Contra algunos pronósticos, la semana pasada se cumplió el primer objetivo de la Comisión Nacional Prorreferéndum: alcanzar las firmas para impulsar la consulta popular contra 135 artículos de la ley de urgente consideración (LUC). Lo anunciado el jueves, después de entregar las cajas azules a la Corte Electoral, es catalogado como una “hazaña histórica” por quienes llevaron adelante la campaña: se recogieron casi 800.000 firmas, superando por 100.000 la meta fijada. El resultado supone un cambio en el escenario político actual, ya que, de validarse el referéndum, se instalará un clima de campaña, y desde el movimiento sindical no descartan la posibilidad de que se recrudezcan algunos discursos en su contra.
En mayo de este año, representantes del PIT-CNT presentaron una denuncia en la Justicia por difamación e injurias por diversas publicaciones de desinformación que circularon por redes sociales. Pero para el presidente de la central sindical, Fernando Pereira, lo más preocupante es cuando los intentos de desprestigio provienen del sistema político. De hecho, se refirió a los últimos dichos de la senadora nacionalista Graciela Bianchi, que dijo que el miedo hizo que mucha gente firmara para habilitar el referéndum. “No se olviden de que el Sunca [Sindicato Único Nacional de la Construcción y Anexos] tiene un método bastante patoteril”, dijo a Telemundo.
Que tienen sueldos “gigantescos”, que no trabajan ni marcan tarjeta, que buscan el beneficio propio son algunos de los mensajes que ven los dirigentes sindicales con frecuencia. Pereira explica que hay un meme que circula con recurrencia que dice que ganan sueldos exorbitantes, pero después hay otros relatos “más solapados”, que los acusan de no trabajar. “Y entonces vos te preguntás: ‘¿Dónde marcan tarjeta los gobernantes?’ Así voy y los veo marcar tarjeta. Es una barbarie esto ‒sobre todo cuando lo comienza un senador [Sebastián da Silva] ‒ porque genera una idiosincrasia que es la misma que te dice que el presidente de la República nunca trabajó. Fue diputado, senador y ahora es presidente. ¿En qué cabeza cabe decir algo así?”, cuestiona Pereira.
Lo que más le preocupa es que se está sembrando un desprestigio sobre la política y la actividad sindical. “Estos sectores en muchos países de América Latina están muy desprestigiados. Si en Uruguay no sucede, ¿por qué trabajamos desde adentro del sistema para dañarlo? ¿En serio alguien puede pensar que en Uruguay se pueden conseguir 800.000 firmas patoteando?”, señala.
Cerrar filas
A diferencia de Pereira, al histórico dirigente de la Federación de Obreros y Empleados de la Bebida (FOEB) Richard Read le preocupan más los ataques de los “anónimos”, porque entiende que los políticos “siempre lo hicieron”. La diferencia ahora, dice, es que las campañas de desprestigio muchas veces se amplifican en internet. “La gente tira un bolazo, tira un balde de mierda y después hay otros imbéciles que la reparten”, sintetiza Read. Para él, la única forma de frenar estas campañas es cerrar filas cuando atacan a otro dirigente, y se refirió, en particular, a los dichos del senador nacionalista Sebastián da Silva contra Pereira ‒afirmó que el presidente del PIT-CNT estaba por cumplir la “boda de plata” porque hace 25 años que no trabajaba‒ y manifestó: “Si ahí adentro están a ese nivel, ¿qué podés pedir del común de la gente? Yo tengo diferencias con Fernando, pero sé la persona que es y salí a defenderlo. Si nadie utilizara los ataques personales contra otro para sacar provecho político, creo que ayudaría”.
Para Read, tanto el discurso de que los referentes sindicales no trabajan como la conformación de una comisión investigadora para analizar el uso de la licencia sindical por parte de los docentes de secundaria tienen en su base una perspectiva antisindical, aunque aclara que en todos los gobiernos hubo acciones de este tipo. “Por elevación quieren dejar instalado en el imaginario popular que en los sindicatos son todos abusadores, que tienen privilegios, que ganan 300.000 mangos por mes, que no hacen nada”, agrega.
Son varias las situaciones que identifican como alarmantes desde el movimiento sindical. Recientemente, la presidencia de UTE le comunicó al presidente de la Asociación de Funcionarios de UTE, Gabriel Soto, que había resuelto iniciar una acción administrativa en su contra por un correo electrónico que envió a los afiliados del gremio, desde su correo electrónico institucional, pidiendo que devolvieran las papeletas firmadas para impulsar el referéndum contra la LUC. Asimismo, el Departamento de Jurídica de Secundaria intimó al dirigente de la Asociación de Trabajadores de Enseñanza Secundaria, Julián Cabrera ‒que había manifestado en un medio de comunicación su preocupación sobre la falta de seguridad sanitaria en algunos centros educativos‒ a que presentara la denuncia sobre lo dicho en forma administrativa. “Y después tenés una investigación que busca cinco años atrás, en los liceos, a ver qué personas se tomaron licencia sindical y, de antemano, dicen que fueron irregulares, o sea, juzgan antes de investigar”, señala Pereira, en referencia a la investigadora parlamentaria que analiza si dirigentes de la Federación Nacional de Enseñanza Secundaria (Fenapes) se tomaron horas sindicales de manera irregular.
“Tanto nos preocupa todo lo que está pasando que estamos armando una carpeta, documentando cada uno de los casos que entendemos represivos”, dijo el presidente de la central sindical, y adelantó que la intención es presentar todos estos insumos al Ministerio de Trabajo y Seguridad Social.
“Un circo”
Para Read, la comisión investigadora sobre Fenapes es “un circo”. “Todos los sindicatos tenemos horas gremiales y bienvenidas sean. Están tomando como cabeza de turco al sindicato de profesores. Yo reivindico las horas gremiales y ojalá tuvieran el doble o el triple de horas gremiales los profesores porque nadie las robó, fueron negociadas. En esto es un espalda con espalda con los compañeros, sin ninguna duda”, dijo.
El dirigente de la FOEB puso de ejemplo a su gremio y dijo que hay “muchísimas horas gremiales” y que las pueden justificar. “En el tema de Fenapes hubo acuerdo con representantes de la educación en su momento y ellos sabrán. Ahora, es una negociación sindicato-empleador, por lo tanto, lo demás es todo un circo. Yo defiendo el uso de las horas gremiales, ojalá tengan 5.000. Lo que sí no voy a defender jamás ni reivindicar son horas de abuso. Si eso existe, que cada uno ponga el culo en remojo, yo reivindico las de uso”.
Más allá del caso concreto, para Abigail Puig, dirigente de la Federación Uruguaya de Empleados de Comercio y Servicios, lo que se busca con estas discusiones es “seguir sesgando” la visión de los uruguayos sobre los trabajadores, en particular, en temas sensibles a la opinión pública, como la educación. También se busca poner en cuestión “quién es un buen dirigente y quién no”, comparando la dirigencia sindical actual con la de los años 90, cuando la “actividad sindical se desarrollaba después del horario de trabajo, había menos cantidad de compañeras, los sindicatos eran más chicos y débiles”, agrega.
Puig advierte que se busca incidir en la actividad desde otros espacios que no son la negociación colectiva o la ley de libertades sindicales. “Algunos piensan que hay que regularlo desde afuera, cuando el movimiento sindical se autorregula. Si hay que revisar algo, tiene que ser para mejorar, y si se tiene un marco normativo, a través de los convenios internacionales de la OIT [Organización Internacional del Trabajo], la ley de libertad sindical y la negociación colectiva, tengo que empezar por ahí”.
El economista Juan Manuel Rodríguez, exdirector del Instituto de Relaciones Laborales de la Facultad de Ciencias Empresariales de la Universidad Católica del Uruguay, sostuvo que la ley de libertad sindical (17.940), aprobada en 2006, recoge lo que ya estaba establecido en muchas leyes del mundo. “Lo raro no es que los sindicalistas tengan derecho a ejercer su actividad sindical, lo raro era que Uruguay no tuviera ley”.
El especialista sostiene que es indispensable que los trabajadores tengan las posibilidades de desarrollar la actividad sindical. Entre otras cosas, la ley otorga el derecho a “gozar de tiempo libre remunerado” para realizar estas actividades, y se especifica que el derecho será reglamentado por el Consejo de Salarios respectivo o convenio colectivo. Para Rodríguez, es importante enfatizar que el pleno desarrollo de la actividad sindical no implica sólo ir a reuniones.
“Pongamos como ejemplo Alemania. Allí los sindicatos están participando en el plan de implementación de la transformación de la industria 4.0. No se trata de ir a una reunión, se trata de estudiar y saber hacia dónde puede ir el país. Así como uno puede entender que a un legislador, además de ir a las reuniones, le corresponde estudiar ‒porque si no estudia es bastante poco lo que puede aportar‒, lo mismo sucede con el movimiento sindical como parte del sistema político”, apunta.
A su entender, es un error pensar que cuando el dirigente sindical no está en una reunión tiene que estar en un trabajo. “Si uno quiere participación, tiene que dar las condiciones de la participación. Por eso existen reglamentos y leyes. Si no cumplieron [con el estatuto o convenio], habrá que verlo, pero hay criterios para definir esto. El criterio es que, si se quiere una participación de la sociedad, hay que darle tiempo a que la sociedad haga todo lo necesario para tener una participación activa, plena, inteligente”.
Volver a la “A”
Para bien y para mal, el foco está puesto en el movimiento sindical, sostiene Puig, y opina que esto se debe a la capacidad de acumulación y pluralidad que tiene. “Estamos asistiendo a un ataque constante al movimiento sindical” y a actores que intentan regular “de pesados” la actividad sindical”, subraya.
Pereira cree que se corre el riesgo de construir un “valor subjetivo” de que en la actividad sindical son “todos una manga de vagos”. Y si esto sucede, “¿quién va a querer ser dirigente sindical?”, se pregunta. Para el presidente del PIT-CNT, es necesario “elevar el debate” y discutir en “la A no en la D”, porque se pasa a un “debate siniestro, desde el punto de vista de la consolidación de cualquier modelo democrático. Se busca hacer un pequeño daño al otro y finalmente nos hacemos un daño colectivo y la democracia termina debilitada”.
Pereira no descarta que estas acciones se intensifiquen de cara al referéndum contra la LUC. “Quieren ir a una lógica binaria y no es precisamente entre el FA y el gobierno. Hay polémica porque el movimiento social, que tiene determinada fuerza en Uruguay, decidió que hay una cantidad de artículos de la LUC que no eran compatibles con el ordenamiento jurídico nacional y violentaban derechos, y llegó a un acuerdo sobre cuáles eran esos artículos con las organizaciones y el FA. Luego eso se transformó en un gran movimiento de miles recogiendo firmas e informando sobre una campaña que estaba invisibilizada en los medios”.
Para Laura Alberti, dirigente del Sunca, es esperable que se apunte contra el movimiento sindical. “Sabíamos que si llegábamos a las firmas iba a pasar esto. No nos puede sorprender. Los discursos antisindicales siempre estuvieron y se intensifican cuando ganás batallas, son las reglas de juego. Teníamos un compañero, Faustino Rodríguez, que decía que el buen militante no debe temer”, opina.
La estrategia a futuro, sostiene, tiene que ser la misma que hasta ahora: “Estar del lado de los trabajadores, esa es la mejor herramienta. Inventar cosas van a inventar siempre, la mejor defensa es ser el mejor militante que puedas ser. Ser el primero en llegar y el último en irte”.
Las regulaciones “desde afuera”
Antes de asumir, cuando era precandidato, el actual presidente Luis Lacalle Pou adelantó que no iba a compartir el poder con los sindicatos. “¿Y cuál es el sobrepoder que teníamos?”, se pregunta Pereira, y agrega: “Porque en el Codicen [Consejo Directivo Central], donde dicen que gobernábamos, teníamos dos miembros de cinco. En Primaria, Secundaria y UTU, uno de tres. Ahora lo que hicieron fue derogar tres consejos [el de Primaria, Secundaria y UTU] que tenían 100 años de funcionamiento, con el objetivo de quitar representantes docentes”.
Otros proyectos presentados en este período también se dirigen a regular al movimiento sindical. A diferencia de dos iniciativas presentadas por diputados del oficialismo, el PIT-CNT ve con buenos ojos el proyecto del Poder Ejecutivo que promueve que los sindicatos tengan personería jurídica. “Quedan detalles, ojalá se apruebe y se dejen de embromar con algo que no es lo central”, apuntó Pereira.
La LUC también contiene varias disposiciones cuestionadas por el movimiento sindical, como el artículo que determina que el Estado garantizará “el ejercicio pacífico del derecho de huelga, el derecho de los no huelguistas a acceder y trabajar en los respectivos establecimientos y el derecho de la dirección de las empresas a ingresar a las instalaciones libremente” o el que declara ilegítimos los piquetes que prohíban la libre circulación.