De más
- Que tus hijos se enfermen en vacaciones de julio, así podés dejarlos en la cama mientras mirás el Mundial de Clubes en el celular.
- Llevar a tus hijos al zoológico que no tiene animales para que puedan estimular su pequeño cerebrito imaginando cómo era cuando había bichos.
- La ropa de lana cruda. Y la cocida también.
- Aparecer con turrones en la oficina y cuando todos te miren con cara de asombro decir “en Europa se comen en invierno”.
- Ser titiritero y, además de hacer la zafra, tener las manos abrigaditas con los muñecos.
- Caer preso y que no te manden al microclima gélido del Comcar porque cometiste un delito de cuello blanco.
- Sentirte moralmente superior al resto de los mortales porque llamaste al Mides para que vinieran a buscar al hombre en situación de calle que dormía frente a tu casa.
- Ganar un viaje a Buenos Aires en la rifa para el viaje de fin de año de tu sobrino y regalárselo a tu empleada para que se tome unos días mientras vos estás en Aruba.
- Calentar tu casa con el auto prendido en medio del living y no tener que preocuparte por el monóxido de carbono porque es un auto eléctrico.
- Ser cuidacoches y tener una semana de licencia sin goce de sueldo gracias a que casi todos los vecinos de tu cuadra se fueron de vacaciones.
- Dormirte una mini siesta de cinco minutos durante la moraleja didáctica de la obra a la que llevaste a tus hijos.
- Tener un calientacamas con wifi que te permita encenderlo desde tu celular, sin tener que girarte en el colchón.
De menos
- Ser maestra, pero no tener vacaciones porque no trabajás de maestra, sino en un call center.
- Los 4.000 dólares que sale la entrada a cualquier espectáculo teatral infantil, a los que hay que ir aunque a ningún miembro de la familia le guste, por el Reglamento de Padres de 1832.
- Gastarte el aguinaldo en garrapiñada que ni siquiera está calentita.
- El riesgo de hipotermia que puede sobrevenir tras la salida habitual de los jóvenes montevideanos de 15 a 55 años: pararse en la puerta del bar lleno en la madrugada.
- Tener que explicar a dos generaciones qué carajo quiere decir la canción que está cantando el peludo que anda en zancos en la obra a la que llevaste a tus hijos y tus padres.
- Revolver todo, pero no encontrar la ropa de nieve para ir a Bariloche.
- Los ensopados y otras comidas de invierno, salvo que contengan entre cuatro y cinco chorizos cortaditos per cápita.
- No tener un mango para irte de vacaciones y tener que decir que vas a aprovechar para quedarte en casa para que tus hijos descansen.
- Las mañanas fresquitas de invierno, siempre que se pueda hacer todo para no sentir frío, que es el principal atributo de las mañanas fresquitas de invierno.
- Que se siga insistiendo con lo de Gaza, una noticia impactante, pero que ya cumplió su ciclo. Let’s move on!
- Ir a ver una obra de teatro infantil y que el papel de el Hada Titina lo haga la misma actriz que viste en aquella obra sobre el infierno de los pabellones psiquiátricos para delincuentes psicópatas.