Las Fuerzas Armadas y la Policía de Bolivia forzaron la renuncia de Evo Morales a la presidencia, lo que recrudece la crisis que vive ese país y genera un terremoto de reacciones en la región.

Los países latinoamericanos y caribeños se muestran divididos sobre si tratar la situación como un golpe de Estado. Los clásicos aliados de Bolivia, como Venezuela, Cuba y Nicaragua, hablaban de un golpe, pero también otros países, como México. Mientras tanto, otros, como Uruguay, se mostraban cautelosos y unos pocos se mostraban contrarios a esa denominación. Es el caso del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, quien en declaraciones a O Globo consideró que la palabra “golpe” “es usada mucho cuando la izquierda pierde”, pero no cuando gana.

Marcando distancia de sus respectivos gobiernos, la oposición en Argentina y Brasil denunció un golpe y un quiebre institucional en Bolivia. El presidente electo de Argentina, Alberto Fernández, dijo que el “quiebre institucional en Bolivia es inaceptable” y repudió la “violencia desatada, que impidió a Evo Morales concluir su mandato presidencial y alteró el curso del proceso electoral”.

Además, Sergio Massa, líder opositor argentino que ocupará la presidencia de la Cámara de Diputados en la próxima legislatura, llamó al Mercosur a que convoque la cláusula democrática. Bolivia es Estado asociado del bloque, no miembro pleno, por lo cual no está claro que pueda ser suspendido como sucedió en su momento con Venezuela y Paraguay.

Por su parte, el recién liberado ex presidente de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva aseguró que el presidente boliviano “se vio obligado a renunciar”. “Es lamentable que América Latina tenga una elite económica que no sepa cómo vivir con la democracia y la inclusión social de los más pobres”, agregó.

También llamaron a la calma, pero sin asumir definiciones claras, Perú y Colombia, que en sendos comunicados convocaron a una “transición pacífica”. En particular, el gobierno de Iván Duque llamó a la Organización de los Estados Americanos a que convoque una reunión urgente del Consejo Permanente, “a fin de buscar soluciones a la compleja situación institucional”.