Por Lorenzo Togliatti(*)

Las palabras “parodista” y “yihadista” comparten algo más que el sufijo. Entre estas dos formas del radicalismo (el radicalismo de la brillantina y el radicalismo de la pólvora) existe un claro vínculo, que quedó en evidencia con esa repugnante muestra de antisemitismo perpetrada por el grupo de parodistas السادة المحترمون (“Caballeros” en árabe, es decir, el nombre de guerra de la agrupación), burdamente disfrazado de inofensiva adaptación de El mercader de Venecia.

Como batllista liberal y republicano no puedo hacer otra cosa que alertar a los uruguayos sobre este peligroso brote de antisemitismo. Y no sólo estoy hablando del riesgo de que algún integrante de estas células islamistas haga estallar un chaleco bomba en algún tablado. Ese riesgo es real, y aprovecho esta tribuna para exhortar a las autoridades a declarar la alerta naranja cuando alguno de estos conjuntos haga una parodia de los Pitufos o Pokemón, ya que los trajes utilizados serían ideales para esconder diez kilos de explosivos. También estoy hablando de la apertura de un nuevo frente en la batalla cultural. Se sabe que entre las “minorías” que defiende la izquierda wokista gramsciana se encuentran los terroristas islámicos. No sería raro, entonces, que el carnaval montevideano, esa plataforma del progresismo concebida para el lavado de cerebros, sea utilizado para inculcar en el sentido común ciudadano falsedades como que Israel comete todo tipo de atrocidades contra los palestinos.

Con todo el respeto y admiración que me genera la totémica figura de Julio María Sanguinetti, creo que su concepto de Israel como “trinchera de Occidente” peca de ingenuo. Hoy por hoy, el fundamentalismo islámico llegó al Teatro de Verano. Es momento de empezar a construir trincheras en la subidita de Julio María Sosa y en Bulevar Artigas a la altura del Club de Golf. Defendamos Punta Carretas, porque así estaremos defendiendo la cultura occidental.

(*): Lorenzo Togliatti es abogado y convencional del Partido Colorado. Fue candidato a integrar la Comisión Directiva de Peñarol en las últimas 14 elecciones, sin éxito.