Mario Bergara inició una nueva gira por el interior. Así como meses atrás recorrió todo el país sentando las bases para su precandidatura, hoy –ya con más soltura a raíz del apoyo anunciado por Asamblea Uruguay, el sector de Danilo Astori– se encuentra en una segunda vuelta que pasa este fin de semana por el Chuy, varias localidades de Lavalleja, Piriápolis y Maldonado, para luego ir a Salto, Paysandú y Río Negro la semana entrante.
La Convocatoria Seregnista-Progresistas (CSP) se encamina a un pronunciamiento en favor de la precandidatura del senador pese a que hasta el momento hay dos sectores pequeños de la alianza que plantearon dudas: tanto Plataforma, del exdirector de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto Álvaro García, como Magnolia, del exintendente Christian Di Candia. Es que los sectores mayoritarios, Asamblea Uruguay y Fuerza Renovadora, la agrupación que lidera Bergara, sí se manifestaron favorables a la precandidatura, al igual que el Partido Demócrata Cristiano.
Más allá de sus intenciones de vencer a los intendentes Yamandú Orsi y Carolina Cosse en la elección interna, lo que a priori es difícil según las encuestas, Bergara se muestra convencido de que la precandidatura propia de CSP es clave para mostrar la diversidad del Frente Amplio (FA) y que cada uno, con los sectores que lo respaldan, se dirija a la parte de la sociedad con la que mejor se comunica.
El senador, que cree tener potencial para dirigirse a sectores de la clase media que se ubiquen en el centro del espectro político, tiene preocupaciones por lo que acontece actualmente en el terreno económico pero también sobre dos aspectos que le valieron muchas críticas al FA en sus últimos años de gobierno: la educación y la inseguridad. Si bien reivindica mejoras durante los 15 años de administración frenteamplista en ambos campos, afirma que “las dos cosas requieren mucho diálogo y no va a haber un gobierno que las resuelva por sí mismo”. En materia educativa reconoce que “definitivamente no” se consiguieron los mejores resultados, pese a logros como “la creación del Plan Ceibal” y el despliegue de la “educación terciaria en todo el territorio”. Y en lo que refiere a la inseguridad, pidió “no utilizarla como objeto de politiquería menor con intencionalidad electoral”.
Lo que sigue es un resumen de una entrevista con la diaria en su despacho del Palacio Legislativo.
¿En qué está hoy el debate sobre tu precandidatura a la presidencia por la Convocatoria Seregnista?
Convocatoria Seregnista es una alianza de sectores, por lo tanto los procesos de decisión pasan en buena medida por los posicionamientos que vayan adoptando los distintos sectores, a diferencia de otros espacios que son de partido y tienen una orgánica que les permite decidir en un solo acto. Estamos en un punto en el que la mayoría de los sectores han ido tomando posición y los que de alguna manera representan los espacios más grandes de Convocatoria han ido posicionándose a favor de una precandidatura propia. Quedan algunos sectores por definir, aspiramos a que en las próximas semanas esto ya se resuelva, y tenemos que apostar a la resolución formal de Convocatoria como espacio.
A raíz del posicionamiento que han tenido los sectores más grandes de Convocatoria, ¿ya te sentís precandidato?
En las últimas semanas las decisiones van perfilando una resolución positiva de la precandidatura, pero obviamente tenemos que ser respetuosos de las formas de decisión. Cuando uno tiene un espacio que es una alianza de sectores, hay que respetar los tiempos y las decisiones de todos. Soy optimista sobre que vamos camino a una definición de esto en breve.
En los últimos meses se había generado expectativa en torno a qué decisión iban a tomar Astori y su sector, Asamblea Uruguay, que tenía una interna dividida. Finalmente se llegó a una resolución favorable que tiene, de todas formas, algunas condiciones, como que el plan de trabajo “será evaluado en función de la evolución del escenario político”. ¿Qué sentiste con respecto a esa comunicación?
No percibo que haya condiciones, acá lo que hay siempre es diálogo y entiendo que el apoyo a la precandidatura de Convocatoria se define en función de eso. Después, obviamente, la evaluación que se irá haciendo en el camino es una cosa natural a cualquier decisión política; de ninguna manera lo percibo como ningún tipo de condicionamiento.
O sea, es normal en una precandidatura hacer ese análisis.
Lógico. Es razonable ir analizando y evaluando la marcha del proceso político y electoral. Nosotros tenemos una convicción que no pasa estrictamente por un tema de resultado electoral, si bien vamos a competir con la intención de ser el candidato a la presidencia por el FA, en la medida en que Convocatoria lo termine de definir. También hay otras consideraciones de índole política que nos parecen fundamentales. Una es que la precandidatura tiene sentido en la medida en que refleja un espacio importante dentro del FA. Cada frenteamplista tiene que verse reflejado en la diversidad de precandidaturas que el FA ponga sobre la mesa en junio, y nosotros sentimos que hay otras precandidaturas que reflejan muchos espacios frenteamplistas, y eventualmente la candidatura de Convocatoria Seregnista va a reflejar a muchos otros frenteamplistas. Cada frenteamplista tiene que verse reflejado, representado en las opciones de precandidaturas que el FA ponga a consideración. Para nosotros eso es muy importante porque le damos un rol a Convocatoria de ser parte de los equilibrios internos del FA. A la prueba está lo que fueron las elecciones internas del FA en diciembre de 2021, en las que el Partido Comunista, el Movimiento de Participación Popular [MPP] y nosotros estuvimos en los tres primeros lugares, muy cercanos en votación. Y también que la presencia del espacio de Convocatoria opera como un factor que potencia la capacidad de diálogo, ya no hacia adentro del FA sino hacia afuera del FA, con un rol político, una oportunidad y una responsabilidad política importante. Los analistas en general indicaban que el FA había perdido caudal electoral en espacios de población más vulnerable, donde históricamente se votaba al MPP y que fueron seducidos por las propuestas de Cabildo Abierto con la historia del “se acabó el recreo”, que terminó siendo evidentemente un bluf, y ahí una parte del FA tiene que volver a dialogar con esa parte de la sociedad. También hay todo un espacio de las capas medias, en el centro político, que históricamente apoyaba a los sectores seregnistas, que fueron seducidos por el planteamiento de [Ernesto] Talvi o del wilsonismo y que, con Talvi fuera de la escena y con el wilsonismo siendo una porción cada vez más pequeña dentro del Partido Nacional, ahí hay una responsabilidad y una oportunidad grande para el espacio seregnista. O sea, Convocatoria no solamente contribuye con los equilibrios internos dentro del FA para que cada frenteamplista se vea reflejado, sino que también potencia la capacidad de diálogo del FA con toda la sociedad uruguaya.
¿Te sentís respaldado por Astori?
Por supuesto. En la medida en que Convocatoria Seregnista defina la precandidatura propia me voy a sentir respaldado por todos y cada uno de los integrantes de Convocatoria Seregnista, y eso es fruto de la decisión, porque es natural que en todo proceso de decisión se generen dudas, discusiones, me parece lo más legítimo y natural. Ahora, una vez que se define, el respaldo lo doy por descontado.
Has sido bastante crítico de una visión que se ha expresado en la interna de Convocatoria, pero también en otros sectores, cuando se empezó a especular sobre las precandidaturas, que indicaba que la tuya le es funcional a Cosse porque compartís más votos con Orsi. Has rechazado esa visión.
En primer lugar, no hay ninguna evidencia que diga eso, no hay ningún análisis que diga eso. En segundo lugar, razonar en esos términos es contribuir a la polarización dentro del FA y la polarización en materia de candidaturas al FA nunca le hizo bien. En tercer lugar, no me parece la mejor tesitura, la mejor postura, definir un posicionamiento político electoral en función de que algún compañero o compañera no gane. Eso realmente lo siento muy poco fraterno, muy poco unitario, muy poco frenteamplista. Esa es la postura que había transmitido en su momento y la sostengo. Creo que nosotros tenemos razones para tener una precandidatura con base en el rol político que le asignamos a Convocatoria, no en la especulación de que si nosotros no estamos hay votos que van para acá o votos que van para allá. Yo parto de la base de que si Convocatoria no tuviera una precandidatura, algunos compañeros de Convocatoria votarían a Orsi, otros votarían a Cosse, capaz alguno votaría a [Andrés] Lima, o capaz que alguno ni siquiera iría a votar y se iría para la casa. Por lo tanto, no veo ninguna evidencia de que nuestra precandidatura sea funcional a ninguna otra, tiene que ser funcional a nuestra propia precandidatura.
Mencionaste al pasar al centro político. Hay un debate sobre cómo se busca ese centro, si hay un corrimiento del FA hacia el centro o una búsqueda de esa gente de centro para llevarla a un proyecto de izquierda.
Siempre hay un centro político que de alguna manera es el que define la elección, sobre todo a partir del [surgimiento del] balotaje, cuando vemos que las elecciones se dirimen en muy poquitos puntos porcentuales. Si uno tuviera que hacer una caricatura del mapa electoral es como que hay 40% para un lado, 40% para el otro y en el medio tenés un 20% del electorado que ha oscilado por razones diversas, muchas veces justificadas, entre un bloque y el otro. Y no es que haya un corrimiento, no, el FA es diverso. El otro día escuchaba a un analista político decir que el FA históricamente tiene un bloque de origen marxista, uno de origen nacional popular y uno más socialdemócrata, seregnista, progresista. En fin, esa diversidad el FA siempre la tuvo. El tema es que por eso sentimos que todas esas sensibilidades tienen que reflejarse en el terreno electoral. El FA no va a llegar muy lejos si le habla sólo a los frenteamplistas. La búsqueda de ampliación siempre estuvo clara. No veo mayor novedad en ese tema, el FA ganó cuando logró llegar a todo ese centro político que lo respaldó en tres oportunidades seguidas y tiene que mantener el diálogo más fluido posible, y yo creo que en ese campo Convocatoria Seregnista tiene una particular responsabilidad. No es un tema ni de suavizar ni de derechizar nada, todo lo contrario: es pensar en el país y procurar dar respuestas para las grandes mayorías nacionales y no gobernar sólo para los malla oro.
¿Cuál es aquella sensibilidad a la que le podría hablar tu precandidatura?
No hay mucha novedad en cuanto a que nosotros hemos estado en la palestra pública con todo el rol en la política económica y en el conjunto de las políticas del FA con un perfil propio, obviamente liderado por Danilo durante mucho tiempo, que creo que notoriamente marcaba un perfil de una izquierda moderna, de una izquierda responsable, de una izquierda que miraba los problemas de la realidad de frente y procuraba dar soluciones, y ahí medimos nosotros la radicalidad, en transformar realmente la realidad que queremos transformar. Creo que todo el mundo tiene claro que el rol de Danilo fue muy importante hasta para las presentaciones electorales. El Danilo ministro en el primer gobierno del FA fue un factor importante para que el FA ganara; el Danilo vicepresidente en el segundo gobierno, lo mismo. Y un diálogo más fluido que el que de repente tienen otros sectores del FA con todos estos espacios que estamos hablando: capas medias, profesionales, sectores más intelectuales, el centro político. Creo que se nos percibe como una parte de la izquierda que puede tener mayor fluidez de diálogo con todo ese sector así como los otros espacios del FA lo tienen con otros sectores.
¿La tesis es que marcando esa diferencia en junio se llega mejor a octubre?
La tesis es que nos precisamos todos, que precisamos un espacio comunista fuerte para que dialogue y conquiste y convenza a toda una parte de la sociedad, necesitamos un espacio del MPP fuerte para que dialogue fluidamente con otro espacio de la sociedad, y necesitamos un espacio de Convocatoria Seregnista fuerte para que dialogue con todo este espacio de la sociedad y vuelva a seducir y a convencer de que está en el interés del pueblo uruguayo que el FA vuelva a gobernar.
¿Cuáles son hoy las principales preocupaciones que tenés respecto del país?
Obviamente el terreno económico y social es de alta preocupación. Por más que tengamos un PiB más alto que en 2019, tenemos decenas de miles más de pobres, lo cual para nosotros es inadmisible porque no concebimos el crecimiento sin la equidad y en particular sin la preocupación por los más vulnerables. Yo comparto la idea de que la ética de la sociedad se mide en función de cómo esa sociedad trata a los sectores más vulnerables. También la situación de crecimiento me preocupa porque estamos ante una ausencia notoria de una agenda de crecimiento y de desarrollo en el país. Se habla de algunas pistas para el crecimiento pero no se las apoya. Si todos pensamos que la clave está en la productividad, en la competitividad, en el avance de la tecnología y la innovación, queda claro que acá no hay apoyo para la tecnología y la innovación, no hay apoyo para la ciencia, no hay una política de competitividad en ningún área, en particular en el terreno cambiario. No tenemos una agenda de crecimiento y de desarrollo, es muy preocupante, y están viéndose los resultados. Los temas de frontera; los departamentos fronterizos con Argentina son los que tienen el mayor desempleo de todo el país y tenés una proporción muy alta de comercios que están tecleando. Todavía hay miles de compatriotas que tienen que ir a buscar un plato de comida a una olla popular. O sea, tengo una preocupación central en la cuestión social y en la cuestión económica porque tengo claro que estas cosas también apuntan a resolverse conjuntamente con el crecimiento económico.
Después tengo mucha preocupación con el tema de la inseguridad y sobre todo del riesgo de que el narcotráfico penetre las estructuras sociales. Creo que ese es un tema que no es privativo de Uruguay, lo estamos viendo en todas partes. Y nosotros tenemos que tener más herramientas para abordar ese tema con responsabilidad y seriedad. El gobierno pensó que con eslóganes, con pegar dos gritos y con aumentar penas se resolvían los problemas de la inseguridad, y claramente no fue así.
Por otro lado, temas de educación, que no lo veo sólo como una cosa social, lo veo como una problemática de futuro. Si nosotros no somos capaces de formar a los chiquilines y las chiquilinas de cara a lo que es el mundo que ya tenemos sobre la mesa, eso va a repercutir en un empeoramiento de la sociedad, en un deterioro de la capacidad productiva y de ingresos y de bienestar, y de equidad sobre todo, porque está claro que en el mundo de hoy a quienes tienen la formación les va muy bien y a quienes no la tienen les va muy mal. El tema educativo y de formación del capital humano en toda su dimensión es una problemática de primer orden para el Uruguay del futuro. Eso tiene que ir acompañado de ayuda presupuestal pero también de cambios más disruptivos de lo que es el enfoque educativo tradicional, no esta transformación educativa que la veo más como un eslogan que como una realidad, porque no logro entender dónde están los cambios sustanciales que plantea y además se hace sin discusión con quienes después la tienen que implementar.
“Señales de equidad”
Bergara, exministro de Economía y Finanzas y expresidente del Banco Central, cuestionó al gobierno por no haber gastado más en la pandemia por “sobreahorrar” por encima de su meta fiscal mientras miles de personas caían en la pobreza, y si bien “puso impuestos a trabajadores y jubilados, a los malla oro no los tocó”. Consultado sobre este aspecto pensando en el futuro, dijo que “el gasto público es una cuestión que hay que ver siempre con madurez y con seriedad” y que “nadie está planteando desde la izquierda salir a tirar manteca al techo”, pero sí que “hay circunstancias en las que hay que ayudar más a la gente”.
Expresó que “puede haber” margen para revisar “la aportación” al Estado, “sobre todo en términos de señales de equidad”. “Es una discusión que está abierta, que el FA va a seguir dando, pero lo importante es tener una macroeconomía saludable”, apuntó. Para ello es importante no descuidar “los incentivos para la inversión” porque “sin inversión no hay producción, no hay generación de trabajo, no hay capacidad de distribución, no hay ingresos, no hay capacidad de cobrar impuestos, no hay capacidad de tener políticas activas desde el Estado”.