El miércoles 26 de mayo se dio un paso histórico para la reducción de emisiones de dióxido de carbono (CO2). El Tribunal de La Haya, en Países Bajos, dictaminó que Royal Dutch Shell debía reducir sus emisiones un 45%. Se tomó como base los niveles de 2019 y se le otorgó un plazo de 10 años para cumplir con la sentencia. Se trata de una multinacional británico-holandesa que se dedica a la exploración, producción, transporte y comercialización de crudo, gas y productos petrolíferos. En el veredicto se confirmó que el grupo Shell es responsable de sus propias emisiones de CO2 y de las de sus proveedores. La decisión fue tomada a raíz de una acción iniciada por Amigos de la Tierra Países Bajos (Milieudefensie), en conjunto con otras seis organizaciones ambientalistas y 17.000 ciudadanos holandeses.

Roger Cox, abogado de Amigos de la Tierra Países Bajos, entiende que el fallo es “un punto de inflexión” en la historia. “Este caso es único porque es la primera vez que un juez ordena a una gran empresa contaminante que cumpla con el Acuerdo Climático de París”, declaró. Marcó un precedente y desde su punto de vista puede tener “importantes consecuencias” para otros grandes contaminadores.

El Acuerdo de París tiene una serie de objetivos fundamentales: reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, limitar el aumento de la temperatura mundial a 1,5 grados centígrados y fortalecer la capacidad de los países para hacer frente a los efectos del cambio climático. Entró en vigor el 4 de noviembre de 2016.

“La jueza no ha dejado lugar a dudas: Shell está provocando un cambio climático peligroso y debe detener su comportamiento destructivo ahora”, enfatizó Donald Pols, director de la organización demandante.

Falta compromiso

En diciembre, los abogados de la empresa comunicaron al Tribunal de la Haya que se estaban tomando “serias medidas” para alejarse de los combustibles fósiles. También afirmaron que no había base legal para el caso, según informó la BBC. El plan de la empresa consistía en reducir sus emisiones 6% para 2023 y 20% para 2030. La jueza Larisa Alwin, que dictaminó el fallo, entendió que el plan era “insuficiente” y “lleno de condicionantes”. Por esta razón se corría el riesgo de incumplirlo. “Incluso si los países hacen poco o nada, las compañías tienen la responsabilidad de respetar los derechos humanos”, expresó.

Anne Hellendoorn es una de las ciudadanas holandesas denunciantes. Tiene 17 años y estudia Ciencias Ambientales. “Shell actúa como si estuviera haciendo mucho por el medioambiente, cuando en realidad no están siguiendo las normas y lo que es peor, se cree en una posición en la que puede hacer lo que quiere”, señaló a la agencia Efe. Agregó que la empresa “debe dar el paso para ser verde” porque “no hay ningún futuro para los combustibles fósiles”.

No fue el primer caso

En enero, la justicia holandesa mandató que la filial de Shell en Nigeria debía pagar una indemnización a cuatro agricultores nigerianos. Fue el primer fallo que consiguió que una empresa holandesa sea considerada responsable de las acciones de su filial extranjera.

El proceso comenzó en 2008 y la organización Amigos de la Tierra Países Bajos también brindó su apoyo en el proceso. La denuncia se presentó tras una fuga de petróleo que contaminó tres pueblos en el delta de Níger. De los demandantes, dos fallecieron en el transcurso del proceso.