y los traumas de la infancia. Es adictiva, por momentos absurda, dosifica la tensión con elegancia y nos deja con ganas de una segunda temporada. Y aunque no llena los vacíos de Succession o The White Lotus, se convierte en un impredecible espectáculo de comedia negra que nos viene a decir que todos tenemos algo que ocultar.
Sirenas (Sirens). Cinco capítulos de 55 minutos. En Netflix.