La visita del presidente argentino, Alberto Fernández, a China y la firma de varios acuerdos; dichos del canciller brasileño que no dejan entrever molestia por la negociación de Uruguay y China; una nota periodística en tapa de un medio local que generó revuelo a nivel político; y críticas del Frente Amplio (FA), que convocará al Parlamento este mes al ministro de Relaciones Exteriores, Francisco Bustillo. Estas fueron las novedades surgidas en los últimos días en torno a la posibilidad de un tratado de libre comercio (TLC) con la nación asiática, un tema en el que el gobierno mantiene el hermetismo y evita las declaraciones públicas.
Según supo la diaria con base en diversas fuentes, esta semana hubo reuniones entre los negociadores y desde el gobierno se mantiene la expectativa de realizar algún anuncio de resultados de cara a marzo. Si bien el plazo pactado inicialmente para culminar el estudio conjunto de prefactibilidad ‒en el que se evalúan potenciales ganancias y perjuicios del acuerdo‒ era diciembre, se aclaró que fue una fecha planteada por China y que tuvo que aplazarse, entre otras cuestiones, por las complicaciones de la covid-19 en el funcionariado y el parate en la nación asiática por el Año Nuevo ‒que inició el 1º de febrero‒.
Tampoco las partes interesadas han accedido a mayor información acerca del avance de las conversaciones con China. “La preocupación es justamente la falta de noticias al respecto. Desde la Cámara de Industrias [del Uruguay, CIU] hemos hecho todos los aportes y la pelota está en la cancillería, no hemos tenido mucho retorno al trabajo presentado, no nos han hecho consultas ni preguntas o nos han dado algún detalle que pudiera generar dudas. Sabemos que el gobierno está trabajando en el tema, pero no tenemos más información que esa”, dijo a la diaria el directivo de la CIU, Washington Durán, presidente de la comisión de comercio exterior de la gremial.
A principios de diciembre y tras unos dos meses de trabajo, la CIU entregó al gobierno en una reunión de la que participaron varios jerarcas el documento que elaboró con el asesoramiento del chileno Andrés Rebolledo ‒exministro, que negoció por su país un TLC con China en 2005‒ analizando los impactos en el sector. Allí se planteó una “apertura gradual del mercado uruguayo”, con un cronograma “de desgravación arancelaria [baja de los impuestos a las importaciones chinas] progresiva” con un plazo de hasta 15 años en ciertos casos, y con “un universo suficiente de excepciones”.
Desde setiembre, cuando el presidente Luis Lacalle Pou anunció en una conferencia de prensa el inicio de las conversaciones con China, al mostrar una carta que llegó del “gobierno” de aquel país, la CIU comenzó a moverse. Durán tuvo una reunión con el embajador de China en Uruguay, Wang Gang, quien le confirmó el interés de su país en las negociaciones. “Tuve una reunión para tratar de obtener información. Esa nota existió, no conocemos el texto en la CIU, pero hago fe en los dichos del presidente, de que allí el gobierno chino pedía culminar el estudio de prefactibilidad hacia fin de año”, relató.
Sobre el punto del interés que muestra China hacia el TLC hizo foco el diputado del FA Daniel Caggiani, integrante de la Comisión de Asuntos Internacionales, donde en octubre el canciller Bustillo informó sobre las negociaciones en una reunión con actas reservadas. “Nos llamó la atención que no hubiera una comunicación conjunta, porque en general China anuncia públicamente los TLC a nivel de presidente o ministros. No fue equilibrado el anuncio, eso marcaba una preocupación por las expectativas” formadas en cada país sobre la negociación, señaló en diálogo con la diaria.
Brasil, Argentina y el Mercosur
Para Caggiani, con el paso de los meses desde el anuncio en setiembre ocurrieron “dos fracasos” para la estrategia diagramada: que la “supuesta apertura de Brasil de avanzar en la flexibilización del Mercosur y dejar a Uruguay firmar con China no fue posible”, y la cumbre de diciembre del bloque que mostró “que Uruguay quedó aislado”, al votar los tres socios una declaración conjunta en la que acordaban rebajar el arancel externo, cuestión que el gobierno siempre ató a su idea de flexibilización, que no tuvo apoyo.
Respecto de la postura de Brasil, desde un inicio se manejó que las ideas afines a Uruguay estaban más del lado del ministro de Economía, Paulo Guedes, que dentro de la cancillería. En enero el mandatario Jair Bolsonaro dijo en declaraciones radiales que el Mercosur “es siempre inestable”, que “Uruguay quiere comprar todo lo que viene de China directamente” sin atender “la cláusula de barrera” ‒en referencia a la normativa interna que impide negociar de forma individual, postura que defiende Argentina principalmente‒, lo que definió como “un problema que estamos enfrentando”.
Igualmente, hace pocos días llegó desde el país vecino una declaración bien valorada por el gobierno uruguayo: el canciller Franca dijo en una entrevista con la agencia Efe que “el acuerdo bilateral entre Uruguay y China todavía no se concretó”; que tiene diálogo con Bustillo y le ha dicho “que una vez que el acuerdo esté cerca de cerrarse se reunirán con los socios y verán de alguna manera cómo se puede incluir en la multilateralidad”.
El otro vecino y socio poderoso del bloque, Argentina, según fuentes diplomáticas, entiende que aún no hay avances que ameriten dar trascendencia al tema. Tampoco han recibido información concreta de Uruguay sobre los pasos a dar o cómo planteará la negociación hacia la interna del bloque, en la que podría reeditarse el debate jurídico sobre la vigencia o no de la resolución 32/00 ‒firmada en el 2000 y que habla de negociar comercialmente en bloque‒. Argentina entiende que forma parte del marco jurídico y Uruguay sostiene que no al no ser ratificado por los Parlamentos.
Estancamiento o “disparate”
En la arena política local, la tapa del jueves del semanario Búsqueda causó revuelo: se informaba sobre una reunión entre cuatro ministros ‒Bustillo, Azucena Arbeleche (Economía), Omar Paganini (Industria) y Fernando Mattos (Ganadería)‒ donde se analizó que el conflicto en Ucrania, que aumenta tensiones entre Estados Unidos y Rusia pero tiene a China terciando, puede traer como resultado indirecto la paralización de las negociaciones al perder prioridad el asunto del TLC en un contexto de crisis global.
Fuentes oficiales rechazaron esa información y señalaron que en la reunión el tema no estuvo sobre la mesa, sino que se delineó el viaje a la Expo Dubái a mediados de mes del presidente Luis Lacalle Pou y estos cuatro secretarios de Estado. A raíz de la trascendencia que tomó la nota de Búsqueda, se evaluó sacar un comunicado en respuesta, lo que no ocurrió.
Ayer en una rueda de prensa, el presidente Lacalle Pou fue consultado y consideró “un gran disparate” la idea de que las negociaciones están estancadas.
Para obtener más información al respecto es que Caggiani y el FA promoverán una citación de Bustillo al Parlamento, que será previo al retorno de la actividad, y por ende se evalúa si hacerlo en Comisión Permanente, con un llamado a sala que debe tener el apoyo de todos los partidos, o plantear una interpelación que puede hacerse sólo con votos de la oposición. “Queremos conocer cuál es la situación, porque vemos que hay falta de rumbo. La estrategia del gobierno, al igual que en otras áreas, es hacer grandes anuncios en la prensa y concretar poco en los hechos”, sentenció Caggiani.