En una semana marcada por el fallecimiento de uno de los líderes históricos del Frente Amplio (FA), José Mujica, y por las elecciones departamentales, el presidente del FA, Fernando Pereira, analizó en diálogo con la diaria la votación de la coalición de izquierda y sus razones. “Si el Partido Nacional [PN] interpreta mejor a la población de un lugar y saca una mejor votación, no nos quejemos del pueblo, quejémonos de que no estamos interpretando bien el sentir departamental”, alertó. De todos modos, opinó que el balance general de estas elecciones es “positivo” y anunció que planifican instalar un “Instituto de las Ciudades”.

¿Qué legado deja Mujica para la izquierda y cuáles van a ser los vacíos más difíciles de llenar?

Hay que tener una reflexión profunda cuando baje la bruma que hoy nos desola. Todos hoy nos sentimos más huérfanos. En cinco años quedamos huérfanos de Mariano [Arana], de Danilo [Astori], de Tabaré [Vázquez] y de Pepe. Y esas orfandades siempre uno demora bastante tiempo en poder encauzarlas. Pienso que en un tiempo vamos a valorar la estatura política de Pepe, el Pepe estadista, el Pepe político, el Pepe comprometido con su pueblo, el que le puede hablar de igual a igual a un joven o a una persona de 90 años, que puede sentar en el sillón de las tapitas que construyen quienes están internados en el Vilardebó al rey de España o a un vecino de Pajas Blancas o del Cerro. Hay un legado que es filosófico, una serie de ideas y de pensamientos que colocó en el discurso de Río+20 o en el de las Naciones Unidas que conmovió al mundo. Que lo llevó a Pepe a ser una referencia planetaria para aquellos que sueñan con la justicia social.

Esta dimensión cuesta entenderla porque para nosotros es Pepe, es Pepe para el pueblo que hoy [por el jueves] estaba ahí, dejando una bandera -a mí me impresionaron las miles de flores y de banderas y de cuadritos y de cerámicas que dejaron ahí-. Y la cara de la gente, llorando y diciendo “gracias, Pepe”. Y ese “gracias, Pepe” refiere a mecanismos de construir la política que tuvo, el mecanismo de cercanía, de quedarse en la casa de compañeros cuando hacía las campañas electorales, de hacer mateadas de 40 personas, de entender mejor que el resto cómo se mueve Uruguay, cómo siente Uruguay, cuáles son sus tradiciones e interpretarlas, sin dejar de ser de izquierda, sin dejar de mirar a la humanidad con amor, con cariño.

Y al mismo tiempo, una parte de su afecto trasladado a invitar a la gente a querer la vida, a amar la vida, a vivir eso que es tan hermoso que es nacer y poder desarrollarse, y darle herramientas a la gente para que ese desarrollo le pueda abrir las puertas de la cultura, del arte y de tantas cosas que finalmente embellecen tu convivencia ciudadana, y el Pepe es todo eso. Y la suma de los cuatro líderes históricos, además de Liber Seregni, y probablemente de todos los fundadores del FA, es un vacío enorme.

Muchos me decían: “Hoy nos quedamos sin oráculo”. Yo creo que algunos oráculos quedan, pero sobre todo tenemos la obligación de construir nuevos liderazgos. Pero uno piensa: Lucía [Topolansky] es un oráculo. Nosotros vamos a seguir yendo a la chacra a conversar con Lucía. Me refiero a todos los que íbamos a conversar con Pepe y Lucía, porque ninguna charla la tuve sólo con él. Parto de la base de que ahí sigue habiendo una personalidad de la izquierda que puede ser referencia.

Luego tenemos que solidificar los liderazgos que hoy ya tenemos. Tenemos liderazgos importantes en el gobierno, empezando por Yamandú Orsi. La sustitución de una personalidad de este tipo no se puede hacer por otra persona, sino por un grupo de hombres y mujeres que sean capaces de construir un colectivo que dé respuestas a las necesidades de la gente.

¿Cómo debería trabajar el FA en los próximos años para formar nuevos liderazgos?

Nosotros hicimos mucho en el período, hubo formación política a través de la Fundación Liber Seregni, que llevó adelante Christian Di Candia. Creemos que hay que potenciarlo aún más, colocar tiempo y recursos en la formación de nuevos liderazgos. Formar implica acordar políticamente en qué va a formar el FA y qué necesitan las nuevas generaciones, la formación política y también formarse para gobernar. Eso en el plan político del FA está. Nosotros ya lo presentamos en febrero antes de que asumiera Yamandú, quedamos de discutirlo en profundidad después de terminar la elección municipal y ahora vamos a discutir ese plan político, las acciones concretas. Es muy probable que el FA salga con “El Frente te escucha” a partir de agosto y hasta noviembre, y luego el siguiente año lo va a utilizar todo en escuchar a la misma ciudadanía que escuchó cuando procuraba gobernar. Ahora hay que escucharla desde el gobierno y poder ser una buena transmisión entre partido y gobierno, para que de alguna manera nuestra escucha se transforme en cosas que la gente está demandando.

Debería ser, por un lado, el FA y, por otro lado, el gobierno, que se está reuniendo con las organizaciones para escuchar. Pepe el viernes me decía: “Nosotros tenemos un gran presidente. Porque sabe gobernar, tiene liderazgo, además tiene una gran virtud de escucha”.

En esa charla que tuviste con Mujica y en las anteriores, ¿te dejó algún deber?

No sé si me va a dar la vida para poder cumplir. Pero sí, me dejó. Él considera al FA la mejor herramienta política de Uruguay, pero también, como cualquier persona crítica -y él era especialmente crítico-, considera que tiene que tener transformaciones, y nosotros también. Ahora con un poco más de tiempo creo que podemos pensar en esas perspectivas más largas que Pepe nos proponía y nos dejaba como tareas. Una de ellas, sin duda, nuestra política exterior, los vínculos políticos del FA con el resto del mundo. ¿Qué papel puede jugar el FA en la discusión de la política de integración? Nos invitó a algo que repetía insistentemente: “Hay que pensar la política, hay que decidir políticas y ejecutarlas, pero hay que sentir con el pueblo. Hay que poder saber lo que siente el pueblo”. Y eso sólo hay una forma de saberlo: yendo a verlo. Eso es parte de “El Frente te escucha”. Una tercera cosa que sostenía es que el FA no es el gobierno, es el partido del gobierno. Entonces, tiene que haber un equilibrio claro entre las tareas que son del gobierno y las que son de la fuerza política, pero también privilegiar la coordinación entre el gobierno y la fuerza política, cosa que estamos tratando de perfeccionar.

A mí me dejó esas y otras tareas, y y yo me comprometí con él desde el principio a que iba a terminar este período en el FA y lo voy a terminar, como mínimo cumpliendo con algunos de estos objetivos, que tienen que ver con la formación política permanente, con la unidad estratégica del FA, con hacer un buen balance de este período y sobre todo una buena perspectiva para presentarla en el Congreso que viene.

Volviendo a Mujica y al vínculo del FA con la sociedad, uno de los últimos cruces de él fue con el movimiento sindical, cuando dijo que el PIT-CNT estuvo “de guampas caídas” en el gobierno de Lacalle Pou. ¿Cómo viste ese cruce y en general cómo fue el vínculo de Mujica con el sindicalismo?

El vínculo de Mujica con el movimiento sindical fue de muy buena calidad. Por supuesto, como cualquier vínculo de un presidente con un movimiento que defiende su clase, tiene discusiones, divergencia, conflicto. Pero pensemos que en ese período [de su gobierno] fueron los cinco años de mayor crecimiento salarial. Pensemos que en ese período se votó la ley de ocho horas para el trabajador rural, Uruguay fue el primer país en firmar el convenio vinculado al trabajo doméstico. Es decir, ahí hubo un vínculo de alta calidad. Es un período en el que la desigualdad cayó fuertemente. Fuimos mil veces a visitarlo [a Mujica]. Fui con Marcelo [Abdala, el actual presidente del PIT-CNT,] muchas veces. Una vez me acuerdo que había saltado un charco que había en la chacra y le dio un tirón en la pierna, y nos llamó y cuando nos recibió estaba amasando tortafritas con la pierna en alto. Y yo pensaba en ese momento: “¿A quién le puedo contar esto que me crea? ¿A quién le puedo decir ‘Encontré al presidente amasando tortafritas y a Lucía fritándolas?’”. Ahí discutimos fuerte sobre algunos temas, sobre la producción, pero era muy común que nos llamara.

Entonces, ese diálogo se podría decir que fue muy fecundo. Luego él tuvo diferencias vinculadas al plebiscito [de la seguridad social] y algunos otros temas, y dijo una frase que para mi gusto es injusta con su vínculo con el movimiento sindical, y también porque es injusta en términos reales. Porque la conflictividad no se puede medir sólo por días de paro, hizo bastantes paros el movimiento sindical. Hubo años de conflictividad importante, como 2023, pero se juntaron casi 800.000 firmas para derogar 135 artículos de la LUC [ley de urgente consideración], y eso es luchar. Y podremos estar de acuerdo o no con el plebiscito de la seguridad social, pero juntaron más de 400.000 firmas, y eso es luchar. De repente no es con mi agenda, pero es que la agenda del movimiento sindical nunca tuvo que ver con la agenda política de ningún partido. Puede tener más sintonía con los planteos de la izquierda que con los planteos de la derecha, y eso es razonable para cualquier dirigente sindical, aunque no vote al FA. Cualquier dirigente sindical debería preferir un gobierno del FA dialoguista que un gobierno conservador con el que después tenés problemas para llegar a convenios colectivos. Pero luego yo creo que el movimiento sindical resistió al gobierno de Lacalle, y lo hizo luchando.

Creo que en el balance el movimiento sindical le debe mucho a Pepe, como el propio movimiento sindical declaró, porque finalmente las peleas que podés tener son coyunturales, no pueden nublarte la lectura completa de tu vínculo. Y la lectura completa del vínculo Mujica-movimiento sindical es muy rica, llena de buenas cosas, de avances.

Un componente del liderazgo de Mujica tenía que ver con la cercanía con lo popular y con la llegada a todo el país más allá del área metropolitana, ¿ese capital político es transferible a otros liderazgos en el FA o por ahí pierde algo el FA que es difícil de recuperar?

El FA pierde. Pierde. Ningún partido en el mundo pierde un líder de este volumen y tiene el problema resuelto. Lo que digo es que tenemos liderazgos, una cantidad importante de liderazgos que pueden suplir un liderazgo individual. Ahora, si vamos a poder captar la totalidad, no tengo hoy la certeza. Lo que sí creo es que el FA, como construcción colectiva de 54 años, es capaz de superar que Pepe ya no esté. Porque Pepe ya no era candidato, no era el principal eje de campaña. Y Yamandú es un gobernante de cercanía, es una referencia ineludible de llegada al interior. Se están construyendo otros liderazgos, yo creo que el de Yamandú es muy claro por esos valores, pero porque además es un presidente que no pierde la calma, que tiene el rumbo claro.

Pero probablemente el FA tiene que asumir que no tiene ninguna posibilidad de tentarse por construir liderazgos del volumen de Mariano, de Danilo, de Tabaré, o de Pepe, de Seregni o de cualquiera de los fundadores; eso no lo vamos a poder hacer, podemos hacer una nueva generación de dirigentes.

El FA va a enfrentar en las próximas elecciones un liderazgo muy fuerte, el de Luis Lacalle Pou, que además nuclea a todos los partidos de la oposición actual, ¿cómo se le gana?

Bueno, hay que trabajar intensamente, como trabajamos en este período, para que no lo reeligieran. De hecho, toda la campaña del PN estuvo vinculada a reelegir un buen gobierno.

Pero el candidato no era Lacalle Pou.

Pero hablaba de su gobierno y lo ponían en las listas con la banda presidencial. Estuvo adentro de la campaña, visitando cada lugar del territorio, inaugurando obras hasta el último día. Jugó un papel determinante en la campaña. Uno podría decir que tuvo un rol más protagónico que [Álvaro] Delgado. Y perdió. Ahora, el FA tiene dos cuestiones: hacer un gran gobierno y tener la estructura política necesaria para enfrentar un aparato tan poderoso como el de los partidos tradicionales. Poderoso desde el punto de vista económico, pero sobre todo del poder. Si somos capaces de hacer estas dos cosas, el FA va a volver a ganar y va a construir un ciclo progresista mucho más largo del que imaginamos. Pero estas dos cosas tienen que suceder. Por un lado, el gobierno tiene que cumplir con las prioridades marcadas, por el otro, el FA tiene que hacer política. Y hacer política es escuchar, construir el proyecto nacional, generar nuevos sueños para las personas.

Nosotros no ignoramos la capacidad de liderazgo de Lacalle Pou. No lo hemos subestimado nunca. Sabemos valorar cuál es el peso que tiene en la coalición, lo respetamos. Pero al mismo tiempo nos respetamos. Sabemos que nuestra capacidad movilizativa es muy importante. Falta mucho tiempo, pero estoy convencido de que el gobierno va a ser de alta calidad y de que el FA va a mejorar toda su estructura territorial y vamos a quedar en esas condiciones.

La oposición ha dicho que no hay anuncios concretos del gobierno, que no hay una hoja de ruta clara. ¿Te preocupa el hecho de que se llegue a instalar ese discurso?

No, porque la gente no es tonta. La gente vio que se suspendió el proyecto Neptuno por 90 días. Hay una intención de no hacerlo porque es un proyecto dañino para Uruguay. Eso es una decisión de política. Llegó el gobierno y suspendió la reglamentación de la ley de medios porque consideró que era excesiva en relación a lo que la ley decía.

Pero eso es todo reactivo, responde a medidas del gobierno anterior.

No, nosotros tenemos que resolver los problemas que nos dejaron. En cada cajoncito que abrimos hay un problema enorme. Y no lo queremos colocar como excusa, pero abrís un cajoncito y les debés 160 millones de dólares a las empresas que construyeron el Ferrocarril Central. Abrís otro cajoncito y tenés deudas por 280 millones de dólares de ASSE [Administración de los Servicios de Salud del Estado], que todavía estamos viendo cuáles tienen crédito y cuáles no. Abrís otro cajoncito y te aparecen las deudas de la ANEP. Cada cajoncito que abrís son decenas y decenas de millones de dólares. El gobierno lo primero que tiene que resolver son los desastres que nos dejaron en algunas áreas, y eso lo está haciendo. Y al mismo tiempo proyectando sus iniciativas, y eso lo está haciendo. Puso en negro sobre blanco cuáles son las 63 prioridades.

Lo que tiene que hacer el FA es salir a explicar cuáles son las prioridades y cómo se van a ejecutar, y en los próximos meses no va a haber una andanada de promesas o de anuncios, porque nos anunciaron el TLC [tratado de libre comercio] con China no sé cuántas veces, pero luego no hay ni una letra. Nos anunciaron un TLC con Turquía. No hay una letra. La primera salida de nuestro presidente Orsi a Panamá fue para colocar arroz en el mercado de Centroamérica. Y esto es la revolución de las cosas simples. Es que Cristina [Lustemberg, ministra de Salud Pública,] está trabajando para que haya medicamentos, para que los tiempos de espera en especialistas sean menores. Es que el Ministerio de Industria se está preocupando por la situación en la que quedó Ancap para colocarlo otra vez como empresa pública potente. Si todavía no se ve en toda su dimensión, se va a ver en el resto del año. Y a partir de ahí, yo creo que el gobierno del FA va a ser arrollador.

Una de las prioridades son las transferencias a las familias que tienen niños y niñas, porque la pobreza infantil es lo primero que tiene que atacar un gobierno de izquierda y sensible. Si hay trabajadores ganando menos de 25.000 pesos, eso es lo que tiene que atacar un gobierno de izquierda y sensible. Y este gobierno es de izquierda y sensible. Podrá cometer errores como cualquier gobierno, pero tiene una dirección y un rumbo claros. Hay una cantidad de cosas bien hechas y hay un intento de colocar la idea de que no estamos avanzando, y Uruguay está avanzando y va a avanzar.

Uno de los temas más importantes de este año va a ser la discusión presupuestal, ¿cómo se está involucrando el FA en esa discusión?

Vamos a acompañar la discusión colocando las prioridades del gobierno, por un lado, en el Parlamento a través de nuestras bancadas, pero también en la sociedad por medio del FA. El FA tiene la necesidad de explicarle a la sociedad todo lo que se define en esa ley. En la medida en que nuestro pueblo entienda que esa ley no sólo aumenta los salarios públicos, sino que define las políticas públicas de los próximos cinco años, vamos a lograr seguramente encolumnar decenas de miles de uruguayos detrás de objetivos concretos que les van a cambiar la vida. Ahí hay una parte. Otra parte de la discusión es la negociación colectiva, hay una ronda casi completa de Consejos de Salarios. Una de las prioridades es que los salarios mejoren en este período de gobierno y particularmente que mejoren en forma más amplia para aquellos que ganan menos de 25.000 pesos.

¿Los lineamientos del Ejecutivo van a apostar a la recuperación salarial en la próxima ronda de Consejos de Salarios?

Claramente tiene que haber crecimiento salarial, sobre todo, insisto, en los salarios menores a 25.000 pesos. Yo creo que ahí hay madurez en la negociación colectiva para encontrar mecanismos que atiendan esta circunstancia. Tiene que haber crecimiento del país; el último año creció 3%, se espera que este año crezca por encima del 2%. Hay que encontrar los mecanismos para seguir creciendo a ese ritmo, y todos estos objetivos van a ser cumplidos.

Fernando Pereira.

Fernando Pereira.

Foto: Alessandro Maradei

Luces y sombras de las elecciones departamentales para el FA

¿Qué balance hacés de las elecciones departamentales?

Ganamos la Intendencia de Montevideo y seis municipios, mejorando en un municipio [respecto de las elecciones anteriores]. Ganamos la Intendencia de Canelones por un amplio margen. Ganamos Río Negro, que lo habíamos perdido en la elección anterior. Estamos disputando Lavalleja, que creemos que la vamos a ganar o tenemos esa esperanza. Esto en sí mismo es un resultado global que podríamos decir positivo. Lo que no quiere decir después no medir, no analizar cuáles son los fenómenos que en muchos departamentos hacen que ganen personas que por lo menos tienen problemas con la justicia o los han tenido, cuál es el fenómeno que nos hace perder votos entre octubre y mayo en distintos departamentos, por qué crecimos en otros. Esto requiere evidencia, estudiar. Requiere de pensamiento político estratégico y, sobre todo, tener una percepción política compartida.

Hay dos o tres realidades que tenemos que poder analizar. Los aparatos de los partidos tradicionales, pero particularmente el PN, económicamente son imbatibles. La cantidad de miles de personas a las que les pagan un jornal para repartir listas...

Pero eso se aplica a las elecciones nacionales también y sin embargo...

Sí, es verdad. Pero dedican más aún [en las departamentales] que en la elección nacional. Si uno iba a Maldonado no veía otra cosa que carteles del PN, y nosotros sabemos lo caro que es colocar un publicartel. Entonces, el poder económico es una parte. Otra parte es el clientelismo: te doy un trabajo y te hago sentir que me debés.

Mencionaste esto en varias entrevistas esta semana, pero las dos cosas, el poderío económico y el clientelismo, ubican la responsabilidad en los otros, ¿qué hay para decir en términos de autocrítica desde el FA?

Primero hay que ver cuáles son los puntos de partida. En términos económicos, ellos son el Real Madrid y nosotros La Luz. Eso es así.

¿Por qué? ¿Por el financiamiento privado? Porque en términos de financiamiento público, el FA en realidad...

Es así porque el financiamiento público es muy pobre para la elección municipal. Y eso hay que cambiarlo, yo lo he hablado con Yamandú. Yamandú tenía razones, que no se podía hacer ese cambio en plena transición; yo también lo entendí así, pero es cierto que hay que pagar el voto lo que vale el voto nacional. Si no, no hay forma de hacer una campaña potente desde ninguno de los partidos con menos recursos. Y ellos obtienen recursos del sector privado. No sé cómo lo van a documentar ahora, pero son decenas de millones de dólares en la campaña de todo el país.

Sin embargo, en sus declaraciones de las elecciones de 2024 el PN informó ingresos en la campaña menores al FA.

Pero habrá que investigar, uno sabe lo que vale un minuto de televisión y las pocas veces que se ha estudiado siempre nos gana [pone más publicidad]. Y resulta que cuando vamos a presentar las declaraciones, estamos más o menos iguales. Algo está mal, ¿no?

También hay datos que evidencian las encuestas previas y varios focus group que hicimos y que nos dan herramientas para pensar. Pero bueno, obviamente primero lo voy a plantear adentro del FA, que no es para hacer una autocrítica sangrienta, es para entender este proceso electoral, cómo lo acompañamos con la organización adecuada, porque quejarnos de esto... Algo lo vamos a mejorar con el ingreso por concurso o por sorteo, pero luego hay muchas formas de ser clientelar, de tener punteros, de tener distribuidores de lista, de hacer colocar carteles con la gente que trabaja tercerizada con las intendencias. Esto la gente en los pueblos lo sabe. Yo no estoy inventando nada. Pero luego nosotros tenemos cosas para hacer. Esto no es autocrítica, es cómo preparamos al FA para competir de mejor manera en las elecciones municipales y departamentales, con todas estas contrariedades. Y eso supone un plan.

¿Cuáles son las principales debilidades del FA en el interior del país?

El FA en 50 años logró ser el partido más nacional que tiene Uruguay. Luego tiene un déficit, porque por un lado es lo que yo he explicado, el sistema clientelar en cualquier parte genera desviaciones de todo tipo, pero el día que pierde, pierde. Yo creo que están muy cerca de perder. Estoy seguro de que en algún momento la gente se va a agobiar de este modelo. Pero nosotros tenemos que estar preparados con nuestros cuadros para poder ejercer la intendencia y dar confiabilidad de que podemos gobernar. Hay que trabajar en un Instituto de las Ciudades, que piense cada departamento en particular, y lo vamos a construir.

¿Sería un instituto del FA?

Del FA. Que piense claramente cada departamento, con quienes viven en ellos, pero también con asesoría de quienes ya han gobernado ahí y en otros departamentos. No sólo construir un plan de gobierno común, sino que la gente vea que se puede gobernar de otra manera.

Un frenteamplista de Tambores mandó un mensaje a distintos grupos del FA después de las elecciones departamentales en el que dice que el FA muchas veces no sabe interpretar los aspectos culturales del interior del país y que mucha gente del interior no lo vota porque siente que cuestiona sus tradiciones. ¿Cómo analizás esa dimensión cultural?

Bueno, en primer lugar, tiene razón. Pero también es verdad que ha ido cambiando... No sé, nosotros ganamos en 12 departamentos. Pero es verdad que hay identidades, valores identitarios que en el FA los tenemos que tener muchos más conocidos, mucho más apreciados, porque si no terminamos cuestionando formas de vida que son tan legítimas como las que tengo yo. “El Frente te escucha” eso lo documentó bien, Yamandú esto lo tiene claro, porque ese informe se lo dimos y además especialmente le colocamos atención en este tema de que la gente del interior más profundo siente que Montevideo la subestima. Y muchas veces será real y otras no, pero si lo siente, lo siente. Pepe decía: “Hay que pensar la política, pero sentir con el pueblo”, y si el pueblo está sintiendo eso, algo estamos haciendo mal.

Hemos logrado avanzar, sino no hubiéramos ganado en 12 departamentos y sido la segunda fuerza en siete, pero después en lo territorial ellos llegan con un discurso muy localista que obvia la circunstancia nacional y se dedican a pensar el lugar, el territorio, y eso nosotros también lo tenemos que hacer. Es parte de esta reflexión colectiva que nos permita llegar a quienes queremos llegar, porque finalmente nuestro partido se debería sentir más representativo de sectores de la sociedad que hoy no nos están votando y que tienen el mismo anhelo que nosotros de un país con mayor justicia social. Hay gente que medita el voto y quiere encontrar en el FA una sensibilidad que le sea compatible, una percepción compartida entre el FA y quienes viven ahí. Y si nosotros no sintonizamos bien con los militantes del FA de esos territorios, imaginemos con el que no le gusta el FA.

Hay departamentos, como Rocha o Florida, donde los militantes frenteamplistas estaban convencidos de que iba a estar parejo y en cambio hubo una victoria contundente del PN. ¿Qué te parece que explica estos resultados?

Bueno, hay que buscar evidencia, pero las encuestas que acá teníamos no nos daban ganando más que en Río Negro y compitiendo en igualdad en Lavalleja. Y nosotros con honestidad planteamos este tema, que no implica para nada hacerlo público, pero no hay ningún departamento donde no lo hayamos dicho. No masivamente, sino a quienes les tocaba conocer estos datos. Esperábamos tener un resultado más cercano en Rocha, pero en todas las encuestas estábamos abajo. Esperábamos tener un resultado más cercano en Florida porque creemos que hemos hecho un proceso ahí muy positivo. Sin embargo, no se dio. Probablemente pesen otros factores, incluso de liderazgo. Eso hay que poder medirlo también, por algo cambiaron de candidato. Nosotros tenemos encuestas de diciembre en Florida en las que ganábamos. Varias, no una.

¿La vuelta de Carlos Enciso inclinó la balanza?

Hay que estudiarlo, porque los liderazgos son liderazgos.

El problema es no escandalizarse y analizar con sobriedad los resultados. El FA va a ser el partido más votado de Uruguay, también en esta elección. Desde 1999 para acá es el partido más votado. Luego, si pudiéramos haber votado más, yo pienso que sí, y que claramente nos faltó transmisión. No es un problema comunicativo, es un problema político, de haber transmitido cosas más a tiempo del FA al resto de la sociedad, y estas identidades culturales. Si el PN interpreta mejor a la población de un lugar y saca una mejor votación, no nos quejemos del pueblo, quejémonos de que no estamos interpretando bien el sentir departamental. Muchas veces esos sentires tienen que ver con costumbres, tradiciones, formas de vida que nosotros no podemos caer de afuera a cuestionar.

En Montevideo y Canelones, el FA retrocedió en votos, ¿esta situación preocupa?

Hay una señal que nos dio la gente que tiene diferencias en términos de limpieza y movilidad. Básicamente esto es lo que indica el monitor que mide la propia intendencia.

Eso aplica a Montevideo, pero no a Canelones.

En Canelones nosotros fuimos con una candidatura única, muy potente, pero nos faltó un trazo de campaña para que fuera un compañero más conocido aún, y aun así, la diferencia contra toda la coalición sumada son 10 puntos. Yo me niego a no celebrar que ganamos Montevideo por cerca de 10 puntos y que ganamos Canelones por cerca de 10 puntos. Si después tenemos que llegar al 54%, vamos a trabajar para llegar al 54%. En Canelones en la próxima elección vamos a votar mejor, porque Pancho Legnani fue tremendo candidato, pero todos somos conscientes de que va a ser tremendo intendente. Pancho acumula su experiencia como funcionario municipal, su experiencia en el primer gobierno de Marcos [Carámbula], su experiencia de secretario general en toda la etapa de Yamandú y ahora esta candidatura. El gobierno de Legnani va a hacer maravillas, con lo que, además, va a ser la persona más conocida del departamento. La próxima elección probablemente va a haber ahí una votación histórica. Si uno levanta una figura como Pancho y la logra sostener en el tiempo, tiene un cuadro de proyecciones muy grande.

Si en Montevideo mejoramos nuestra gestión en algunas áreas, sobre todo en estas que yo mencioné, y profundizamos las políticas en otras, va a volver a crecer, porque la gente es verdad que no nos votó, pero tampoco esos votos se trasladaron a la coalición. Esos votos pasaron a estar en blanco y anulados, y nos van a volver a dar la oportunidad de votar el FA. Ahora, el FA no se va a quedar sólo en las celebraciones, va a hacer un análisis profundo de todo el proceso electoral y de cuáles son los cambios que se precisan también en Montevideo. Nadie puede pensar que se puede seguir con ocho municipios que se identifican por letras. Yo votaría encantado que mi municipio se llamara Jacinto Vera, Goes, la Aguada. ¿Cómo va a haber un gobierno de cercanía en un municipio que tiene 200.000 personas?

¿Habría que crear más municipios en Montevideo?

Sí, y con cercanías e identidades. Yo la verdad que sentía mucha envidia por los que militaban en municipios con nombre.

¿Orsi está de acuerdo con esto?

No lo sé, pero el FA estoy convencido de que está de acuerdo. Es un tema que tengo que conversar con Yamandú y con otros, pero me doy cuenta, porque soy de Montevideo, vivo y amo Montevideo, de que no tengo identidad con esa letra. Entonces, bueno, el FA lo tendrá que discutir, pero claramente hay que ir a más municipalización de Montevideo.

El 20 de mayo y los discursos de odio

El martes es la Marcha del Silencio, ¿qué tiene por hacer el gobierno del FA en materia de verdad, memoria y justicia?

Hubo señales claras del gobierno de Yamandú y también de Carolina [Cosse], que en su trayecto del Palacio Legislativo a la Torre Ejecutiva [en la asunción presidencial] pararon a saludar a Familiares. Eso simbólicamente es el gobierno del FA comprometido con la búsqueda, comprometido con la verdad y la justicia. Luego, una de las primeras reuniones de Yamandú fue con Madres y Familiares, y seguramente en poco tiempo va a haber anuncios. Sé que nuestro gobierno va a estar muy comprometido con la búsqueda, con la verdad, con la justicia y con los reclamos de Familiares, porque son reclamos más que legítimos, porque han pasado cuatro décadas y todavía no hemos podido encontrar sus restos. Se están buscando en distintos lugares; lo increíble es que todavía haya gente viva que sepa dónde están y no lo diga. Es de una crueldad, de una miseria... pienso que mucha de la información [que se proporciona] termina siendo de gente que no quiere ser tan miserable, que no quiere vivir con esa injusticia colocada dentro del cuerpo. Hay una parte en la que el gobierno puede hacer cosas y hay otra parte donde dependemos mucho de que ese pacto de silencio que hicieron se rompa, y ojalá se rompa.

¿Los anuncios van a ir en línea con lo que ha pedido Familiares?

Los anuncios son del gobierno. Yo dirijo el FA, que ya es mucho.

¿Cómo ves el fortalecimiento de discursos que niegan o relativizan la dictadura en la región pero que también están presentes en Uruguay?

Son minoritarios, pero no por ser minoritarios tendríamos que dejar de preocuparnos. Hoy es absoluta mayoría la que cree que en Uruguay hubo un golpe de Estado, un terrorismo de Estado que llevó a la muerte, al asesinato, a la desaparición y a la tortura de personas. Pero no deberíamos dejar de dar ese debate porque tiene que ver con la memoria, tiene que ver con la justicia y tiene que ver con que no triunfen los discursos de odio, que hay muchos, por distintos motivos que uno ni sabe.

La casa que tengo en el balneario Buenos Aires me ha costado 50 fotografías, adentro del supermercado, tomando sol o pescando con una caña. ¿Por qué quieren generar su odio hacia mí? Yo no soy terapeuta, pero creo que hay muchas personas que necesitan ayuda, que cultivan un odio que no tiene que ver con la sociedad uruguaya, con la forma de convivir que tenemos los uruguayos. Yo al balneario voy como uno más, a la playa que van los demás. Sólo voy a José Ignacio si hay viento. Pero voy diez días en el año. ¿Por qué ese hostigamiento?

¿Ves ahí un cambio respecto de lo que estábamos acostumbrados en Uruguay?

Sí, tremendo cambio, que es de códigos. Y ojo cuando cambian los códigos de vínculos entre los partidos, y entre los partidos y la sociedad. Porque este país se caracterizó mucho por cuidar y diferenciar con claridad lo que es la actividad política de lo que es tu actividad privada. No puede ser que mi compañera no se pueda sentar al lado mío en la playa por temor a que le saquen una foto. Es hacerla perder libertad. Los que hablan de libertad generan la pérdida de libertad de mi compañera, de mis hijos. ¿Por qué pueden hacerles eso a personas que no están ni siquiera militando en la actividad política, que son simplemente familiares míos? Si yo no se los hago.

Cuando me dicen que no laburo, me viene una indignación... Más que a mí, a mi mujer, porque me ve trabajando 12 horas hace 20 años. Eso incluye sábados, domingos y feriados... Entonces, los diez días que voy al balneario, ¿por qué no me dejan pescar en paz? ¿Por qué pueden sacar todos los días un tuit mentiroso de una casa de 750.000 dólares que no tengo, si tengo un rancho de madera que quiero en pila y que lo quiero proteger, pero es un rancho de madera? ¿Cuál va a ser la guerrilla? ¿Sacarles una foto a ellos en la playa a la que van?

¿Hasta cuándo vas a estar en la presidencia del FA?

En 2026 terminaría este período y ahí hay elecciones.

¿Te vas a presentar nuevamente si tenés apoyos?

Sí, si hay apoyo, sí. Por ahora veo que hay. El FA tiene que apoyar el proyecto que estoy presentando, que es colectivo, tiene que comprometerse con toda esta gestión y, si eso fuera así, yo también estoy. Y si no, hay otras cosas bonitas también. Ir a pescar, pero con menos fotos.