El jueves, el directorio de la Junta de Transparencia y Ética Pública (Jutep) anunció que no encontraba incompatibilidad en que el doctor Álvaro Danza ocupara el puesto de presidente de ASSE y ejerciera la medicina en mutualistas. La resolución habilita la permanencia de Danza al frente del organismo público, pero, de todos modos, la ministra de Salud Pública, Cristina Lustemberg, le solicitó que supendiera sus actividades en el sector privado.

La oposición, que sostiene la posición contraria y reclama desde hace meses la salida de Danza (que también tiene otros cargos en la Universidad de la República), mostró su disconformidad con la decisión de la Jutep en términos muy duros, a la vez que el integrante nacionalista del directorio de la Junta dejó en claro que no había apoyado la postura de la mayoría.

En este contexto, el independiente Gerardo Sotelo no sólo interpelará a Lustemberg, tal como había anunciado la Coalición Republicana, sino también al titular de Educación y Cultura, José Carlos Mahía, dado que es su cartera la que se vincula formalmente con la Jutep.

Esta politización de un organismo que fue concebido para resolver disputas desde una perspectiva más amplia no ayuda a la convivencia democrática, dice nuestro editorial.

En estas horas, además, se anunció que el Ministerio de Salud Pública inició una investigación por las compras de ASSE a la mutualista Círculo Católico en la pasada administración. Quien estuvo al frente de ASSE durante el gobierno de Lacalle Pou, el nacionalista Leonardo Cipriani, trabajaba para la mutualista antes de asumir el cargo público y retomó el vínculo laboral hace unas semanas, lo que le pareció poco serio incluso a algunos de sus correligionarios.

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