Era pasada la medianoche. El proyecto de ley de Rendición de Cuentas se había estado discutiendo durante todo el martes en la Cámara de Diputados. Ya era miércoles, y el diputado Álvaro Perrone no había hablado todavía para despejar la única incógnita de la jornada: si Cabildo Abierto daba los votos para aumentar el tope de endeudamiento y para autorizar partidas para pagar gastos de 2024 de la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE) y del Ferrocarril Central.

La incógnita, sin embargo, no alcanzaba al coordinador de bancada del Frente Amplio (FA) en Diputados y principal negociador de la Rendición de Cuentas, el legislador del MPP Mariano Tucci. Según supo la diaria, hacía por lo menos una semana que tanto Tucci como el coordinador de bancada del Senado, Daniel Caggiani, sabían que tanto Perrone como el suplente cabildante de la diputada Silvana Pérez Bonavita –la titular no asistió al plenario por motivos de salud– darían sus votos. Así se lo transmitió a Tucci el secretario de Presidencia, Alejandro Sánchez, después de reunirse con Perrone en la Torre Ejecutiva. En ese encuentro, Sánchez le manifestó a Perrone la necesidad que tenía el gobierno de que el proyecto se aprobara con todos sus artículos, y el diputado cabildante comprometió tanto sus votos como los del suplente de Pérez Bonavita, Gastón Roel Bottari.

De todos modos, la posibilidad cierta de la primera victoria negociadora del gobierno de Yamandú Orsi se mantuvo en reserva. Muchos legisladores del FA no estaban al tanto de la voluntad de Cabildo Abierto de acompañar los artículos en cuestión. Y además, la coordinación oficialista en Diputados tampoco daba como 100% seguro el voto cabildante. Durante la comparecencia de las autoridades del Ministerio de Economía y Finanzas a la Comisión de Hacienda integrada con Presupuesto que trató la Rendición de Cuentas, Perrone pidió un cuarto intermedio, molesto porque no tenía lugar para sentarse. Luego, cuando le tocó hablar, consultó sobre las deudas del Ferrocarril Central y de ASSE, “qué tan sensibles son, qué servicios afectarían en ASSE no poder cumplir con esas deudas, y cuál es el tiempo de atraso que tienen las facturas de esos proveedores”. Y nada más. Perrone no votó en la comisión porque no la integra, y ni siquiera blancos y colorados sabían qué haría, como lo admitieron explícitamente antes de la votación.

Oposición, racionalidad, circo

“Que yo sepa hoy no hay ninguna coalición, hoy hay partidos en la oposición. Hoy no formamos ninguna coalición para oponernos a nada”, declaró en marzo el líder de Cabildo Abierto, Guido Manini Ríos, a pocos días de iniciado el gobierno de Orsi, en una entrevista con Doble click, de radio Del Sol. El miércoles, molesto por las críticas de blancos y colorados contra Perrone por haber votado los artículos controvertidos de la rendición, Manini Ríos se despachó en su audición radial contra los partidos tradicionales por hacer “circo para mostrarse más opositores”. Y un día después, en su cuenta de X, el líder cabildante cobró varias cuentas del período de gobierno de Luis Lacalle Pou: cuestionó que no se hayan cambiado los programas de estudio que “tuercen la mente” de los niños, dijo que desde los partidos tradicionales “defienden y militan la ideología de género” y que “permitieron que continúe la venganza por el pasado reciente”.

Además, en su audición Manini adelantó que en el Presupuesto Cabildo Abierto votará lo que “entiende que es bueno para el país” y que su partido no tiene “ningún tipo de compromiso”. Dijo que se buscará que “haya soluciones para el tema de la seguridad” y que se encare la situación de las cárceles, el desafío demográfico y temas relacionados con “la familia”.

La tónica de la oposición cabildante también se marcó en un editorial del semanario La Mañana publicado el miércoles, titulado “La racionalidad de la política y ese fuerte viento que sopla”. En él se señalaba que “han pasado poco más de 100 días de gestión, que no han sido suficientes para vislumbrar los contornos de una nueva etapa política que deberá conciliar proyectos de transformación con acuerdos imprescindibles”. “La racionalidad política, en este marco, aparece como condición necesaria para la gobernabilidad en un país que mira con prudencia el porvenir y que debe alejarse de cualquier tipo de polarización que no sea proclive a los consensos”, añadía la columna.

Destacaba también positivamente que “el nuevo gobierno liderado por Orsi ha tenido un inicio con tónica moderada, apostando por transmitir una imagen de serenidad, apertura al diálogo y priorización de los problemas estructurales: el empleo, la seguridad social, la educación y la inserción internacional”. Agregaba que “en estos cien días, el Ejecutivo ha querido restaurar en la opinión pública una visión más planificadora del Estado, sobre todo a través de la figura de Gabriel Oddone, quien, liderando el Ministerio de Economía, ha contribuido a dotar de solvencia técnica al discurso oficial, a pesar de las críticas internas del Frente Amplio”. “Oddone ha planteado con claridad los desafíos fiscales y productivos que enfrenta el país, sin caer en simplismos. El enfoque gradualista, la revisión de prioridades presupuestales y los primeros pasos hacia una reforma tributaria progresiva han sido bien recibidos por los mercados”, se evaluaba en el artículo.

“En este punto, el papel de la oposición cobra una relevancia fundamental. La responsabilidad de los partidos que hoy ocupan las bancas de la oposición (Partido Nacional, Partido Colorado, Cabildo Abierto) no es menor: se trata no sólo de controlar y criticar, sino de contribuir a una arquitectura política funcional. En Uruguay, la cultura de acuerdos interpartidarios tiene antecedentes valiosos, y este nuevo ciclo podría consolidar esa tradición”, destacaba la columna. E insistía en cualidades positivas de Orsi, marcando que buscó “evitar el tono de la confrontación constante, reconocer los logros de la administración anterior y tender puentes legislativos”.

El artículo concluía que “es evidente que esta racionalidad técnica necesita complementarse con una racionalidad política, que es más difícil de alcanzar cuando no se cuenta con mayoría en la Cámara de Diputados y cuando algunos actores políticos no dan la talla”. Fue exactamente el mismo término que utilizó el secretario de Presidencia, Alejandro Sánchez, quien en declaraciones a El País consideró que hay “una oposición intransigente, irracional, y una racional con la que se puede hablar y nos podemos entender”.

Botana: “Todo se dio vuelta con la presencia del Ejecutivo”

Cuando comenzó la legislatura, el Frente Amplio (FA) tenía expectativas de conseguir los dos votos que le faltaban en Diputados entre los socios de la Coalición Republicana (CR) y, en particular, en algunos sectores del Partido Colorado. Consideraba al líder de Identidad Soberana, Gustavo Salle, como poco confiable, y de hecho Salle votó en contra de todo el proyecto de Rendición de Cuentas, después de hablar del imperialismo y la dependencia externa.

Sin embargo, las primeras señales en la negociación parlamentaria no fueron auspiciosas para el gobierno y para el FA. En abril, el oficialismo logró conseguir un voto extra de un diputado blanco para crear nueve municipios antes de las elecciones departamentales, pero le faltó un apoyo para que la iniciativa se convirtiera en ley. Tampoco consiguió los votos para aprobar los aportes de activos y pasivos previstos por el Ejecutivo en la reforma de la Caja de Profesionales, aunque el tema se sigue negociando en el Senado. Y esta semana, blancos y colorados tampoco dieron los votos en el plenario –ya no los habían dado en comisión– para aprobar un punto clave para las cuentas públicas: el aumento del tope de endeudamiento a 3.450 millones de dólares, y las partidas para ASSE y el Ferrocarril Central.

El día de la votación de la Rendición de Cuentas, el martes, el Partido Colorado le pidió una reunión al coordinador frenteamplista Mariano Tucci, para plantear cambios al artículo del proyecto que prorrogaba la habilitación otorgada al Fondo de Garantía para garantizar créditos de las empresas con proyectos aprobados por el Programa Habitacional Entre Todos. El FA votó esos cambios propuestos por los colorados negativamente en primera instancia en el plenario, y luego afirmativamente. Pero esto no sirvió para acercar posiciones en los otros artículos del proyecto.

Para el senador nacionalista y economista Sergio Botana, no fue posible lograr acuerdos en esta instancia porque el gobierno “agredió” a la oposición cuando se refirió al estado de las cuentas públicas después del gobierno de Luis Lacalle Pou. “El gobierno tiene que aprender un poco. Si el gobierno necesita los votos de la oposición, jamás puede agredir a la oposición, con críticas además bastante infundadas”, cuestionó Botana.

El senador dijo a la diaria que “el Uruguay entero sabe que el gobierno pasado manejó las cuentas públicas con responsabilidad, que la austeridad reinó, entonces, no se puede generar desconfianzas”. Afirmó que el gobierno pasado no pagó las cuentas del Ferrocarril Central porque entendía que “no se debía pagar esa cifra”, y aseguró que “si hubo un año en el que no hubo carnaval electoral fue en la administración pasada”.

El senador nacionalista consideró que al principio del tratamiento de la rendición había “un ánimo positivo” en la oposición “respecto de acompañarla, de votar la gran mayoría de los artículos”, pero “todo se dio vuelta con la presencia del Ejecutivo” en el Parlamento. “Ahí fue que empecé a percibir un cambio de posición. O sea, los legisladores de la oposición se sintieron agredidos por las posiciones del gobierno. Me da la sensación de que todo hubiera sido votado salvo esos 144 millones de dólares que se reconocieron como gasto que había que asumir frente a las empresas del Ferrocarril Central”, afirmó Botana.

El senador nacionalista opinó que el gobierno “debe cambiar” su actitud y destacó en ese sentido la reunión que hubo esta semana por la Caja de Profesionales con las autoridades del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), que fue “de buen diálogo, de entendimiento, de asunción de responsabilidades”. “Este es el clima en el cual tenemos que trabajar”, resaltó. Advirtió que “una oposición destructiva le puede hacer muchísimo daño” al país, “podemos terminar perdiendo muchas de nuestras instituciones, por lo cual el sistema político debe actuar con madurez” y ser “incansable en la búsqueda de los entendimientos, en la búsqueda del mejor clima”.

Sobre la posición que adoptó Cabildo Abierto, dijo que lo sucedido “no fue bueno” y que “no cayó bien” en el Partido Nacional ni en el Partido Colorado. Esto quedó claro con las críticas posteriores; el diputado colorado Gabriel Gurméndez incluso sugirió en un posteo en la red social X que Perrone se comportó como Judas. “El clima de mutuo respeto y de respeto de los espacios, me parece, es bueno preservarlo por parte del gobierno. Y bueno, nunca le hace bien a un partido pasarse de bando, ¿no?”, comentó Botana. De todos modos, consideró que se trató de “un hecho puntual” y “extraño”, porque “Cabildo ha trabajado bien dentro de la oposición”.

“En estas cosas cada uno tiene libertades y tiene compromisos para sopesar, y las conductas de cada quien son las que determinan también la vigencia de los acuerdos y hasta las propias posibilidades de representar a alguien en el futuro”, evaluó Botana. Dijo que aunque no funciona una mesa de coordinación formal en la coalición, sí se producen reuniones de coordinación, y consideró que es más fácil mantener la cohesión de la coalición siendo oposición que siendo gobierno.

Caggiani: “Algunos integrantes de las oposiciones vienen corriendo el límite”

El jueves, en la diaria Radio, el politólogo Daniel Chasquetti comentó que no recordaba “que el Parlamento le haya negado nunca al Ejecutivo, por lo menos del 85 para acá, aumentar topes de endeudamiento”. En la misma línea, el exsenador frenteamplista Enrique Rubio afirmó en una columna publicada en la diaria el jueves que no recordaba “que en los últimos 40 años alguna vez el Frente Amplio se opusiera al incremento del tope de deuda solicitado por el gobierno de turno, no votándolo, porque eso hace a los intereses del país, constituye una cuestión de Estado y de gobernabilidad, máxime si se trata en parte de pagar obligaciones y compromisos asumidos en años anteriores”.

A Daniel Caggiani, coordinador de bancada del Senado, también lo “sorprendió” la actitud de la oposición, ya que “por primera vez en la historia” no aprobaron “los artículos de la Rendición de Cuentas” referidos a “problemáticas asociadas a la actividad del gobierno anterior”.

Respecto de los señalamientos de Botana a la actitud del gobierno, Caggiani dijo a la diaria que “excusas para no acordar siempre hay, y mimosos hay en todos lados”, pero cuestionó que en la campaña electoral todos los partidos políticos “nos pasamos hablando de que era necesario tener algunos puntos de entendimiento en algunos temas” y en el caso de la rendición, que es donde “de repente tenemos menos diferencias en términos de lo que significan estos instrumentos”, no se acompañaron artículos clave.

Caggiani cuestionó que hay “algunos integrantes de las oposiciones” que “siguen en campaña electoral” y consideró un “disparate” lo dicho por el secretario general del Partido Colorado, Andrés Ojeda, al programa radial En perspectiva, acerca de que la oposición “cogobierna”. “Nunca el Frente Amplio tuvo una actitud tan mezquina y tan soberbia. A Yamandú lo eligieron 1.200.000 personas, y creo que en cierto sentido se está desconociendo la legitimidad electoral”, cuestionó. Acotó que si se está proponiendo que el Partido Colorado participe en el gobierno, “debería haber un planteo serio”.

Respecto del no voto al tope de endeudamiento, evaluó que “algunos integrantes de las oposiciones vienen corriendo el límite” y que hay “actitudes que a menos de 120 días de comenzar un gobierno la verdad que llaman mucho la atención, no es propio de la mejor tradición democrática uruguaya”.

De cara a la negociación por el Presupuesto, aseguró que el FA va a conversar “con todos”. Apuntó que hay “una diversidad de expresiones y de necesidades”, que en el presupuesto se conversan “aspectos que hacen al desarrollo del interior del país, no solamente temas sectoriales”, y se mostró confiado en que el oficialismo podrá lograr “apoyos cruzados, en algunas áreas, de un partido, en otras, de otro”. Recordó que algunos de los objetivos que se plantearán en el Presupuesto, como “el ataque a la pobreza infantil y la mejora del salario y del ingreso”, son compartidos por todos los partidos políticos, y aseguró que las contrapropuestas que se presenten serán “motivo de análisis”.