“No todas las cuestiones políticas se pueden arreglar con comunicación”, señaló el politólogo Antonio Cardarello ante la consulta sobre la respuesta del presidente Luis Lacalle Pou tras conocerse el accionar delictivo de su exjefe de custodios, Alejandro Astesiano. Si bien Cardarello valoró que Lacalle Pou “salió a dar la cara, a decir que se hacía responsable, como le gusta decir”, marcó las contradicciones y la información errónea que el presidente manejó respecto de los antecedentes penales de Astesiano. “No quedó muy bien parado como suele estarlo”, consideró, y añadió que el “blindaje que tiene del equipo de comunicación” en este caso no se aplicó.
Cardarello opinó que en un régimen parlamentarista, una situación como la de Astesiano “podría haber causado una crisis más importante que en un sistema presidencialista” como el que existe en Uruguay. “En un parlamentarismo, podría haber generado la caída de un ministro o incluso del gobierno”, aseguró.
Sobre los efectos de lo sucedido, el politólogo consideró que el hecho tendrá “repercusión” en los partidos que integran la coalición de gobierno y comentó que algunos referentes ya salieron a desmarcarse. De todos modos, sobre eventuales efectos electorales del caso Astesiano, recordó que tradicionalmente lo que más pesa en Uruguay a la hora de votar es cómo la gente percibe la situación del país desde el punto de vista económico y cómo ve su propia situación económica.
En este sentido, hizo notar que la caída del salario real y el aumento de los combustibles, así como la situación de la inseguridad, se ha reflejado en una caída en la aprobación del gobierno. Si bien la actual administración “acumuló mucho durante los primeros meses”, fundamentalmente por el desempeño en la pandemia, “que le dio un colchón muy fuerte” de aprobación, ahora los niveles se aproximan a “una cosa más normal, a lo que son las gestiones de gobierno hacia la mitad del período”.
La política y lo moral
Cardarello recordó los señalamientos que realizó el actual oficialismo al Frente Amplio cuando era oposición sobre las irregularidades cometidas por el exvicepresidente Raúl Sendic y situaciones similares, y consideró que lo que está pasando ahora “muestra dos cosas: que estar en la oposición siempre es mucho más fácil que estar en el gobierno” y que se corre “riesgo” cuando “se lleva la política al nivel de lo moral, de cuestionar la gestión política o de hacer política desde una supuesta superioridad moral, cuando ningún gobierno está exento de que le pasen cosas de este tipo”. “Por eso a veces los politólogos decimos que estamos en contra de la judicialización de la política y de que se hable todo el tiempo de la corrupción y que se vea a la política solamente desde ese ángulo”, señaló. De todos modos, acotó que en este caso “hay algunas faltas que parecen bastante graves, de omisión de ver los antecedentes que tenía esta persona” por parte del presidente.