Ramón (tenedor de libros). “Para mí es un día completamente normal. Los cuidacoches me amenazan prácticamente a diario con romperme el auto si no les doy algo”.

Carlos (planchero). “Es un caso escandaloso de apropiación cultural a los estadounidenses”.

Paulo (enfermero). “Saldría con mi disfraz de Frankenstein si no fuera porque me da miedo que me confundan con Ignacio Ruglio”.

Shirley (conductora de Uber). “La figura de la bruja fue despojada por completo de su origen y trasfondo feminista. Y eso por no hablar de la momia, que no tiene prácticamente nada que nos recuerde que era un noble egipcio”.

Manolo (surfista). “La popularización de Halloween hizo que mejorara muchísimo mi comprensión de Los locos Addams”.

Pynchon Núñez (DT de baby fútbol). “Me gusta porque las telarañas que tengo en la ventana parecen una decoración”.

Nélida (maestra). “No entiendo la mecánica de Halloween. Yo les doy a los niños golosinas saludables hechas con pasas de uva y quinoa e igual me tiran huevos”.

Diana (arquitecta). “Es una herejía que mantiene a los niños alejados de las iglesias. Por suerte, es cada vez más popular”.

Fabrizio (operador PC). “Está mal que los adultos les impongan a los niños la idea de que está bien comportarse de manera cruel, maligna y salvaje. Son cosas que tienen que ir aprendiendo solos”.

Jorgelina (planchadora). Por suerte, la tele y los supermercados te recuerdan que es Halloween, porque el resto del año, cuando un niño toca timbre para pedir algo lo saco a patadas”.