De más

  • No pensar en las elecciones hasta mayo.
  • Entrar por la ventana en ASSE y que te presupuesten justo al terminar el gobierno.
  • Ser pobre, pero rechazar ayudas del Estado porque no querés ser su esclavo.
  • Militar en Twitter porque te organizás vos mismo los horarios.
  • Que todo el mundo le siga diciendo Twitter a X.
  • Tirar “a mí no me dijeron eso” ante cada versión de posible ministro.
  • Pasar por interesado en la política con sólo mencionar nombres de posibles ministros.
  • Conseguir un contrato de 600.000 dólares para hacer un cartel a la entrada de Minas.
  • Que prosiga el reconocimiento mundial al Uruguay centrista y que no tiene pobres ni gritos.
  • Volver de tu viaje a Corea del Sur un par de días antes del estallido de la crisis por el intento de golpe de Estado.
  • Estar planeando regalar para Navidad una caja hecha con cartelería electoral que nadie descolgó.
  • Tener intereses creados en el proyecto Neptuno y que aún esté vivo.
  • Ser directivo del Círculo Católico y darte cuenta de que, si bien el 1o de marzo se te acaba, tuviste los mejores cinco años de tu vida y fueron grandiosos.

De menos

  • Ser troll y que no te paguen.
  • No tener preparado qué van a decir el presidente y la vicepresidenta electos sobre un posible TLC con China.
  • Los robos que está sufriendo la coalición a manos de comandos entrenados en la Unión Soviética.
  • Tener que mudarte a Argentina para participar en la batalla cultural contra la izquierda porque acá está todo muy quieto.
  • Contrabandear whisky y cerveza desde Brasil como hace todo el mundo a tu alrededor pero que justo te agarren a vos.
  • Ser Valeria Ripoll y tener que darles la razón a unos blancos cajetillas.
  • Que cada vez te queden menos elecciones y sea tan baja la probabilidad de que alguna sea significativa.
  • Dártelas de paladín del libre comercio y que la primera posibilidad cierta de firmar un TLC te llegue pocos meses antes de dejar la presidencia.
  • Que la firma final de tu anhelado TLC dependa de unos franchutes soberbios y cara de orto.
  • Sentirte triste y melancólico porque te diste cuenta de que jamás vamos a tener un Javier Milei en Uruguay.
  • Que se haya muerto Antonio Dabezies.