Desde las elecciones del 3 de noviembre en Estados Unidos, Donald Trump insistió en que hubo fraude en la votación. Nunca se retractó ni modificó su posición. Tampoco presentó pruebas. En cambio, fue contradictorio en su discurso sobre el asalto al Congreso –que ocurrió después de que él mismo llamara a sus partidarios a ir al Capitolio a defender los votos– y alternó elogios a esos manifestantes con expresiones de rechazo a la violencia.

Desde hace una semana, para transmitir esos mensajes Trump debió recurrir a los comunicados oficiales de la Casa Blanca y a las conferencias de prensa, debido a que sus cuentas en redes sociales fueron suspendidas, incluso la de Twitter, que fue su principal medio de comunicación durante los últimos años. Los responsables de Twitter consideraron que publicar más mensajes de Trump (que además enfrenta un juicio político, acusado de “incitar a una insurrección”) era riesgoso y podía significar “una mayor incitación a la violencia”.

Ya sin Twitter, esta semana Trump habló con periodistas que cubrían su partida hacia Texas, a donde viajó para ver los avances en la construcción del muro con México que tanto defendió. Cuando estaba por subir al avión, Trump dijo que el juicio político en su contra “es ridículo”, es “la mayor caza de brujas de la historia de la política” y “está causando una enorme ira” en sus partidarios. Justamente, varios grupos de sus seguidores más radicales tienden a ver una conspiración en su contra, que creen ver reflejada en el resultado de las elecciones (ver “¿Qué es la teoría de la conspiración QAnon?”).

El presidente también consideró que la suspensión de sus cuentas en Twitter, Facebook, Instagram, Youtube y varias otras es un “error catastrófico”. “Están dividiendo y dividiendo”, dijo, de acuerdo con la agencia Efe, y afirmó que todo esto “causa muchos problemas y mucha ira”. A continuación advirtió: “Siempre hay una represalia cuando se hace algo así”.

A la suspensión de sus cuentas se sumó la decisión de Amazon de dejar de alojar en sus servidores la plataforma Parler, que era usada por grupos ultraderechistas de seguidores de Trump. La empresa argumentó que lo hizo debido a la cantidad de mensajes violentos que circulaban allí. También Google y Apple se negaron a albergar a Parler o indexar sus publicaciones.

Algunas respuestas

Para demostrar su apoyo al presidente estadounidense, sus defensores publicaron la foto de Trump en sus perfiles de Twitter. Uno de ellos fue el diputado brasileño Eduardo Bolsonaro, hijo del presidente Jair Bolsonaro. Muchos otros dirigentes políticos tomaron posición sobre la decisión de esas empresas.

El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, cuestionó la medida. Dijo que “es una mala señal, es un mal presagio, que empresas particulares decidan silenciar, censurar”, y manifestó su preocupación de que se pueda “estar creando un gobierno mundial con el poder del control de las redes sociales”.

Por su parte, la vicepresidenta de la Comisión Europea encargada de asuntos digitales, Margrethe Vestager, dijo a The Washington Post que está de acuerdo con la suspensión como medida excepcional. “Esta es, evidentemente, la más extrema de las situaciones extremas, que el presidente de Estados Unidos esté incitando a la gente a marchar contra el Congreso”, dijo.

Una posición distinta planteó la canciller alemana, Angela Merkel. El vocero de su gobierno, Steffen Seibert, dijo que para Merkel, “el cierre total de la cuenta de un presidente elegido en base a la decisión de direcciones corporativas es problemático”. Afirmó que la libertad de expresión es “un derecho fundamental”, y si bien se puede limitar, esto debe hacerse según los marcos que establezcan los legisladores, “no por decisión de la dirección corporativa de plataformas en las redes sociales”.

Por su parte, Trump recurrió a un comunicado de la Casa Blanca para afirmar que cerrar sus cuentas es un intento de silenciarlos a él y a sus seguidores. “Predije que esto ocurriría”, dijo, y acusó a Twitter de haberse puesto de acuerdo “con los demócratas y la izquierda radical” para dejarlo sin su cuenta. “Me han silenciado a mí y a USTEDES, a los 75 millones de grandes patriotas que votaron por mí”, dijo.

Algunos republicanos dijeron que también el juicio político que enfrenta le da argumentos a Trump. Esto hizo el senador Marco Rubio, que ha sido un fuerte aliado del presidente y que incluso ahora, que intenta tomar alguna distancia, no está dispuesto a condenarlo en el Congreso. “Creo que encenderá aún más a un país ya dividido en un momento ya difícil”, dijo al canal NBC 6, y advirtió de la posibilidad de que Trump se convierta en “mártir”.

Para la líder demócrata Nancy Pelosi, en cambio, Trump “debe irse” de inmediato porque es “un peligro claro y presente” para su país.

Según una encuesta de The Washington Post y la cadena ABC, 57% de los estadounidenses opina que Trump es responsable por el asalto al Congreso, y 66% cree que actuó de manera irresponsable desde las elecciones de noviembre.

El rechazo al asalto al Capitolio es extendido según la encuesta. Repudian esos hechos 98% de los demócratas, 80% de los republicanos y 89% de los votantes independientes, y lo mismo hacen 98% de los estadodunidenses de origen latinoamericano, 94% de los afroestadounidenses y 87% de los blancos. Para la mayoría, 62%, las denuncias de fraude son infundadas, pero 31% todavía cree en ellas.

QShaman pide el indulto del presidente

Las afirmaciones de Trump sobre un fraude y su llamado a ir al Congreso a defender los resultados se volvieron parte de la estrategia de defensa legal del hombre que se hace llamar QShaman, QAnon Saman, Yellowstone Wolf y Jake Angeli, aunque su nombre original es Jacob Angeli Chansley. Este viernes su abogado pidió el perdón presidencial para él, que está detenido desde el sábado por haber participado en el asalto al Capitolio del 6 de enero, cuando entró a la sede del Congreso con cuernos y piel de bisonte en la cabeza y una bandera de Estados Unidos.

Está acusado de ingresar a una zona restringida, entrada violenta y conducta desordenada. Llegó incluso al lugar en el que momentos antes presidia la sesión el vicepresidente Mike Pence, que tuvo que ser evacuado.

“Dada la forma pacífica y obediente en que el señor Chansley se comportó, sería apropiado y honorable que el presidente perdonara al señor Chansley y a otras personas pacíficas de ideas afines”, dijo su abogado, Albert Watkins, según la publicación The Hill y la agencia Efe. El defensor agregó que el manifestante “había escuchado las palabras frecuentemente repetidas por el presidente” y agregó: “Se supone que las palabras y la invitación de un presidente significan algo”.

Según afirmaron este viernes las agencias AP y Reuters, los fiscales que lo acusan pidieron que siga detenido y dijeron que tienen “evidencia sólida, incluyendo las propias palabras y acciones de Chansley en el Capitolio, que sostienen que la intención de los atacantes era capturar y asesinar a funcionarios electos del gobierno de Estados Unidos”.

¿Cómo continúa el juicio político a Trump?

Donald Trump enfrenta su segundo proceso de impeachment cuando le quedan pocos días en la presidencia estadounidense. Todo indica que si este juicio político progresa en el Senado, que actúa como tribunal, el veredicto se procesará recién cuando Trump haya dejado su cargo.

La oposición demócrata en la cámara baja está reuniendo las pruebas de que el presidente es culpable de “incitar a una insurrección”, informó su presidenta, Nancy Pelosi. Una vez que las tenga, las presentará al Senado.

Para que haya una condena serán necesarios los votos de todos los senadores demócratas y de 17 republicanos. Se requieren dos tercios de los 100 integrantes de esa cámara para sentenciar al presidente. En ese caso, aunque Trump ya no pueda ser destituido, la condena puede suponerle su inhabilitación para ocupar cargos públicos e impedirle el acceso a una pensión vitalicia.