Una situación de gran inestabilidad política está viviendo por estas horas Guatemala, luego de que el sábado una enorme manifestación popular realizada en la parte histórica de la capital del país, Ciudad de Guatemala, finalizara con numerosos incidentes y con el incendio de parte de las instalaciones del edificio en que funciona el Parlamento.

“Reitero que se tiene el derecho de manifestar conforme la ley. Pero tampoco podemos permitir que se vandalice con la propiedad pública o privada. Al que se le compruebe su participación en estos hechos delictivos le caerá todo el peso de la ley”, expresó el presidente del país, Alejandro Giammattei, en su cuenta de Twitter luego de conocidos los hechos.

La convocatoria a las movilizaciones se realizó luego de que en la madrugada del jueves se aprobara en el Congreso el presupuesto del año que viene.

El enorme malestar se generó porque dentro del paquete presupuestal aprobado de forma inmediata por el presidente Giammatei se reducen los dineros públicos destinados a la salud, la justicia, la educación y la lucha contra la desnutrición infantil. Según cifras oficiales, uno de cada dos niños menores de cinco años sufre de desnutrición crónica en el país, y casi 60% de la población guatemalteca vive por debajo de la línea de pobreza. De hecho, Guatemala es uno de los países más pobres del continente, situación que este año se vio agudizada por la pandemia de coronavirus y por el huracán Eta, que afectó a aproximadamente 900.000 de los algo más de 17 millones de habitantes del país.

Por otra parte, el presupuesto aprobado deja amplios espacios para la corrupción –un mal profundamente enquistado en el país– porque no estipula mecanismos de control apropiados para garantizar el debido uso de los recursos, otorgándole más recursos a ministerios que han sido focos de enormes irregularidades en los últimos años, como los de Comunicaciones, Infraestructura y Vivienda.

El rechazo al presupuesto generó una reacción por parte del vicepresidente del país, Guillermo Castillo –distanciado desde hace un tiempo del mandatario– quien el viernes, por medio de un mensaje televisivo, le había pedido al presidente que ambos presentaran las renuncias a sus cargos para poder “oxigenar” a la nación porque “las cosas en el país no están bien”.

Luego de los incidentes del sábado, en que la Policía reprimió con dureza a los manifestantes con gases lacrimógenos, Castillo, así como otras importantes figuras políticas, manifestó sus dudas sobre el origen del incendio del Congreso. Quienes asaltaron el edificio legislativo iban vestidos de negro y llevaban palos para romper las ventanas del edificio, pero en ningún momento fueron detenidos por los policías presentes en el lugar, de acuerdo a lo que informó el diario guatemalteco El Periódico.

Una suspicacia adicional causó el hecho de que el Congreso el sábado no estaba vallado, como sí lo había estado horas antes de la aprobación del presupuesto.

Referentes políticos y sociales del país expresaron que las acciones vandálicas en el Parlamento pretenden quitarle legitimidad a la enorme manifestación, que se llevó a cabo en un clima general de tranquilidad hasta la violenta irrupción de la Policía, que detuvo a al menos 40 manifestantes e hirió a decenas.