Luisa (inspectora de tránsito). En Uruguay jamás podríamos tener un Milei. Un artista emergente no mete 15.000 personas en un recital ni a palos.

Joaquín (feriante). No tenía idea de que el Movistar Arena sonara tan mal.

Viviana (profesora de Química). Que haga un recital en el Banco Central, así lo derrumba de una vez.

Coco (repartidor). Si era por poner un presidente rockero, hubieran puesto a Pity Álvarez, que está mejor de la cabeza.

Dmytro (inmigrante). Mí llegado a Buenos Aires de Ucrania un año hace. Imposible país, me vine a Uruguay. Orsi bueno pero lento.

Tatiana (informática). Desafina mucho. En cambio, Lila Lemoine me pareció muy sobria en los coros y Benegas Lynch toda una sorpresa como baterista. No vi bien quién era el bajista. Ojalá que Cavallo, porque me encantaría verlos reconciliados.

Charly (músico). Si hubiera sabido todo esto que iba a pasar, me tiraba a una piscina sin agua.

Carlos (soldador). Milei está dejando a Trump como lo que es: un tibiecito incapaz de patear el tablero con alguna locura.

Leila (profesora de yoga para mascotas). Yo pensaba que lo iba a voltear el peronismo, pero creo que antes de eso va a morir de una sobredosis.

Amparo (anestesista). Lo único que pido es que no haga una megadevaluación en la primera quincena de enero, porque ya alquilé casa en Santa Lucía del Este y no puedo irme para allá.

Gino (opinólogo). Es momento de que Graciela Bianchi empiece a tomar clases de canto.

Marcela (barwoman). Con tanta ropa de cuero parecía un nazi. Me encantó.

Fer (mecánico). Milei no se perdió el Nobel de la Paz, el Nobel de la Paz se perdió a Milei.