Alejandro Astesiano pasó de ser el jefe del Servicio de Seguridad Presidencial a estar recluido en la cárcel. Tras conocerse su imputación por asociación para delinquir, tráfico de influencias y suposición de estado civil, fue cesado. El presidente Luis Lacalle Pou señaló: “Empezaré a andar solo”. También indicó que empezará a poner más “filtros” en la contratación del personal porque, a su entender, “tropezar dos veces con la misma piedra no es mala suerte”.
El nacionalista Nicolás Olivera, intendente de Paysandú, respaldó al presidente de la República y le envió un mensaje público: “Si está disponible la changa de custodia, acá estoy”. La “changa” de ser el jefe de la custodia presidencial implica una amplia cantidad de responsabilidades, además de la seguridad del presidente. Entre ellas, es la imagen del país cuando el primer mandatario viaja en misiones oficiales, ya que es quien coordina su seguridad fuera de fronteras y está a cargo de las misiones de avanzada. En el caso de Astesiano, incluso llegó a ser el único acompañante de Lacalle Pou en misiones oficiales. También es el enlace para las visitas oficiales que recibe el país.
El Decreto 16/006, de 2006, reglamenta el Servicio de Seguridad Presidencial. Se trata de una dependencia de Presidencia de la República que está subordinada a la Prosecretaría de Presidencia. El prosecretario de Presidencia, en este caso Rodrigo Ferrés, es el encargado de coordinar todo lo referente a la seguridad del presidente, de su familia y de quienes se disponga. El asesoramiento para esta tarea y el comando de la seguridad está a cargo del jefe de la custodia, es decir, estaba a cargo de Astesiano.
Quienes forman parte del Servicio de Seguridad Presidencial son designados por el presidente y pueden ser civiles o policías. Según establece el decreto, deben “reunir en todos los casos las condiciones que se establezcan para el desempeño de esa función”. Sobre el personal, establece que “debe dar fiel cumplimiento a la misión asignada con el máximo profesionalismo” y que “deberá estar rigurosamente acreditado para el desempeño de su función, así como para el porte y uso de armas, cuando corresponda”. Plantea también que deberá capacitarse y “cuidar el decoro de su vestimenta y actos, de acuerdo con la responsabilidad y discreción impuestos por su elevada misión”.
Para ejercer esta función, el jefe del Servicio de Seguridad Presidencial debe “haber aprobado cursos nacionales o extranjeros sobre protección a personalidades, o efectuar su realización en forma inmediata a su designación”.
Las responsabilidades de Astesiano
Astesiano tenía múltiples responsabilidades, además de la custodia del presidente. Era el encargado de brindar la seguridad interna a la Torre Ejecutiva, a la residencia presidencial de Suárez, al establecimiento presidencial de Anchorena, a la residencia presidencial de Punta del Este, y a todo otro lugar que se disponga. En casos excepcionales, podía brindar seguridad personal a otras autoridades nacionales cuando así se dispusiera.
Además de todo lo referente a la seguridad, tenía a su cargo administrar los recursos asignados a su dependencia. Bajo la responsabilidad del servicio que dirigía estaba la redacción de informes, oficios, expedientes y órdenes, así como organizar y conservar el archivo. También la preselección del personal, al que se le debían “evaluar las aptitudes necesarias para el desempeño” de la tarea. Además, estaba a cargo de tramitar, registrar y proveer los medios necesarios para el funcionamiento del servicio, tales como combustible, equipos de comunicaciones, alimentación del personal en tareas, etcétera. El control de depósitos, equipos y víveres para el servicio también tenían como último responsable a Astesiano, al igual que el control de la flota automotriz, las armas y las municiones.
Bajo su órbita estaba ejercer como contralor de ingreso a toda persona debidamente autorizada a la Torre Ejecutiva, donde se supo que se reunía con su red criminal. Esta función se extendía a las residencias presidenciales y a todos los lugares en los que el presidente se encontrara temporalmente.
Otra responsabilidad era la supervisión de los estacionamientos y lugares de circulación vehicular en los alrededores y en el interior de los locales a su cargo. También la seguridad de todos los desplazamientos del presidente (terrestres, marítimos y aéreos), con el apoyo de la Policía y de las Fuerzas Armadas con competencia en los lugares que recorría.
Astesiano era responsable de “la correcta administración de los recursos asignados al Servicio de Seguridad Presidencial”, de ser el enlace directo de los comandos de las direcciones nacionales y jefaturas de Policía del Ministerio del Interior “ante cualquier situación que se plantee y sea de su competencia”, y de coordinar con la Casa Militar la seguridad perimetral de los edificios y residencias presidenciales.
Responsable de las misiones en el exterior y de los mandatarios que visitaban Uruguay
Astesiano era la “primera imagen del país” al ser el encargado de la seguridad del presidente en las misiones oficiales y actuar como avanzada y enlace con los países. También estaba a cargo de la seguridad de los mandatarios que llegaban a Uruguay en misiones oficiales.
Tenía como uno de sus cometidos proporcionar seguridad al presidente en sus viajes al interior y al exterior. El exjefe de custodia era el responsable de las misiones de avanzada que se conformaban con motivo de viajes o traslados del presidente, a fin de coordinar todo lo referente a la seguridad del primer mandatario y de su comitiva.
Astesiano era el responsable de brindar seguridad personal a los jefes de Estado y de gobierno extranjeros visitantes y de sus familias, así como de otras personalidades extranjeras, cuando el presidente lo determinara, realizando todas las coordinaciones necesarias a estos efectos.
Cuando el presidente viajaba dentro del territorio nacional o al exterior, Astesiano debía realizar las consultas y coordinaciones necesarias, en forma directa, con autoridades policiales o militares, también con la cancillería.
Enlace con la Policía y el Ministerio del Interior
La reglamentación establece que el jefe de custodios era el enlace directo con el Ministerio del Interior y la Policía. La custodia presidencial puede “requerir en cualquier momento apoyos y recursos” de estos y otros organismos públicos y entidades privadas. La reglamentación establece que las instituciones del sector público “están obligadas a suministrar la colaboración directa, el apoyo o la información que le sea solicitada”, con la “premura y/o las prioridades” que determinara Astesiano.
El reglamento vigente establece que el jefe de la custodia presidencial puede “recabar información de cualquier Agencia nacional o extranjera, referente a eventuales riesgos para la persona del Presidente de la República, sus familiares directos, y cualquier otra persona que aquel determine”.
Conocimiento pleno de hechos policiales
Astesiano tenía entre sus potestades la comunicación con el Ministerio del Interior y la Policía para tener conocimiento pleno de todos los hechos policiales. Podía comunicarse con el comando de todas las direcciones nacionales, las jefaturas de Policía, y especialmente con los departamentos de Claves y Comunicaciones de las diferentes reparticiones del Ministerio del Interior para “tener conocimiento de todos aquellos hechos que puedan alterar o interferir en el normal funcionamiento del servicio y en el desplazamiento de la comitiva presidencial, en los lugares que visite el Presidente de la República, o en sus alrededores”.