En el imaginario colectivo de los fernandinos existen túneles subterráneos construidos en la época colonial. Se trata de una leyenda que fue pasando de generación en generación y que las maestras mencionaban en las aulas: la posibilidad de que la historia de Maldonado fuera más allá de la superficie.
Según cuenta la leyenda, los conductos conectaban puntos estratégicos de la ciudad y estaban diseñados para dar aviso de forma rápida cuando el enemigo se acercaba. El Cuartel de Dragones era el núcleo de todos los túneles, que conectaban la Torre del Vigía, la Catedral de San Fernando, la Jefatura de Policía y el edificio del Banco República, donde actualmente está Zumo Café. Incluso se decía que uno de los caminos subterráneos llegaba hasta la Batería del Medio (o Batería de Jesús), ubicada sobre la Parada 17 y medio de La Mansa, que fue recientemente recuperada en diciembre de 2021.
Con el paso del tiempo, los fernandinos hicieron propia esta historia y no tardó en surgir la grieta de aquellos que creían fervientemente en su existencia y los escépticos, que aseguraban que se trataba de una fantasía.
El debate se trasladó a las redes sociales. En grupos de Facebook se formó una comisión de vecinos que aportaron toda clase de información escrita y fotográfica en fanpages que, según aseguraban, acreditaba la existencia de los túneles.
En 2006, el programa local Contacto, de Canal 11, que conducía el periodista Eduardo Batista, se sumergió en la discusión y emitió un informe completo sobre el tema, con testimonios de personas que aseguraban haber ingresado a los túneles cuando eran niños o adolescentes. En el Cuartel de Dragones le permitieron ingresar por una de las puertas que podría ser la entrada a los conductos ocultos. En el video se puede observar una construcción subterránea y una de sus paredes tapiadas con ladrillos.
Por otra parte, durante el segundo período de gobierno de Óscar de los Santos, entre 2010-2015, la Intendencia de Maldonado destinó recursos para investigar con georadares la existencia de los túneles.
la diaria dialogó sobre este misterio con el encargado de la unidad de patrimonio de la Intendencia de Maldonado, el investigador e historiador Andrés de León.
En la época colonial, “Maldonado era una población muy pobre”, que contaba con pocos recursos, con una población que no pasaba de 200 o 300 habitantes y una guardia formada por 100 militares, que podía llegar a tener 400 o 500 en épocas de guerra, introdujo De León. La principal actividad en el departamento era la comercialización de lobos marinos y tuvo un resurgimiento económico con la fundación de la compañía marítima de caza de ballenas recién en 1792, agregó.
Pero después, en 1806, la invasión inglesa volvió a castigar a Maldonado. “Se planificó que [el departamento] fuera una gran una ciudad, pero siempre fueron surgiendo situaciones económicas o de guerra, además, no había riquezas de oro o plata para que la corona española quisiera trabajar o invertir”, relató.
La verdad bajo la ciudad
Con piedra de sillería, el Cuartel de Dragones se construyó en 1771. Para hacerlo, la fuerza militar trasladó a un presidiario de Buenos Aires “porque era el único maestro albañil que había en la vuelta”. Además, trabajaron indígenas tapes guaraníes, que fueron retirados de las misiones jesuíticas y transformados en peones. Pasaron 30 años desde el inicio de las obras hasta su inauguración, en febrero de 1797, un mes antes de que el máximo prócer de los uruguayos, José Gervasio Artigas, ingresara al cuartel como militar.
De León detalló que la principal dificultad que había en ese momento era la obtención de madera dura. “Maldonado no tenía árboles, sólo era un páramo verde y sólo había dunas en el este. Se traían árboles del litoral o del Paraguay”, señaló. La madera era utilizada para todo tipo de construcciones, como columnas, sostenes, andamios, paredes y techos. Otro de los inconvenientes que observó el experto para crear los túneles es que Maldonado posee un suelo arenoso, lo cual dificulta la realización de construcciones bajo tierra.
“Imagínate una obra de túneles en un suelo arenoso. Se necesitaba madera, piedra, mano de obra y recursos económicos. Maldonado en la prensa del siglo XIX era conocida como la ciudad de las dunas”, recordó.
A principios del 1900, cuando se comenzaron a remodelar las casas antiguas, se encontraron algunas bocas de cisternas que “parecen entradas de túneles”, observó De León. Sin embargo, algunos funcionaban como pozos de agua, en otros se mantenían frescos los alimentos o también servían para esconderse de los invasores. “Son como una especie de alcantarillas”, ejemplificó.
El Cuartel de Dragones fue destruido y lo único que queda de la construcción original es la puerta, parte de la capilla y algunos muros. El historiador indicó que sobre la calle 18 de Julio había casas, que contenían ese tipo de estructuras subterráneas. Según De León, a una de ellas ingresó el periodista.
En ese sentido, recordó que ninguno de los grandes historiadores del departamento menciona a los túneles en sus libros o investigaciones, entre ellos, Carlos Seijo, Francisco Mazzoni, María Díaz de Guerra y Julián Miranda. “Tendrían que haber traído varios barcos cargados de madera y centenares o miles de personas para llevar adelante una obra de tal magnitud”, concluyó De León.
“Es un mito, una leyenda, muchos tenían esa expectativa por el punto de vista histórico y cultural, sería una buena cosa para ofrecer. De todas formas, Maldonado es muy rico en historia”, sostuvo.