Sacar un crédito hipotecario
Las víctimas, quienes crecieron pensando que lo más importante era tener un techo, son convencidas de que sacando un préstamo van a alcanzar su sueño. El problema es que, tras varios años de pagar cuotas, se vuelve evidente que también es fundamental tener las paredes y el piso. Los “inversores” comprenden en ese punto que jamás podrán tener una casa propia para habitar por el resto de sus vidas y luego heredársela a sus hijos. En realidad, esto último no es tan grave: a esa altura a ellos no les va a importar heredar una vivienda en Villa Muñoz, porque van a estar en Australia o en una carpa en el cerro del Burro.
Suscribirse a Youtube Premium
El aspecto más cruel de esta estafa es que se sirve de una necesidad espiritual de las víctimas. En la mitad de ese arpegio de Paco de Lucía que supuestamente los iba a sacar de la angustia cotidiana o poco antes del gol de 1990 que querían recrear para sentir que son niños nuevamente, aparece la canción de Temu, una publicidad de la New Rich Tower que construirán en Malvín o los temibles mensajes de Unicef con Diego Forlán. Las víctimas, entonces, se suscriben a Youtube Premium solamente para darse cuenta de que no se enfrentarán a los avisos, pero sí a una peligrosa revelación: ni el arpegio ni el gol de 1990 sirven para mucho.
Buscar petróleo en Uruguay
Desde hace décadas el Estado uruguayo intenta convencer a las multinacionales de los combustibles fósiles de que puede haber petróleo en la plataforma continental uruguaya. Lo que estas incautas empresas no saben es que Uruguay no nació para tener una rentable industria de hidrocarburos. ¿Autos lujosos de medio millón de dólares recorriendo las calles, clubes de fútbol capaces de traer estrellas mundiales, corrupción desembozada en lugar de corrupción soterrada? Nunca va a pasar.
Comprar libros físicos
Según las editoriales, leer libros en papel tiene un encanto que no está presente en los libros digitales. Con esta excusa logran obtener dinero de ciudadanos que están convencidos de estar invirtiendo en una suerte de resistencia ante el avance de las tecnologías. Es una de las peores formas de estafa: aquella que se esconde detrás de una supuesta causa noble, como los cinco pesos que te piden en el supermercado para alguna escuela del Opus Dei.
Pagar la multa por no ir a votar
El modus operandi de esta estafa es así: miles de loquitos que pasan la mitad de su tiempo en X y la otra mitad jugando al Mortal Kombat con algún eterno estudiante de Humanidades que sigue tomando vino en caja a los 47 años intentan convencer a los votantes de que las elecciones son una farsa en la que es mejor no participar, para dar un mensaje contundente a la sociedad. El problema es que el mensaje que supuestamente se da, y que implica el pago de una multa por no ir a votar, nunca llega a sus destinatarios; la mayoría de ellos creen que quienes no participan en las elecciones son viejitos abandonados en asilos o uruguayos que aprovecharon para ir a Buenos Aires porque hay ofertas en pasajes de ida.